Xalapa, Ver.- Felipe Capitaine, padre de Enrique Capitaine, uno de los cinco jóvenes acusados de abusar sexualmente contra la joven Daphne Fernández, dijo que demandó penalmente a Javier Fernández (padre de la chica) y a Ricardo Fernández Rivero –dueño de los cafés La Parroquia– por los presuntos delitos de extorsión y privación ilegal de la libertad.
Y es que, a juicio de Capitaine, los presuntos violadores, conocidos como ‘Los Porkis’, fueron obligados a grabar un video en el que aceptaron su responsabilidad en el abuso de la menor.
En entrevista con Radio Fórmula, Felipe Capitaine negó que su hijo –con orden de aprehensión ya liberada– hubiera huido al extranjero o se encuentre escondido en Houston u otra ciudad de Estados Unidos como especularon varios medios de comunicación.
Señaló que todos los jóvenes involucrados en el escándalo se encuentran en territorio veracruzano, pero no especificó dónde, y precisó que este martes él y los otros padres de los acusados asistirán al estudio de la radiodifusora para demostrar que el señor Javier Fernández les exigió un millón de pesos para una supuesta fundación.
“Les podemos demostrar una a una todas las mentiras que estas gentes (sic) han dicho y nosotros estamos dispuestos a hacerles ver la verdad”, expresó Capitaine, y señaló que en la querella está incluido el empresario restaurantero Ricardo Fernández, porque supuestamente fungió como mediador en el intento de extorsión.
El abuso sexual contra Daphne Fernández ocurrió en enero de 2015, sin embargo, la denuncia fue presentada hasta mayo, y el caso trascendió a la opinión pública hace apenas dos meses.
Daphne Fernández sostiene que fue abusada sexualmente en una residencia del lujoso barrio de Costa de Oro, y semanas atrás difundió una carta en las redes sociales dirigida a sus victimarios y a la opinión pública, donde deplora el desprestigio del que ha sido objeto en Internet y entre la sociedad de la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río.
“Muchos de mis amigos y muchos de mis conocidos dudaron y me juzgaron (antes de que salieran los videos), y aun con los videos siguieron o siguen criticando, algunos otros optaron por poner estados neutrales como… ‘no sabemos la verdad, no hay que juzgar’. ‘No sabemos si son inocentes o no’, ¡por favor!, si hubieran querido ayudar o ponerse en una posición neutral mejor no hubieran puesto nada, eso sólo me lastima más, ya que al poner ‘no sabemos si son inocentes o no’, yo sentía una patada en el estómago de saber que claro que no son inocentes, de saber que ellos saben la verdad, ellos saben lo que pasó esa noche y aun así siguen mintiendo”.
En su misiva, la estudiante de preparatoria de un colegio privado recrimina que a un año del abuso sexual en el que estuvieron involucrados Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta, todos los días siguen pensando en inventar “mil tonterías”, pero en su conciencia quedarán “de por vida” las huellas del abuso sexual.
“Es aterrorizante y muy deprimente para mí el hecho de que ahora digan que es político, que nos dieron dinero, que estamos extorsionando. ¡Dios los perdone!, Dios los perdone porque todos aquellos que tienen siquiera esos pensamientos es porque no están en nuestro lugar y sólo lo entenderían estando en nuestro lugar, porque no tienen una sola idea del infierno que se vive”.
El caso de Daphne Fernández cobró notoriedad en la opinión pública hace unas semanas, cuando su padre, Javier Arturo Fernández Torres, exigió a la Fiscalía General del estado (FGE) y al gobierno de Javier Duarte que hagan justicia y consignen penalmente a los cuatro jóvenes que violaron hace un año a su hija menor de edad, pues hasta ahora continúan libres y en total impunidad.
“No hay mucho qué decir, que vea el personal (de la Fiscalía) el expediente y en ese momento los va a consignar. Sobran pruebas, hay elementos suficientes”, explicó vía telefónica el padre de Daphne.
Y explicó que en la investigación ministerial 592/15/1ESP/VER/05 –a la que este reportero tuvo acceso– se relata cómo Enrique Capitaine, hijo del exalcalde de Nautla, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta y Diego Cruz Alonso, cuyos padres son empresarios locales, subieron por la fuerza a su hija al interior de un vehículo Mercedes Benz. En esta acción también participó Felipe Capitaine.
Los agresores llevaron a la joven al domicilio de uno de ellos en el fraccionamiento residencial Costa de Oro, y en el baño del inmueble abusaron sexualmente de ella.
La denuncia de hechos interpuesta por Fernández Torres describe cómo la joven fue llevada por sus agresores en contra de su voluntad al salir de la discoteca denominada “PH”. Y añade que los cuatro jóvenes le quitaron a Daphne su teléfono celular para que no pudiera comunicarse con las amigas con las que acudió ese día a la discoteca.
“La subieron contra su voluntad en la parte de en medio del asiento de atrás del auto y era custodiada por Jorge Cotaita por un lado (atrás del conductor) y Diego Cruz por el otro (atrás del copiloto). Estos dos sujetos le jalaban la ropa y la manoseaban por debajo de la falda, tocándole sus pechos y partes íntimas. Ella les insistió que no lo hicieran, que no quería eso, pero ellos, entre burlas y agresiones, seguían haciéndolo, mientras Enrique Capitaine manejaba a toda velocidad y Gerardo Rodríguez iba de copiloto. Todo ese tiempo ella trataba de calmarlos y hacerlos entrar en razón, pero no lo logró”, asienta el documento ministerial.
Proceso
Y es que, a juicio de Capitaine, los presuntos violadores, conocidos como ‘Los Porkis’, fueron obligados a grabar un video en el que aceptaron su responsabilidad en el abuso de la menor.
En entrevista con Radio Fórmula, Felipe Capitaine negó que su hijo –con orden de aprehensión ya liberada– hubiera huido al extranjero o se encuentre escondido en Houston u otra ciudad de Estados Unidos como especularon varios medios de comunicación.
Señaló que todos los jóvenes involucrados en el escándalo se encuentran en territorio veracruzano, pero no especificó dónde, y precisó que este martes él y los otros padres de los acusados asistirán al estudio de la radiodifusora para demostrar que el señor Javier Fernández les exigió un millón de pesos para una supuesta fundación.
“Les podemos demostrar una a una todas las mentiras que estas gentes (sic) han dicho y nosotros estamos dispuestos a hacerles ver la verdad”, expresó Capitaine, y señaló que en la querella está incluido el empresario restaurantero Ricardo Fernández, porque supuestamente fungió como mediador en el intento de extorsión.
El abuso sexual contra Daphne Fernández ocurrió en enero de 2015, sin embargo, la denuncia fue presentada hasta mayo, y el caso trascendió a la opinión pública hace apenas dos meses.
Daphne Fernández sostiene que fue abusada sexualmente en una residencia del lujoso barrio de Costa de Oro, y semanas atrás difundió una carta en las redes sociales dirigida a sus victimarios y a la opinión pública, donde deplora el desprestigio del que ha sido objeto en Internet y entre la sociedad de la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río.
“Muchos de mis amigos y muchos de mis conocidos dudaron y me juzgaron (antes de que salieran los videos), y aun con los videos siguieron o siguen criticando, algunos otros optaron por poner estados neutrales como… ‘no sabemos la verdad, no hay que juzgar’. ‘No sabemos si son inocentes o no’, ¡por favor!, si hubieran querido ayudar o ponerse en una posición neutral mejor no hubieran puesto nada, eso sólo me lastima más, ya que al poner ‘no sabemos si son inocentes o no’, yo sentía una patada en el estómago de saber que claro que no son inocentes, de saber que ellos saben la verdad, ellos saben lo que pasó esa noche y aun así siguen mintiendo”.
En su misiva, la estudiante de preparatoria de un colegio privado recrimina que a un año del abuso sexual en el que estuvieron involucrados Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta, todos los días siguen pensando en inventar “mil tonterías”, pero en su conciencia quedarán “de por vida” las huellas del abuso sexual.
“Es aterrorizante y muy deprimente para mí el hecho de que ahora digan que es político, que nos dieron dinero, que estamos extorsionando. ¡Dios los perdone!, Dios los perdone porque todos aquellos que tienen siquiera esos pensamientos es porque no están en nuestro lugar y sólo lo entenderían estando en nuestro lugar, porque no tienen una sola idea del infierno que se vive”.
El caso de Daphne Fernández cobró notoriedad en la opinión pública hace unas semanas, cuando su padre, Javier Arturo Fernández Torres, exigió a la Fiscalía General del estado (FGE) y al gobierno de Javier Duarte que hagan justicia y consignen penalmente a los cuatro jóvenes que violaron hace un año a su hija menor de edad, pues hasta ahora continúan libres y en total impunidad.
“No hay mucho qué decir, que vea el personal (de la Fiscalía) el expediente y en ese momento los va a consignar. Sobran pruebas, hay elementos suficientes”, explicó vía telefónica el padre de Daphne.
Y explicó que en la investigación ministerial 592/15/1ESP/VER/05 –a la que este reportero tuvo acceso– se relata cómo Enrique Capitaine, hijo del exalcalde de Nautla, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta y Diego Cruz Alonso, cuyos padres son empresarios locales, subieron por la fuerza a su hija al interior de un vehículo Mercedes Benz. En esta acción también participó Felipe Capitaine.
Los agresores llevaron a la joven al domicilio de uno de ellos en el fraccionamiento residencial Costa de Oro, y en el baño del inmueble abusaron sexualmente de ella.
La denuncia de hechos interpuesta por Fernández Torres describe cómo la joven fue llevada por sus agresores en contra de su voluntad al salir de la discoteca denominada “PH”. Y añade que los cuatro jóvenes le quitaron a Daphne su teléfono celular para que no pudiera comunicarse con las amigas con las que acudió ese día a la discoteca.
“La subieron contra su voluntad en la parte de en medio del asiento de atrás del auto y era custodiada por Jorge Cotaita por un lado (atrás del conductor) y Diego Cruz por el otro (atrás del copiloto). Estos dos sujetos le jalaban la ropa y la manoseaban por debajo de la falda, tocándole sus pechos y partes íntimas. Ella les insistió que no lo hicieran, que no quería eso, pero ellos, entre burlas y agresiones, seguían haciéndolo, mientras Enrique Capitaine manejaba a toda velocidad y Gerardo Rodríguez iba de copiloto. Todo ese tiempo ella trataba de calmarlos y hacerlos entrar en razón, pero no lo logró”, asienta el documento ministerial.
Proceso
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