Donald Trump no parece, de momento, dispuesto a cambiar de estrategia para ganarse a la élite del Partido Republicano y al votante indeciso o de las minorías que se le resisten. En vez de moderar su discurso y dejar de insultar, el magnate populista calificó el finde semana al ex candidato presidencial Mitt Romney de “pingüino fracasado” y ha convertido una querella judicial en su contra en un ataque racista contra el juez que sigue el caso.
En su reciente desembarco en California, simbólico estado donde el 7 de junio se cerrará el proceso de primarias en Estados Unidos, Trump ha vuelto a una estrategia que le ha ayudado a convertirse, contra todo pronóstico en candidato presidencial. El objetivo de su lengua viperina ha sido el juez federal Gonzalo Curiel, que investiga el supuesto fraude de la Universidad Trump, que dejó en la calle a cientos de alumnos que pagaron miles de dólares y podría significar un inesperado obstáculo en su carrera hacia la Casa Blanca.
Curiel ordenó el pasado viernes que se publiquen los documentos internos de la universidad en el marco de una demanda colectiva presentada por cientos de alumnos contra la institución, que ofrecía clases de gestión en el sector inmobiliario. “The Washington Post” se personó en la causa y, tras solicitar que se levante el secreto del sumario, el magistrado le ha dado la razón, alegando que la candidatura de Trump a la presidencia convierte el contenido del caso en interés público.
“Debería avergonzarse”. El contraataque de Trump no se hizo esperar y declaró que el juez “es de origen mexicano”, lo que explicaría, según sugirió, el “odio” que siente a su persona.
Los documentos deberán hacerse públicos antes del jueves, según un dictamen pronunciado el mismo día que Trump seguía lanzando ataques contra Curiel en un discurso en San Diego. “Creo que el juez debería estar avergonzado de sí mismo, es una vergüenza que esté haciendo esto”, declaró. “Lo que ocurre con el juez es que resulta ser, eso creemos, mexicano”, reiteró.
Juez de Indiana. A pesar de las especulaciones de Trump, el magistrado Gonzalo Curiel no es mexicano. El juez nació en 1953 en East Chicago (Indiana) y se graduó en la escuela de leyes de la Universidad de Indiana en 1979, según el registro de jueces federales del Gobierno estadunidense. En noviembre de 2011 fue nombrado por Obama para ocupar su cargo actual en el Distrito Sur de California.
El juicio por la demanda colectiva en Nueva York, como las elecciones presidenciales, tendrá lugar el próximo mes de noviembre.
Guiño a veteranos. Ayer, Trump aprovechó la tradicional concentración de motociclistas de Washington que rinde homenaje a los caídos en las guerras para asegurar que en Estados Unidos los inmigrantes “ilegales” son tratados mejor que los ex combatientes.
“Tenemos que cuidar a nuestros veteranos y en muchos casos los inmigrantes ilegales están recibiendo mejores cuidados en este país que los veteranos y eso no va a pasar conmigo”, aseguró Trump, quien se libró de ir a la Guerra de Vietnam por un parte médico.
En su reciente desembarco en California, simbólico estado donde el 7 de junio se cerrará el proceso de primarias en Estados Unidos, Trump ha vuelto a una estrategia que le ha ayudado a convertirse, contra todo pronóstico en candidato presidencial. El objetivo de su lengua viperina ha sido el juez federal Gonzalo Curiel, que investiga el supuesto fraude de la Universidad Trump, que dejó en la calle a cientos de alumnos que pagaron miles de dólares y podría significar un inesperado obstáculo en su carrera hacia la Casa Blanca.
Curiel ordenó el pasado viernes que se publiquen los documentos internos de la universidad en el marco de una demanda colectiva presentada por cientos de alumnos contra la institución, que ofrecía clases de gestión en el sector inmobiliario. “The Washington Post” se personó en la causa y, tras solicitar que se levante el secreto del sumario, el magistrado le ha dado la razón, alegando que la candidatura de Trump a la presidencia convierte el contenido del caso en interés público.
“Debería avergonzarse”. El contraataque de Trump no se hizo esperar y declaró que el juez “es de origen mexicano”, lo que explicaría, según sugirió, el “odio” que siente a su persona.
Los documentos deberán hacerse públicos antes del jueves, según un dictamen pronunciado el mismo día que Trump seguía lanzando ataques contra Curiel en un discurso en San Diego. “Creo que el juez debería estar avergonzado de sí mismo, es una vergüenza que esté haciendo esto”, declaró. “Lo que ocurre con el juez es que resulta ser, eso creemos, mexicano”, reiteró.
Juez de Indiana. A pesar de las especulaciones de Trump, el magistrado Gonzalo Curiel no es mexicano. El juez nació en 1953 en East Chicago (Indiana) y se graduó en la escuela de leyes de la Universidad de Indiana en 1979, según el registro de jueces federales del Gobierno estadunidense. En noviembre de 2011 fue nombrado por Obama para ocupar su cargo actual en el Distrito Sur de California.
El juicio por la demanda colectiva en Nueva York, como las elecciones presidenciales, tendrá lugar el próximo mes de noviembre.
Guiño a veteranos. Ayer, Trump aprovechó la tradicional concentración de motociclistas de Washington que rinde homenaje a los caídos en las guerras para asegurar que en Estados Unidos los inmigrantes “ilegales” son tratados mejor que los ex combatientes.
“Tenemos que cuidar a nuestros veteranos y en muchos casos los inmigrantes ilegales están recibiendo mejores cuidados en este país que los veteranos y eso no va a pasar conmigo”, aseguró Trump, quien se libró de ir a la Guerra de Vietnam por un parte médico.
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