Ciudad de México.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevará a cabo un proyecto de diagnóstico y conservación a la escultura ecuestre de Carlos IV, conocida como El Caballito, a fin de revertir y estabilizar los materiales de las áreas afectadas por una inadecuada limpieza realizada en 2013.
Se trata del “Diagnóstico e intervención para la conservación y restauración de la escultura ecuestre de Carlos IV y su pedestal”, anunciado así ayer y que estará dividido en dos etapas de trabajo.
Con un presupuesto inicial de 2 millones de pesos, el INAH, a través de un equipo multidisciplinario, realiza ya labores de limpieza e investigación del estado actual de la escultura y sus elementos químicos.
“Mediante este proyecto nos concentramos en encontrar la manera de revertir y estabilizar materialmente las áreas que fueron afectadas, a fin de recuperar los valores formales estéticos de la pieza”, destacó Liliana Giorguli.
La encargada de conservación nacional del patrimonio cultural del INAH recordó que la escultura fue dañada en 50 por ciento de su superficie y el daño se calificó como irreversible, aunque con este proyecto se pretende estabilizar los componentes químicos.
A través del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, el gobierno de la ciudad hizo entrega mediante un notario de El Caballito al INAH, para ejecutar el plan que podría llevar a una restauración, si bien no definitiva, sí estabilizadora de la escultura.
ACCIONES DE CONSERVACIÓN. El proyecto en cuestión está pensado para trabajarse en dos etapas: la primera que tendría una duración de tres meses y que ya comenzó (de julio a septiembre); mientras la segunda se definirá en virtud de los resultados de la primera.
Para esta primera etapa se trabajará en la medición del Ph en los elementos de la escultura, mientras que seguirán las inspecciones en las grietas por ultrasonido y continuarán distintas pruebas de limpieza.
Mientras que en el pedestal se contemplan estudios de sanidad estructural que permitirán conocer el núcleo para saber si se requiere de intervenciones e identificar zonas más dañadas que otras, a través de daños como los provocados por filtraciones de agua, por lo cual se usarán fotografías térmicas.
Giorguli dijo que con los trabajos que hasta hoy se han hecho se sabe que en la escultura hay manchas y escurrimientos, pérdida de la pátina, corrosión y capas de hollín, polvo y partículas de contaminación; mientras que en el pedestal hay exfoliación de materiales pétreos, manchas y pintas vandálicas.
La directora del INAH, María Teresa Franco, destacó que con estos trabajos se pretende establecer un proceso que ayude a afinar mecanismos que en el futuro eviten malas intervenciones en otros monumentos o esculturas de la ciudad.
Para este trabajo participan la Secretaría de Cultura federal, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, Plantel Azcapotzalco, así como consultores extranjeros de instituciones como la Universidad Autónoma de Madrid, España, el Instituto de Patrimonio Cultural de España, el Centro Nacional de Conservación y Restauración de Cuba o el Instituto de Ciencias Marinas de Italia.
SIN DETALLES DEL CONTRATO. Franco Salas destacó que el INAH interpuso, como se anunció en 2013, ante la Procuraduría General de la República (PGR) una denuncia con la finalidad de encontrar y castigar a quien resulte responsable de los daños ocasionados a El Caballito.
“Esta denuncia sigue su curso y nosotros como institución estamos a la espera de noticias y atentos a lo que se pueda suscitar”; sin embargo, agregó no saber quién contrató a la empresa Marina, que fue el despacho encargado de los trabajos de limpieza y daño a la escultura.
Destacó que quien haya hecho la contratación lo hizo sin la intervención del INAH y que los trabajadores que con su limpieza afectaron la escultura de Manuel Tolsá, también actuaron sin la asesoría del instituto.
Por su parte, Mariano Leyva, director del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México dijo que no tiene datos de quién haya contratado a la empresa, pues cuando esto sucedió Inti Muñoz estaba al frente de la dirección, por lo que agregó no estaba en sus facultades la investigación para conocer el dato.
Se trata del “Diagnóstico e intervención para la conservación y restauración de la escultura ecuestre de Carlos IV y su pedestal”, anunciado así ayer y que estará dividido en dos etapas de trabajo.
Con un presupuesto inicial de 2 millones de pesos, el INAH, a través de un equipo multidisciplinario, realiza ya labores de limpieza e investigación del estado actual de la escultura y sus elementos químicos.
“Mediante este proyecto nos concentramos en encontrar la manera de revertir y estabilizar materialmente las áreas que fueron afectadas, a fin de recuperar los valores formales estéticos de la pieza”, destacó Liliana Giorguli.
La encargada de conservación nacional del patrimonio cultural del INAH recordó que la escultura fue dañada en 50 por ciento de su superficie y el daño se calificó como irreversible, aunque con este proyecto se pretende estabilizar los componentes químicos.
A través del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, el gobierno de la ciudad hizo entrega mediante un notario de El Caballito al INAH, para ejecutar el plan que podría llevar a una restauración, si bien no definitiva, sí estabilizadora de la escultura.
ACCIONES DE CONSERVACIÓN. El proyecto en cuestión está pensado para trabajarse en dos etapas: la primera que tendría una duración de tres meses y que ya comenzó (de julio a septiembre); mientras la segunda se definirá en virtud de los resultados de la primera.
Para esta primera etapa se trabajará en la medición del Ph en los elementos de la escultura, mientras que seguirán las inspecciones en las grietas por ultrasonido y continuarán distintas pruebas de limpieza.
Mientras que en el pedestal se contemplan estudios de sanidad estructural que permitirán conocer el núcleo para saber si se requiere de intervenciones e identificar zonas más dañadas que otras, a través de daños como los provocados por filtraciones de agua, por lo cual se usarán fotografías térmicas.
Giorguli dijo que con los trabajos que hasta hoy se han hecho se sabe que en la escultura hay manchas y escurrimientos, pérdida de la pátina, corrosión y capas de hollín, polvo y partículas de contaminación; mientras que en el pedestal hay exfoliación de materiales pétreos, manchas y pintas vandálicas.
La directora del INAH, María Teresa Franco, destacó que con estos trabajos se pretende establecer un proceso que ayude a afinar mecanismos que en el futuro eviten malas intervenciones en otros monumentos o esculturas de la ciudad.
Para este trabajo participan la Secretaría de Cultura federal, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, Plantel Azcapotzalco, así como consultores extranjeros de instituciones como la Universidad Autónoma de Madrid, España, el Instituto de Patrimonio Cultural de España, el Centro Nacional de Conservación y Restauración de Cuba o el Instituto de Ciencias Marinas de Italia.
SIN DETALLES DEL CONTRATO. Franco Salas destacó que el INAH interpuso, como se anunció en 2013, ante la Procuraduría General de la República (PGR) una denuncia con la finalidad de encontrar y castigar a quien resulte responsable de los daños ocasionados a El Caballito.
“Esta denuncia sigue su curso y nosotros como institución estamos a la espera de noticias y atentos a lo que se pueda suscitar”; sin embargo, agregó no saber quién contrató a la empresa Marina, que fue el despacho encargado de los trabajos de limpieza y daño a la escultura.
Destacó que quien haya hecho la contratación lo hizo sin la intervención del INAH y que los trabajadores que con su limpieza afectaron la escultura de Manuel Tolsá, también actuaron sin la asesoría del instituto.
Por su parte, Mariano Leyva, director del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México dijo que no tiene datos de quién haya contratado a la empresa, pues cuando esto sucedió Inti Muñoz estaba al frente de la dirección, por lo que agregó no estaba en sus facultades la investigación para conocer el dato.
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