Ciudad de México.- Los delicados esfuerzos para llegar a una niña atrapada entre los escombros del Colegio Rébsamen se prolongan hasta el jueves, en una vigilia transmitida por televisión, mientras los rescatistas se esforzaban en la oscuridad y bajo la lluvia para tratar de retirar los inestables restos y sacarla.
La imagen de sus dedos moviéndose a primera hora del miércoles se convirtió en un símbolo de esperanza que llevó a miles de profesionales y voluntarios a trabajar frenéticamente en docenas de inmuebles derribados en toda la capital mexicana y en estados próximos para buscar a sobrevivientes del terremoto de magnitud 7.1, que causó al menos 251 fallecidos y más de 2,000 heridos en el centro del país.
El número de víctimas mortales subió luego de que el alcalde de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, confirmó que la cifra de fallecidos en la capital aumentó de 110 a 115 personas.
Dos mujeres y un hombre fueron rescatados con vida el miércoles en la noche, casi 36 horas después del sismo, de un edificio de oficinas que se vino abajo en el centro de la ciudad, agregó Mancera.
El presidente Enrique Peña Nieto declaró tres días de luto oficial, mientras soldados, policías, bomberos y ciudadanos de a pie seguían escarbando entre los escombros, a veces avanzando centímetro a centímetro con sus propias manos y otras ayudados por excavadoras y grúas para levantar pesadas losas de concreto.
“Todavía hay gente que se queja allí. Les faltan tres pisos para retirar el escombro. Y todavía se escucha gente allí”, dijo Evodio Darío Marcelino, un voluntario que trabajaba junto a docenas de personas más en un edificio de departamentos derrumbado.
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