Se han enfrentado a la reiterada negativa, tanto del gobierno estatal, que preside Alfredo del Mazo, como del gobierno federal, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Estado de México.- Desgraciadamente, en México existen muy pocos alcaldes que, literalmente, se entregan en cuerpo y alma a servir a sus ciudadanos, que conocen sus municipios como la palma de su mano y, por lo tanto, saben bien cuáles son las necesidades y problemas que les aquejan. Tal es el caso del alcalde de Chimalhuacán, el biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez y de la alcaldesa de Ixtapaluca, la licenciada Maricela Serrano Hernández. Desde que se detectaron los primeros casos de covid-19 en ambos municipios del Estado de México, la lucha que han venido dando para evitar la propagación de la enfermedad entre la población, así como para conseguir apoyos e insumos hospitalarios, ha constituido un esfuerzo descomunal ya que se han enfrentado a la reiterada negativa, tanto del gobierno estatal, que preside Alfredo del Mazo, como del gobierno federal, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Han sido insistentes los llamados, a través de diversos medios los que ambos alcaldes han hecho tanto al gobierno estatal de Alfredo del Mazo como al gobierno federal para que atiendan las demandas que se les han planteado, que ni son exorbitantes, ni mucho menos caprichosas, son, simple y sencillamente, las mismas que se han reclamado a lo largo y ancho del país por parte de médicos, enfermeras y demás personal hospitalario y que van desde los insumos básicos hasta los indispensables para protegerse de la enfermedad causada por el virus. Además, en virtud de que ya estamos en plena Fase 3, se le ha reiterado al gobernador Alfredo del Mazo que cumpla su promesa de ampliar el Hospital General “90 camas” de Chimalhuacán, que a estas alturas ya está saturado; que se cubran las necesidades de personal y de equipamiento del Hospital San Agustín, que solo cuenta con 30 camas y, finalmente, que dote de ventiladores al Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca, designado para atender pacientes con covid-19. Cabe mencionar que desde el pasado 24 de marzo, el gobierno estatal anunció que a partir de esa fecha el Hospital General “90 camas” se consideraría apto para atender a los pacientes contagiados. Quienes leyeron o escucharon la noticia se quedaron realmente sorprendidos, pues ¿cómo iba a ser posible tal milagro, si el gobierno estatal lleva siete años y todavía no termina la obra para ampliar el hospital y poder añadirle 30 camas?
El problema se complica aún más si tomamos en cuenta que Chimalhuacán, con sus 750 mil habitantes, es de los tres municipios más poblados del estado de México, y colinda, entre otros, con Nezahualcóyotl, más poblado todavía; e Ixtapaluca, que al igual que Chimalhuacán, colinda con Texcoco y La Paz, y lo hace también con Valle de Chalco Solidaridad y Chalco, municipios densamente poblados, por lo que el tráfico cotidiano de personas de estos municipios hacia la Ciudad de México y viceversa es intensísimo, si bien ahora se ha visto algo reducido por el cierre temporal de algunas empresas y la reducción de algunos servicios, el peligro de contagios está latente. La preocupación de los alcaldes de Chimalhuacán e Ixtapaluca es, sin lugar a duda, completamente racional y justificada, de allí que las demandas que vienen planteando merezcan el apoyo de los mexiquenses y sumen sus voces para que sean resueltas a la mayor brevedad.
Con la llegada del coronavirus a nuestro país, las medidas que ha venido aplicando el gobierno de la 4T han dado mucho de qué hablar, no solo a nivel local, sino también a nivel internacional. Por ejemplo, se nos ha señalado por el bajo número de pruebas que se han aplicado. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya ha dicho que México es el país que menos pruebas realiza dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con apenas 0.4 pruebas por cada mil habitantes colocándonos en el último lugar, muy por debajo del promedio de los países miembros de la OCDE que es de casi 23 pruebas por cada mil habitantes. Si, como se anunció el día de hoy, en unos cuantos días se iniciará la reapertura de actividades por etapas, el problema de la cantidad de pruebas será un reto que muy difícilmente podrá cumplir el gobierno, pues, como ya lo dijo la OMS, ante un escenario así, “para reducir el riesgo de nuevos brotes en una segunda ola del coronavirus, se debe rastrear, analizar y aislar -si están infectadas- a un 70-90 por ciento de todas las personas con las que una persona infectada entró en contacto. Para ello, se requeriría un gran aumento de pruebas”. O sea, se necesita un verdadero espíritu de servicio, una voluntad de hierro y enfrentar, junto con el pueblo, a quienes desde siempre nos han querido someter a sus órdenes.
En relación con el método que el gobierno federal ha venido utilizando para calcular el número de contagios y el número de fallecidos, han sido reiterados los señalamientos de personas calificadas acerca de su inexactitud. En este sentido, es importante destacar que en días recientes el canal de televisión internacional Al-Jazeera, que actualmente se estima que tiene 35 millones de espectadores, haya recogido, precisamente, las declaraciones de los alcaldes de Chimalhuacán e Ixtapaluca, quienes aseguraron que las cifras de fallecidos reportada por el Gobierno federal son falsas. En el primer caso, no son 24 muertos, dijo el alcalde, sino 87 (casi cuatro veces más), y en el segundo, dijo la alcaldesa, no son 16, sino 54 (poco más de tres veces), de acuerdo con cifras extraídas de los Comités de Salud Municipal, que están en sesión permanente, así como de las actas de defunción del Registro Civil Municipal. Estos dos casos apuntan en el sentido que algunas voces calificadas han dicho que el número de contagiados y de fallecidos es mucho mayor al que vienen reportando las autoridades federales en voz del subsecretario para la Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell. ¿Por qué se nos miente? ¿A qué se le teme? Crear un exceso de confianza entre la población es un riesgo mayúsculo cuyas consecuencias serán muy difíciles de contener. Ya lo dijo la OMS: “… si se levantan todas las estrategias de confinamiento, se espera que la tasa de infección se recupere en cuestión de semanas…” ¿Será acaso por ello que el presidente López Obrador recién haya decretado que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad pública? No falta mucho para conocer la respuesta.
MAN
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