HASTA SIEMPRE MAESTRO RIUS
Durante las primeras horas del ocho de agosto murió el caricaturista Eduardo del Río, “Rius”, a los 83 años de edad, en Tepoztlán, Morelos.
¿Qué se necesita para trascender en la historia, para dejar una huella imborrable e imperecedera? ¿Cómo logra una persona influir o cambiar el pensamiento de miles de personas, es su ejemplo, es lo que dice o cómo lo dice? Todo aplica para Rius. Es, fue y será maestro informal de muchos mexicanos. Formador de conciencias. Hizo del humor una forma de vida, manteniendo su objetivo de cultivar la caricatura. A su pluma llena de ingenio y talento no se le escapó nada, y su afán desmedido de conocimiento de todos los ámbitos ya sea socialismo, religión, sexo, música, fútbol, economía, filosofía, historia y ecología lo hizo ejemplo para muchas generaciones.
Es considerado uno de los decanos de la caricatura política y publicó durante los sesenta y setenta las historietas “Los Súpermachos” y “Los Agachados”, donde criticaba en tono humorístico la situación política de México y el régimen del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI). Fue fundador de revistas como El Chahuistle y El Chamuco y los Hijos del Averno, así como colaborador de los periódicos La Jornada, El Universal y de la revista Proceso.
Entre sus libros podemos señalar La panza es primero, Marx para principiantes, 500 años fregados pero cristianos, Los panuchos, etc. Su infancia fue en condiciones de pobreza y su madre, ferviente católica, lo ingresó al Colegio Salesiano donde se convirtió en monaguillo lo que a la postre lo convirtió en Ateo gracias a Dios.
Y como en este país no pasan canalladas y debido al éxito de los Supermachos el editor le quitó los derechos. Tiempo después Rius crearía los Agachados.
Rius, en su autobiografía Mis confusiones: memorias desmemoriadas, escribió que hizo ‘‘toda la lucha que le tocaba para tratar de que las cosas mejoren en México y que no iba a parar de hacerlo, pues se consideraba un marxista-masoquista que no tiraba la toalla. ‘‘Mejor la agarro y me limpio las manos como Herodes (¿o Pilatos?, ya estoy confundido), y me concreto a despedirme deseándoles lo mejor para sus apreciables y distinguidas familias, madrecitas incluidas. Ahí les encargo mi México Particular esperando se mejore con la ayuda de todos ustedes.” Luchador incansable contra la injusticia y contra la rapacidad de políticos y empresarios.
Participó junto al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en la creación de la campaña “No más sangre”, que impulsan desde 2011 contra la violencia e inseguridad en Morelos y el país.
Con el humor que siempre le caracterizó y a pesar de que su salud estaba muy deteriorada, durante el homenaje donde recibió el reconocimiento de Caricatura Gabriel Vargas el año pasado en el Museo del Estanquillo, señaló que hacía dos meses lo habían diagnosticado como ‘‘enfermo terminal’’ de cáncer. Y dijo: ‘‘Es alguien que se va a morir, así que todos somos enfermos terminales. Ahorita el cuerpo médico se hace cargo de mí y me está garantizando que voy a morir en perfecto estado de salud”.
Rius manifestó además: “Soy alérgico a los homenajes, porque creo que los homenajes deben ser cuando uno se muere. No estoy acostumbrado a que los amigos hablen bien de uno, pero se siente bonito”.
Hay un inicio pero no hay un final en la trayectoria de Rius, siempre estará con nosotros y quizá sea necesario tomar en cuenta lo que señaló acerca de nuestra sociedad actual, a sabiendas de que niños y jóvenes son el futuro del país. “Soy malo como sociólogo, para hacer análisis. Además, todo este avance tecnológico que hemos tenido ha hecho que la gente se encierre más en sí misma y sólo viva para las pantallitas de la televisión, los teléfonos, iPad y todos estos chunches que han surgido, volviendo a la gente más egoísta; sobre todo hay que recordar que vivimos en una sociedad capitalista”. Su muerte es, por aquello que ha aportado a las conciencias ciudadanas, truculenta. Pero su legado deja un camino para que, con humor, hagamos con la lucha social, también una interminable conquista.
Hasta siempre Maestro Rius
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