Ciudad de México.- La marea guinda y blanca se colocó por delante de Miguel Ángel Osorio Chong. El secretario de Gobernación volvió al templete de la Asamblea General Politécnica con las respuestas a las demandas estudiantiles: marcha atrás a los recientes cambios en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la salida de la directora Yoloxóchitl Bustamante.
Los estudiantes sólo dieron acuse de recibo. La última palabra la tomará su comunidad. Y enfáticos, conscientes de su fuerza, acordaron que siempre no, que antes de que se vaya la funcionaria debe transparentar su gestión.
Por tercera ocasión en menos de 10 días, esa marea bicolor dio muestras de eficiente organización para salir a las calles y darle un matiz a las diferencias que sí existen en sus asambleas. Unidos, se pararon de tú a tú con el coordinador del gabinete presidencial.
También defendieron "el valor" de la educación pública que, en el caso del IPN, es recuperar el proyecto cardenista de una educación de calidad para los hijos de obreros y campesinos. "La técnica al servicio dela patria." Un huélum por México.
La fuerza estudiantil del IPN logró un viraje en la añeja tradición del Palacio de Covián; un cambio en el trillado protocolo de recibir comisiones de quejosos. Vuelta a la tuerca de la interminable negociación por horas –y hasta días– en las oficinas, fuera de la vista de los representados, en lo oscurito que le llaman.
Y los alumnos dieron un "no" a los diálogos al vapor: "Queremos dejar claro que no se tiene confianza en el gobierno federal, ni en su palabra. Por eso es que la comunidad discutirá y se pondrá de acuerdo en si acepta o no la respuesta que nos está dando".
Los estudiantes sólo dieron acuse de recibo. La última palabra la tomará su comunidad. Y enfáticos, conscientes de su fuerza, acordaron que siempre no, que antes de que se vaya la funcionaria debe transparentar su gestión.
Por tercera ocasión en menos de 10 días, esa marea bicolor dio muestras de eficiente organización para salir a las calles y darle un matiz a las diferencias que sí existen en sus asambleas. Unidos, se pararon de tú a tú con el coordinador del gabinete presidencial.
También defendieron "el valor" de la educación pública que, en el caso del IPN, es recuperar el proyecto cardenista de una educación de calidad para los hijos de obreros y campesinos. "La técnica al servicio dela patria." Un huélum por México.
La fuerza estudiantil del IPN logró un viraje en la añeja tradición del Palacio de Covián; un cambio en el trillado protocolo de recibir comisiones de quejosos. Vuelta a la tuerca de la interminable negociación por horas –y hasta días– en las oficinas, fuera de la vista de los representados, en lo oscurito que le llaman.
Y los alumnos dieron un "no" a los diálogos al vapor: "Queremos dejar claro que no se tiene confianza en el gobierno federal, ni en su palabra. Por eso es que la comunidad discutirá y se pondrá de acuerdo en si acepta o no la respuesta que nos está dando".
La Jornada
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