Ciudad de México.- Esa mañana de finales de agosto era cálida, pero Héctor Serrano Cortés llegó a la cita con un largo abrigo negro, con las solapas levantadas como para protegerse de un frío que no se sentía. Caminaba despacio, como si midiera sus pasos, y una tos le interrumpiría en algunos tramos de la charla que ese día sostendría con reporteros de SinEmbargo; más tarde contaría sobre una operación de cáncer de riñón a la que, dijo, se acababa de someter. El entonces secretario de Gobierno de la capital se mostraba afable, dispuesto a hablar de todos los temas, lo mismo laborales que personales. En los días anteriores, SinEmbargo había publicado una serie de reportajes que lo perfilaban y mostraban la influencia política que el hombre con el segundo cargo más importante en la administración capitalina tenía. Esa influencia, de acuerdo con fuentes consultadas entonces, iba más allá de sus funciones formales y se sugería que incluso era quien fungía como el poder detrás del poder, como el verdadero Jefe de Gobierno. Tal alusión era incluso hecha por él mismo, dijeron las fuentes. Pero esa mañana de agosto del año pasado, en un restaurante del Centro Histórico capitalino del que era asiduo, Serrano Cortés suspiró cuando se le inquirió qué seguiría para él después de 2018, cuando termine la administración de Miguel Ángel Mancera Espinosa como Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Sin Embargo
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