México.- Las pantallas de los teléfonos inteligentes pueden contener hasta 600 bacterias, 30 veces más que las 20 que hay en la taza de un inodoro, según la investigadora del Departamento de Microbiología de la Universidad de Barcelona (UB) Maite Muniesa.
Muniesa presentó hoy en Barcelona un informe sobre los gérmenes en la vivienda, durante el que dio a conocer los resultados de un estudio a mediante una encuesta en mil hogares españoles para conocer cuáles eran sus hábitos de limpieza.
La experta en microbiología alertó de una falta importante de desinfección en “zonas olvidadas” de las casas, como las bayetas y esponjas, los vasos donde se guardan los cepillos de dientes y las gomas de aparatos como la nevera o la cafetera.
“No es lo mismo tener una superficie limpia que una superficie descontaminada”, insistió, tras revelar que las bacterias que se han encontrado en las pantallas de los teléfonos inteligentes y tabletas son del mismo tipo que las que hay en bayetas y esponjas de la cocina.
“Esto es porque manipulamos muchos objetos a la vez”, explicó, “y no nos desinfectamos las manos debidamente”.
En este sentido, advirtió de la necesidad de extremar las medidas higiénicas en el contacto directo con mascotas, niños pequeños, mujeres embarazadas o personas que estén especialmente débiles por algún motivo.
Los juguetes, por ejemplo, son objetos de la casa que pocas personas limpian y que, sin embargo, contienen muchos gérmenes, porque los niños “llegan del parque y los tocan, o a veces incluso el perro o gato juega con ellos”.
Muniesa hizo una llamada a “tomar conciencia de que las actividades humanas no son las de los animales”, porque, según afirmó, muchas familias tratan a su mascota “como uno más” e incluso “le permiten sentarse en la trona del bebé o pasearse por el mármol de la cocina, donde después se van a manipular alimentos”.
La cocina es otro espacio lleno de gérmenes que no vemos, según el estudio: el interior de la nevera, el fregadero y los estropajos húmedos acumulan bacterias como “la salmonella, el campylobacter o la escherichia coli, que son los patógenos intestinales más comunes”.
Por ello, recomendó dejar los estropajos en remojo con desinfectante o secarlos en el microondas.
De hecho, Muniesa reveló que hasta el 20 por ciento de las infecciones alimentarias se contraen en el hogar, y advirtió que las tablas que se usan para cortar alimentos deben desinfectarse con frecuencia, tras comprobar que la mayoría de los encuestados “deshuesan, por ejemplo, un pollo antes de cocinarlo y acto seguido cortan un tomate que se van a comer crudo en la misma superficie”.
En cuanto a las zonas húmedas, la investigadora bromeó con que son un “paraíso” para los gérmenes, puesto que es donde proliferan con más rapidez.
El moho en los baños, el desagüe de la ducha, las toallas húmedas, los cepillos de dientes y el vaso que los contienen son “entornos perfectos” para el crecimiento de hongos y bacterias.
A pesar de la omnipresencia de gérmenes en el hogar, la doctora Muniesa aclaró que “preocuparse en exceso tampoco es bueno”, porque de lo contrario “estaríamos todo el día limpiando la casa”.
Simplemente, propuso tener “un poco más de cuidado” y “cambiar hábitos” que no representan un gran esfuerzo y que no obstante “pueden comportar un cambio significativo”.
Sin embargo
Muniesa presentó hoy en Barcelona un informe sobre los gérmenes en la vivienda, durante el que dio a conocer los resultados de un estudio a mediante una encuesta en mil hogares españoles para conocer cuáles eran sus hábitos de limpieza.
La experta en microbiología alertó de una falta importante de desinfección en “zonas olvidadas” de las casas, como las bayetas y esponjas, los vasos donde se guardan los cepillos de dientes y las gomas de aparatos como la nevera o la cafetera.
“No es lo mismo tener una superficie limpia que una superficie descontaminada”, insistió, tras revelar que las bacterias que se han encontrado en las pantallas de los teléfonos inteligentes y tabletas son del mismo tipo que las que hay en bayetas y esponjas de la cocina.
“Esto es porque manipulamos muchos objetos a la vez”, explicó, “y no nos desinfectamos las manos debidamente”.
En este sentido, advirtió de la necesidad de extremar las medidas higiénicas en el contacto directo con mascotas, niños pequeños, mujeres embarazadas o personas que estén especialmente débiles por algún motivo.
Los juguetes, por ejemplo, son objetos de la casa que pocas personas limpian y que, sin embargo, contienen muchos gérmenes, porque los niños “llegan del parque y los tocan, o a veces incluso el perro o gato juega con ellos”.
Muniesa hizo una llamada a “tomar conciencia de que las actividades humanas no son las de los animales”, porque, según afirmó, muchas familias tratan a su mascota “como uno más” e incluso “le permiten sentarse en la trona del bebé o pasearse por el mármol de la cocina, donde después se van a manipular alimentos”.
La cocina es otro espacio lleno de gérmenes que no vemos, según el estudio: el interior de la nevera, el fregadero y los estropajos húmedos acumulan bacterias como “la salmonella, el campylobacter o la escherichia coli, que son los patógenos intestinales más comunes”.
Por ello, recomendó dejar los estropajos en remojo con desinfectante o secarlos en el microondas.
De hecho, Muniesa reveló que hasta el 20 por ciento de las infecciones alimentarias se contraen en el hogar, y advirtió que las tablas que se usan para cortar alimentos deben desinfectarse con frecuencia, tras comprobar que la mayoría de los encuestados “deshuesan, por ejemplo, un pollo antes de cocinarlo y acto seguido cortan un tomate que se van a comer crudo en la misma superficie”.
En cuanto a las zonas húmedas, la investigadora bromeó con que son un “paraíso” para los gérmenes, puesto que es donde proliferan con más rapidez.
El moho en los baños, el desagüe de la ducha, las toallas húmedas, los cepillos de dientes y el vaso que los contienen son “entornos perfectos” para el crecimiento de hongos y bacterias.
A pesar de la omnipresencia de gérmenes en el hogar, la doctora Muniesa aclaró que “preocuparse en exceso tampoco es bueno”, porque de lo contrario “estaríamos todo el día limpiando la casa”.
Simplemente, propuso tener “un poco más de cuidado” y “cambiar hábitos” que no representan un gran esfuerzo y que no obstante “pueden comportar un cambio significativo”.
Sin embargo
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