¡Los Chayoteros!
Por: Iván Calderón
No es ninguna mentira decir que todo Veracruz está en aprietos.
¡En toda la república estamos bien jodidos!
La crisis no es propia de los jarochos, en cada uno de los estados mexicanos, las inversiones van a la baja, los negocios en quiebra, el turismo ausente y los ánimos deprimidos.
¿Para qué disfrazar las apariencias?, sí es la meritita verdad.
Los medios de comunicación, tampoco se encuentran ajenos a estos daños, y así como el grueso poblacional ve al policía como un delincuente más, y al político como un “rata”, o al diputado como un “papanatas”. También está muy de moda decirle a un periodista “chayotero” o “vendido”, si es que se le quiere humillar.
Sin embargo, resulta potencialmente increíble que ahora los mismos integrantes de la prensa, aquellos que se sienten cubiertos por el manto divino de la sabiduría, de la integridad moral y que defienden a capa y espada la libertad de expresión, denominen también a sus compañeros de trinchera como unos simples entregados chayoteros más.
Qué pena me da.
Es cierto, las redes sociales han venido a revolucionar el funcionamiento de los medios de comunicación.
Los consumidores de información son cada vez más exigentes, y con una tremenda capacidad para censurar aquellos canales periodísticos con contenidos deficientes.
Es raro el periodismo de calidad que se hace en Veracruz.
El buen periodismo cuesta.
Y no solo se habla de recursos, sino de entrega y profesionalismo, ya que si sumamos la realidad social que viven los medios locales y sus trabajadores, las cosas se ponen color de hormiga.
El mote del “chayote” deriva de un acto de descomposición, e implica que un periodista o reportero reciba un soborno para publicar o no publicar cualquier información.
Ahora también, se le llama chayo a acuerdo comercial o unipersonal.
Entonces aquí, cualquiera sería un chayotero, porque todos, absolutamente todos, viven de algún convenio.
Pero en Veracruz, aceptar dinero tampoco es sinónimo de callar, bajar la cabeza, y decir que todo está bien.
Incluso, al mismo Gobernador se lo han demostrado en infinidad de veces.
Los reporteros que desayunaron el día de muertos con Javier Duarte, no son en ningún momento chayoteros.
Ellos hacen su trabajo y están cerca de la fuente.
No obstante, una cosa es convenir, o aceptar, y otra muy diferente es mantener relaciones peligrosas con personajes ligados al enriquecimiento ilícito como Miguel Ángel Yunes Linares.
Eso sí, es corrupción.
En lo personal, mis líneas no son para nada enajenadas, sólo muestran una visión particular de los hechos en el estado.
Es más, que busquen donde sea.
Sería correcto que el gremio periodístico en vez de atacarse entre sí, busque una unificación para el fortalecimiento del mismo.
Al final marchamos con la misma bandera, la libertad de ideas.
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