¿Por qué apostarle a energía limpia y más barata?
Por: Javier Herrera Borunda
De acuerdo a información proporcionada por el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Enrique Ochoa Reza, en base a estudios comparados realizados por la empresa, el precio promedio de la electricidad que se pagaba en México en noviembre de 2012 era 25% superior al que se paga hoy en términos reales respecto a las tarifas eléctricas vigentes en Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Sin embargo, si se excluyen los subsidios otorgados por el gobierno mexicano a los consumidores, la tarifa promedio resultaría 73% más alta. La pregunta obligada es entonces: ¿Por qué se han podido abatir en nuestro país de manera tan significativa los costos de generación de electricidad en los últimos tres años?
La respuesta es relativamente sencilla: Si el costo de producción de energía eléctrica depende en un 80% del precio del combustible que se utiliza para su generación y se hace uso de carburantes caros, como es el caso del combustóleo o el diésel, obviamente la energía eléctrica resultará más cara. Pero lo que resulta aún más grave es que estos energéticos son grandes causantes de emisiones contaminantes, lo que ha convertido a la industria eléctrica a nivel mundial en una de las que más polución produce y que genera grandes impactos y costos negativos sobre la viabilidad de la vida y del propio planeta.
En este orden de ideas, queda claro entonces que utilizar combustibles de bajo costo y amigables con el medio ambiente, como son el gas natural y las fuentes renovables —solar, eólica, geotérmica e hídrica—, la energía eléctrica será de precio competitivo y su generación tendrá menor impacto medioambiental.
La adversidad que ha supuesto para la economía mexicana la caída en los mercados globales del precio del barril de petróleo ha logrado paliarse en términos de competitividad para el sector industrial, toda vez que al disminuir los costos de la generación de energía que utiliza combustibles fósiles, los precios de las tarifas eléctricas han bajado y ello ha contribuido a mantener los indicadores macroeconómicos bajo control, especialmente la inflación que presentó en 2015 los niveles más bajos en las últimas cinco décadas.
El error hubiera sido que el abatimiento de los costos de energía dependiera únicamente de la baja en los precios del petróleo y sus derivados, lo cual nos hubiera hecho perder una gran oportunidad para asegurar la sustentabilidad del suministro de energía con costos competitivos y emisiones bajas. La Reforma Energética permitió a nuestro país aprovechar la ventana de oportunidad que la caída de los precios del petróleo supone, ya que por un lado rompió con el monopolio que mantenía la CFE y ahora compiten con ella empresas privadas en condiciones de igualdad; y por otro, existen por primera vez beneficios establecidos por ley que incentivan la inversión en energías verdes, como es el caso de los Certificados de Energías Limpias.
Muy reveladores son los datos proporcionados por el maestro Ochoa Reza. En octubre de 2015, a la CFE le costaba generar un megawatt-hora en una central que utiliza combustóleo como fuente energética 1,126 pesos, pero en el caso de que esa planta se convirtiera para usar gas natural, el costo se reduciría a 507 pesos, independientemente de que las emisiones que generaría serían infinitamente menores.
Es precisamente ahí donde surgía una de las grandes paradojas de nuestro país, que teniendo grandes reservas de gas natural no podía explotarlo a cabalidad en pro de la competitividad por un marco regulatorio que lo prohibía. A raíz de la Reforma Energética la CFE optó adecuadamente por apostar en la inversión de gasoductos ya que la falta de esa infraestructura básica era un obstáculo que hacía que la mitad de los estados de la Republica no tuvieran acceso a gas natural. Con este propósito, la CFE ha licitado, lícita y licitará 26 gasoductos que representan una inversión de casi 16,000 millones de dólares y una longitud de alrededor de 77 mil kilómetros.
Además del gas natural, las fuentes renovables de energía son importantes para la generación sustentable de electricidad, razón por la cual desde el Partido Verde Ecologista de México hemos promovido una legislación que dé certeza e incentive la inversión en este tipo de energías.
En el caso de México, en 2015, el 26% de la matriz de generación de energía proviene de energías limpias, pero nuestro país tiene un gran potencial en esta materia y es por ello que a través de la legislación que hemos promovido y los acuerdos que firmamos en la COP 21 en París, México ha establecido la meta de que para el 2024 el 35% de la generación eléctrica provenga de fuentes de energía limpia. Leyes como la de Transición Energética, la de Energía Geotérmica y los Certificados de Energías Limpias nos permiten tener certeza e incentivos para la inversión en dicho sector.
Soy un convencido de que una economía verde es sustentable y exitosa, el sector eléctrico lo está intentando y me atrevo a asegurarle un futuro promisorio.
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