México.- Descartado aún antes de entenderse cabalmente, el Mando Único policial se planteó en México como una forma de evitar tener muchas policías pequeñas y vulnerables. En “Hacia una nueva policía, diagnóstico y propuestas”, documento coordinado en 2013 por Luis de la Barrera Solórzano para el Programa Universitario de Derechos Humanos, se plantea que “las policías municipales deben estar coordinadas por la correspondiente policía estatal, evitándose así la dispersión, la vulnerabilidad, la disparidad y la inconexión derivadas de la coexistencia de decenas o incluso centenares de cuerpos policiacos distintos en una misma entidad”.
El trabajo hace énfasis en que más allá del nombramiento de un mandamiento expreso de nombrar a una sola persona como “jefe máximo” de la policía, sino a un sistema de coordinación y una cadena de mando que parte del gobierno local.
“Desde luego, será indispensable establecer mandos para cada destacamento municipal, pero unificados a través de las normas, procedimientos, políticas y mandos centrales de cada Estado”, sostiene el documento.
En dicho trabajo se hace referencia, citando a Marcos Pablo Moloeznik, que el esquema de policía unificada debe pensarse a la par de una división de las fuerzas del orden:
Un modelo de policía científica para la persecución y coadyuvancia en la resolución de delitos.
Un modelo de policía comunitaria que atienda y resuelva problemas cotidianos.
Un modelo de policía de reacción responsable de garantizar la tranquilidad, el orden público y la paz social ante circunstancias excepcionales.
En el caso de la iniciativa presidencial enviada al Senado, incluía la creación de 32 policías unificadas, una por estado, eliminando las corporaciones municipales. Un consenso surgido en los meses posteriores al envío de la iniciativa entre los legisladores, es que el proyecto final debe incluir la posibilidad de que existan policías municipales de proximidad (la que atienda problemas cotidianos) en aquellos municipios en los que esto se justifique. Las ciudades medias y áreas metropolitanas representarían un ejemplo de los lugares donde podrían existir policías preventivas o viales que puedan contar con un mando independiente del jefe policiaco estatal.
El trabajo hace énfasis en que más allá del nombramiento de un mandamiento expreso de nombrar a una sola persona como “jefe máximo” de la policía, sino a un sistema de coordinación y una cadena de mando que parte del gobierno local.
“Desde luego, será indispensable establecer mandos para cada destacamento municipal, pero unificados a través de las normas, procedimientos, políticas y mandos centrales de cada Estado”, sostiene el documento.
En dicho trabajo se hace referencia, citando a Marcos Pablo Moloeznik, que el esquema de policía unificada debe pensarse a la par de una división de las fuerzas del orden:
Un modelo de policía científica para la persecución y coadyuvancia en la resolución de delitos.
Un modelo de policía comunitaria que atienda y resuelva problemas cotidianos.
Un modelo de policía de reacción responsable de garantizar la tranquilidad, el orden público y la paz social ante circunstancias excepcionales.
En el caso de la iniciativa presidencial enviada al Senado, incluía la creación de 32 policías unificadas, una por estado, eliminando las corporaciones municipales. Un consenso surgido en los meses posteriores al envío de la iniciativa entre los legisladores, es que el proyecto final debe incluir la posibilidad de que existan policías municipales de proximidad (la que atienda problemas cotidianos) en aquellos municipios en los que esto se justifique. Las ciudades medias y áreas metropolitanas representarían un ejemplo de los lugares donde podrían existir policías preventivas o viales que puedan contar con un mando independiente del jefe policiaco estatal.
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