miércoles, 26 de octubre de 2016

Cenizas de difuntos en los templos ¿negocio de la iglesia católica?

Ciudad de México.- Ha causado controversia el mandamiento del Vaticano que advierte que “las cenizas de los católicos que desean ser cremados no pueden ser esparcidas, divididas ni conservadas en la casa, sino que deben ser guardadas en un lugar aprobado por la Iglesia y consagrado”, lo que para muchos no deja de ser un negocio de la Iglesia que de esa manera ingresaría recursos al vender o alquilar nichos al interior de los templos para que allí descansen lo que queda de los difuntos. Las nuevas normas emitidas por la Santa Sede han sido divulgadas días antes del 2 de Noviembre, “Día de Muertos”, fecha en la que los fieles recuerdan a sus difuntos y oran por ellos.
Y es que durante la mayor parte de su historia bimilenaria, la Iglesia católica sólo permitió el entierro con el argumento de que expresaba mejor la esperanza en la resurrección. Pero en 1963 el Vaticano autorizó explícitamente la cremación, siempre que no implicara la negación de la fe en la resurrección, pero el nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe insiste en que es preferible el entierro, y las autoridades califican la cremación como la destrucción brutal del cuerpo.
Lo curioso es que el “miércoles de ceniza” o final de la “Semana Santa”, la Iglesia Católica recuerda a los fieles que polvo son y el polvo se convertirán, impregnando de ceniza la frente del creyente, y no precisamente, de tierra.
Pero ahora la Iglesia Católica expresa las normas para conservar las cenizas del número creciente de católicos que prefieren la incineración por razones económicas, ecológicas o de otro tipo, y dice que lo hace para contrarrestar ideas nuevas contrarias a la fe de la Iglesia que surgieron desde 1963, como las del New Age, según las cuales la muerte es una fusión con la Madre Naturaleza y el universo o la liberación definitiva de las ataduras del cuerpo.
El Vaticano expresó que las cenizas y fragmentos óseos no se pueden conservar en casa porque con ello se priva a la comunidad católica de recordar al difunto. Por eso las autoridades eclesiásticas deben escoger un terreno consagrado, como un cementerio o templo, para recibirlas.
Solo en casos extraordinarios, un obispo puede permitir que se conserven las cenizas en la casa, dice el documento.
Funcionarios vaticanos no aclararon cuáles son esas circunstancias que, presumiblemente serían propias de países donde los católicos son una minoría perseguida o donde sus iglesias y cementerios sufren ataques de vándalos.
El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que incluye las instrucciones para disponer de los restos de los difuntos fue aprobado por el papa Francisco desde el pasado 18 de marzo.
El texto señala que las cenizas no pueden repartirse entre familiares, conservar en relicarios ni dispersar en el aire, la tierra o el agua, porque ello crea la apariencia de panteísmo, naturalismo o nihilismo, y agrega que a los católicos que optan por la cremación por razones contrarias a la fe se les debe negar la sepultura cristiana.
Se le preguntó al autor del documento, el cardenal Gerhard Mueller, si el pontífice expresó reservas sobre el texto, en particular la negativa a permitir que los familiares conserven las cenizas en casa.
El cuerpo muerto no es propiedad privada de los parientes, es más bien un hijo de Dios que forma parte del pueblo de Dios, aseveró Mueller en conferencia de prensa. Tenemos que superar este pensamiento individualista. 

Gobernantes

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