Ecatepec, Estado de México.- Una Lechería Liconsa está en proceso de ser puesta en funcionamiento en la colonia Luis Donaldo Colosio, ubicada a un lado del canal de aguas negras de Cartagena, que corren al parejo de la avenida Canal de Cartagena y la también llamada avenida, Jesús Arriaga, y junto a un mercado municipal abandonado desde hace 17 años, ante la insensibilidad de las autoridades que aprobaron dicha obra, construida sobre tres vagones de ferrocarril.
La comunidad rechazó por insalubre la plazuela comercial y ahora por la misma razón se rehúsa a que la venta de leche para sus hijos y personas mayores esté en dicho lugar, espacio que originalmente fue donado por ejidatarios para que se construyeran un kinder, una escuela primaria y una iglesia.
Oficialmente estas comunidades donde la pobreza predomina son llamadas “Zona de Atención Prioritaria”. Sin embargo, dicha atención y visión es tan limitada como la de quienes no entienden el concepto “salud” pregonado por los mismos servidores públicos municipales, amén de que hasta el día de hoy no hay luminarias y por lo tanto la inseguridad se sumaría a este servicio insalubre que desde hace tres semanas inició la afiliación de los futuros usuarios.
Sin embargo, colonos que están atentos a su comunidad y como autoridades auxiliares que han sido de los gobiernos municipales en turno, buscaron una alternativa y ya cuentan con un contrato de donación de un predio de 124 metros cuadrados, firmado por el ejidatario donante, ubicado a 300 metros de distancia de la inacabada lechería, canal y mercado abandonado al que, presuntamente, las autoridades pensarían sacarle provecho económico si echaban a andar la Liconsa y las accesorias.
La colonia Luis Donaldo Colosio tiene 21 años de creada, era conocida antes como La Laguna y pertenecía a ejidatarios de Guadalupe Victoria, uno de los 8 pueblos que componen este municipio. Actualmente tiene alrededor de 15 mil habitantes y escasos servicios y sin áreas verdes, y una de las prioridades para la comunidad desde hace casi una década era tener una Lechería, ya que sólo existe una para toda la comunidad.
Colonia de “atención prioritaria”
Durante esos 9 años los colonos organizados, principalmente en el Consejo de Participación Ciudadana (Copaci), la solicitaron sin que los gobiernos priistas les hicieran caso, aún a sabiendas de que la colonia es de “atención prioritaria”, por tratarse de familias de escasos recursos, informa el ex subdelegado del Copaci, Salvador Álvarez Martínez, quien recuerda que el mercado sólo fue ocupado seis meses y abandonado por insalubre por ya casi 17 años.
Refiere que probablemente por la presión que no habían abandonado de establecer la tienda láctea, en enero de este año Nicolás Álvarez, exdelegado vecinal y presunto “administrador” del mercado, advirtió que personal del municipio recorría la zona para ubicar la lechería, yendo al frente el director de Desarrollo Social de la administración 2016-2018, Raúl Ángel Otero Díaz y personal de Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social) y de Liconsa (Leche Industrializada Conasupo), de quienes habría tenido el aval.
Inmediatamente Nicolás Álvarez se encontró con Otero Díaz -y, considera Salvador Álvarez Martínez desde su Oficina de Atención Ciudadana-, visitaron el mercado público y pudieron haber acordado que echarían a andar la plaza y sus accesorias y ahí mismo la lechería, previendo que les podría beneficiar económicamente.
Resulta por lo demás lamentable, que tanto las autoridades municipales como estatales hayan aceptado ubicar el establecimiento en zona tan insalubre, como se ha explicado, donde a ambos lados del canal, irónicamente, colocaron dos mantas con sendas leyendas: “Vecino ¡Cuida tu salud y la de los tuyos! Evita acercarte al Canal de Cartagena, podrías contraer graves enfermedades”.
En contraparte, existe otra posibilidad, de optar las autoridades por un cambio que no perjudique a la ciudadanía, a su salud y a la propia leche y otros productos como el pan que expenden las Lecherías Liconsa, y se encuentra a doscientos (300) metros del canal.
A través de sus gestiones y por su trabajo comunitario, Estela Hernández Paredes y Salvador Álvarez Martínez, ambos exintegrantes de los Copaci de los dos últimos trienios, obtuvieron la donación de una fracción de terreno por parte del donante Mauro Rodríguez Gómez, predio que comprende 124.16 metros cuadrados, y por el cual existe un Contrato de Donación firmado el 30 de diciembre de 2015 por el “donante” y la señora Estela como representante de “los donatarios”, del cual tiene copia RED-ACCION.
El terreno está ubicado en avenida Felipe Carrillo Puerto casi esquina con avenida Las Torres que, como ya se señaló, está a 300 metros de distancia del Canal de Cartagena (o avenida Tamaulipas) y cuya única finalidad, de acuerdo con la Segunda de sus cláusulas, es que “tanto el Donante como Los Donatarios, han acordado que el inmueble motivo del presente contrato, será destinado para que sobre el mismo se construya UNA LECHERÍA, misma que dará el servicio en favor de los donatarios”.
El caso es que el director de Desarrollo Social, Raúl Ángel Otero Díaz, como titular del departamento; el presidente municipal, Indalecio Ríos Velázquez, o en su caso, el secretario del ayuntamiento local, Jorge Alejandro Albarrán Velázquez, son los responsables del riesgo sanitario y de salud que corren los presuntos consumidores y sus familias, y secundariamente Liconsa y Sedesol por conceder su autorización en un lugar totalmente contrario a la salubridad y foco de infección latente en tiempos de lluvia.
Red- Acción
La comunidad rechazó por insalubre la plazuela comercial y ahora por la misma razón se rehúsa a que la venta de leche para sus hijos y personas mayores esté en dicho lugar, espacio que originalmente fue donado por ejidatarios para que se construyeran un kinder, una escuela primaria y una iglesia.
Oficialmente estas comunidades donde la pobreza predomina son llamadas “Zona de Atención Prioritaria”. Sin embargo, dicha atención y visión es tan limitada como la de quienes no entienden el concepto “salud” pregonado por los mismos servidores públicos municipales, amén de que hasta el día de hoy no hay luminarias y por lo tanto la inseguridad se sumaría a este servicio insalubre que desde hace tres semanas inició la afiliación de los futuros usuarios.
Sin embargo, colonos que están atentos a su comunidad y como autoridades auxiliares que han sido de los gobiernos municipales en turno, buscaron una alternativa y ya cuentan con un contrato de donación de un predio de 124 metros cuadrados, firmado por el ejidatario donante, ubicado a 300 metros de distancia de la inacabada lechería, canal y mercado abandonado al que, presuntamente, las autoridades pensarían sacarle provecho económico si echaban a andar la Liconsa y las accesorias.
La colonia Luis Donaldo Colosio tiene 21 años de creada, era conocida antes como La Laguna y pertenecía a ejidatarios de Guadalupe Victoria, uno de los 8 pueblos que componen este municipio. Actualmente tiene alrededor de 15 mil habitantes y escasos servicios y sin áreas verdes, y una de las prioridades para la comunidad desde hace casi una década era tener una Lechería, ya que sólo existe una para toda la comunidad.
Colonia de “atención prioritaria”
Durante esos 9 años los colonos organizados, principalmente en el Consejo de Participación Ciudadana (Copaci), la solicitaron sin que los gobiernos priistas les hicieran caso, aún a sabiendas de que la colonia es de “atención prioritaria”, por tratarse de familias de escasos recursos, informa el ex subdelegado del Copaci, Salvador Álvarez Martínez, quien recuerda que el mercado sólo fue ocupado seis meses y abandonado por insalubre por ya casi 17 años.
Refiere que probablemente por la presión que no habían abandonado de establecer la tienda láctea, en enero de este año Nicolás Álvarez, exdelegado vecinal y presunto “administrador” del mercado, advirtió que personal del municipio recorría la zona para ubicar la lechería, yendo al frente el director de Desarrollo Social de la administración 2016-2018, Raúl Ángel Otero Díaz y personal de Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social) y de Liconsa (Leche Industrializada Conasupo), de quienes habría tenido el aval.
Inmediatamente Nicolás Álvarez se encontró con Otero Díaz -y, considera Salvador Álvarez Martínez desde su Oficina de Atención Ciudadana-, visitaron el mercado público y pudieron haber acordado que echarían a andar la plaza y sus accesorias y ahí mismo la lechería, previendo que les podría beneficiar económicamente.
Resulta por lo demás lamentable, que tanto las autoridades municipales como estatales hayan aceptado ubicar el establecimiento en zona tan insalubre, como se ha explicado, donde a ambos lados del canal, irónicamente, colocaron dos mantas con sendas leyendas: “Vecino ¡Cuida tu salud y la de los tuyos! Evita acercarte al Canal de Cartagena, podrías contraer graves enfermedades”.
En contraparte, existe otra posibilidad, de optar las autoridades por un cambio que no perjudique a la ciudadanía, a su salud y a la propia leche y otros productos como el pan que expenden las Lecherías Liconsa, y se encuentra a doscientos (300) metros del canal.
A través de sus gestiones y por su trabajo comunitario, Estela Hernández Paredes y Salvador Álvarez Martínez, ambos exintegrantes de los Copaci de los dos últimos trienios, obtuvieron la donación de una fracción de terreno por parte del donante Mauro Rodríguez Gómez, predio que comprende 124.16 metros cuadrados, y por el cual existe un Contrato de Donación firmado el 30 de diciembre de 2015 por el “donante” y la señora Estela como representante de “los donatarios”, del cual tiene copia RED-ACCION.
El terreno está ubicado en avenida Felipe Carrillo Puerto casi esquina con avenida Las Torres que, como ya se señaló, está a 300 metros de distancia del Canal de Cartagena (o avenida Tamaulipas) y cuya única finalidad, de acuerdo con la Segunda de sus cláusulas, es que “tanto el Donante como Los Donatarios, han acordado que el inmueble motivo del presente contrato, será destinado para que sobre el mismo se construya UNA LECHERÍA, misma que dará el servicio en favor de los donatarios”.
El caso es que el director de Desarrollo Social, Raúl Ángel Otero Díaz, como titular del departamento; el presidente municipal, Indalecio Ríos Velázquez, o en su caso, el secretario del ayuntamiento local, Jorge Alejandro Albarrán Velázquez, son los responsables del riesgo sanitario y de salud que corren los presuntos consumidores y sus familias, y secundariamente Liconsa y Sedesol por conceder su autorización en un lugar totalmente contrario a la salubridad y foco de infección latente en tiempos de lluvia.
Red- Acción
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