Estado de México.- Con un abstencionismo de 57.3 y 53.8 en las pasadas dos elecciones para gobernador –2005 y 2011–, el estado de México se coloca entre las entidades con menor participación al renovar al Ejecutivo estatal, por abajo del promedio nacional. La participación electoral de los mexiquenses oscila entre 10 y 13 puntos por abajo del promedio en comicios similares de otros estados, acentuándose especialmente en los ayuntamientos de la zona conurbada de la ciudad de México.
La escasa participación coloca a las estructuras partidistas con una mayor incidencia en el resultado de las elecciones, como sucedió hace seis años: “El triunfo de Eruviel Avila, con márgenes superiores a lo esperado tiene varias explicaciones. Una de ellas es que refleja la cantidad de recursos gastados por su partido (…) sin embargo, la cifra más contundente de esa elección fue la abstención, reflejo del rechazo social a las formas de operar de partidos y gobierno”, advierte un estudio de Gabriel Corona, publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
El comportamiento electoral en esa entidad tiene marcadamente dos niveles, subraya por su parte Juan Carlos Villarreal, especialista de la UAEM en la política mexiquense, pues se acentúa en los municipios conurbados, cuya población –en buena parte no originaria de la entidad– ve distante al gobernador, lo que contrasta con la afluencia ciudadana en el resto de la entidad. Sin embargo, debido a la alta concentración del electorado en 20 municipios conurbados –casi 70 por ciento de los 11.3 millones que conforman el padrón mexiquense– tiene un peso fundamental en el abstencionismo general.
En los comicios de 2011, caracterizado por una amplia victoria del PRI con 62 por ciento de los votos –3 a 1 sobre el PRD y 4 a 1 sobre el PAN–, algunos municipios conurbados registraron una muy escasa afluencia: Nezahualcóyotl, 59 por ciento de abstención; Atizapán; 60 por ciento; Naucalpan , 62 por ciento, y Ecatepec, 57 por ciento.
El abstencionismo en la entidad tuvo comportamientos extremos: si en Siltepec fue de 38.8 y en Metepec de 39 por ciento, en uno de los dos ditritos electorales de Naucalpan alcanzó casi 64 por ciento. "El elector metropolitano se identifica muy poco con el gobierno estatal porque lo siente muy distante y no lo relaciona con la solución de sus problemas cotidianos", señala Villarreal.
De acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto Electoral del Estado de México, el abstencionismo en la entidad es mayor entre los varones y especialmente entre el grupo de edad entre 20 y 29 años, que, por lo demás, es el que mas número de electores acumula. Otra característica de quienes no votan en la entidad es que quienes migran a esa entidad suelen tener una menor participación electoral que aquellos que son mexiquenses de origen.
Contrario a las tendencias electorales, en el estado de México, el abstencionismo se reduce en las elecciones de ayuntamientos y de Congreso. La entidad es la única en la que los comicios de gobernador no coinciden con las elección de alcaldes y diputados locales pero, el abstencionismo en 2012 fue sólo de 35.3 y en 2015 de 49 por ciento.
Los efectos de la baja participación
Si bien el gobierno del estado de México ha estado bajo control hegemónico del PRI, en el plano municipal sólo hay cinco ayuntamientos donde no ha habido alternancia reciente, lo que ha permitido mayor presencia de la oposición de izquierda y de la derecha, sostiene Villarreal, aunque ese partido ha preservado mayoritariamente los cargos en disputa: alcaldías, diputaciones locales y federales.
Es indudable que la élite política de la entidad es del PRI y “eso favorece la operación económica, política y social, "porque tienen capacidad de gestión para programas sociales y partidas económicas", lo que permite consolidar liderazgos regionales y, en consecuencia, apuntalarlo en el plano estatal, agrega el especialista quien subraya: "se dice que el partido en el poder en una elección tiene la capacidad de mover hasta 7 puntos en la elección, a partir de su capacidad de movilización".
Si en las elecciones de 2005 y 2011 el PRI ganó con votaciones de 47 y 62 por ciento, respectivamente y en los comicios intermedios de 2015 retuvo la mayor parte de los 125 municipios, para el especialista en la política mexiquense existen tres factores que han provocado que la elección de 2017 se anticipe muy disputada: el desgaste de la administración del presidente, Enrique Peña Nieto, ex gobernador mexiquense; a diferencia de otras elecciones y si bien no fue tan evidente que en esta ocasión no cerraron filas en el PRI, si se pudo advertir el distanciamiento del gobernador Eruviel Avila de la campaña priísta y el reposicionamiento y la recomposición de la presencia de los partidos de oposición en la entidad.
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