Ciudad de México.- Con el rostro inmutable y la voz pausada, Ricardo Anaya Cortés se asume como el político incómodo para el sistema. A casi dos meses de haberlo instalado –desde la Procuraduría General de la República (PGR)– en el centro de una trama de corrupción y triangulaciones financieras con el propósito de enriquecerse, el queretano argumenta que el pueblo ya cayó en cuenta de las mentiras, acusaciones falsas y el montaje del cual ha sido objeto.
Con el tiempo contado por la acumulación de compromisos, reuniones privadas y el pulimento final de su campaña electoral, Anaya luce el atuendo de un joven político: mocasines, pantalón de vestir, camisa blanca sin corbata y blazer azul. La entrevista se realiza en un modesto rincón de su casa de campaña –ubicada en el piso de un edificio medio viejo de Polanco– sin rehuir a las preguntas.
Desde el inicio, Anaya sentencia el destino del PRI: imposible que gane. Del tránsito de una relación cordial con el gobierno al enfrentamiento, interpreta escuetamente que se debe a su postura de cero impunidad, toque a quien toque.
Entrevistado por La Jornada, el queretano de carrera meteórica en el PAN, donde lo mismo ha sido diputado que subsecretario y dirigente nacional, insiste en que derrotará a sus adversarios el primero de julio próximo, e instaurará el primer gobierno de coalición (integrado por panistas, perredistas y de Movimiento Ciudadano) en la historia del país.
¿Hay visos de fraude en el proceso electoral? –se pregunta al abogado de 39 años.
Esta elección va a ser de cambios, porque prácticamente 85 por ciento de la población en México quiere un cambio, y esto tiene que ver con los problemas gravísimos de desempeño del gobierno en materia de corrupción. Dicho por Transparencia Internacional, ocupamos el último lugar en materia de sobornos entre todos los países de América Latina y el Caribe. En materia de desigualdad, ya somos el país más desigual. En materia de violencia, 2017 cerró como el país más violento, al menos en los 20 años recientes.
“El crecimiento, además de que ha sido muy mediocre, la economía ha venido acompañada de un fenómeno que es muy preocupante: la precarización del salario, cada vez se pagan salarios más bajos en el país. La mitad de la población en México que sí tiene empleo ¡gana menos de 160 pesos al día!
“El PRI no tiene posibilidad de ganar la elección. Ahora, 85 por ciento de la gente que quiere un cambio va a tener que elegir entre dos alternativas muy distintas: un cambio con ideas muy antiguas creo yo que además no han funcionado, como el que representa Andrés Manuel López Obrador, y el cambio que nosotros estamos proponiendo en la coalición Por México al Frente, que ofrece resolver los problemas de la gente.
En este contexto, no sabemos qué está dispuesto a hacer el PRI, porque es un hecho que a la buena no tiene absolutamente ninguna posibilidad de ganar la elección, y por eso tenemos que estar verdaderamente atentos durante todo el desempeño de las campañas, y particularmente el día de la jornada electoral. Se ve imposible que el PRI gane y podrían estar tentados, en un acto desesperado, a tratar de cometer un fraude electoral.
¿Por qué aspira a la Presidencia de la República?
Porque México necesita un cambio profundo y están dadas las condiciones para mejorar la vida de las personas. En esta elección nos estamos jugando mucho más que quién gobierne durante los próximos seis años. Nos estamos jugando el futuro de una generación entera.
¡Podemos acabar con la corrupción! Terminar con la corrupción para darle a México un gobierno honesto, transparente, que se conduzca con principios. Acabar también con la pobreza extrema. Es inaceptable que haya 11 millones de personas en esa condición. Acabar con la impunidad, que en México podamos tener un auténtico estado de derecho, que la ley se aplique igual para todos, desde el presidente de la República hasta el último de los ciudadanos.
“Podemos lograr que la economía crezca para todos desde una perspectiva muchísimo más incluyente, donde no sólo mejore la variable macroeconómica, sino que mejore la economía familiar. Estoy convencido de que la estrategia que se ha venido implementando en materia de seguridad es equivocada y que si hacemos lo correcto podemos recuperar la paz y la tranquilidad en nuestro país, y finalmente, debemos de recuperar –con dignidad– el lugar de México en el mundo, particularmente replanteando nuestra vecindad con Estados Unidos.”
La Jornada
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