lunes, 18 de agosto de 2014

Nueva “Guerra Fría”, no hay tal

Por Salvador González Briceño

*Síndromes de la decadencia imperial; eso sí.
No hay indicadores que soporten ese dicho corriente de nuestros días, en el sentido que se vive una suerte de “nueva guerra fría”. Al menos en los términos añejos, de transcurrir del mundo a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Porque no hay un bilateralismo en pugna por el predominio de los mercados mundiales; el imperialista y el comunista, con los bloques bien definidos en los acuerdos de Teherán (Roosevelt, Stalin, Churchill). Tampoco la confrontación de dos proyectos como tales, el puramente capitalista encabezado por Estados Unidos (EU) y el socialista comandado por la hoy ex URSS.
Una lucha por la superioridad armamentista; ni carrera nuclear —las fallas de Chernobyl y de Fukushima han destripado el elevado riesgo—; ni competencia por ser primeros en explorar el espacio exterior, viajes nuevos o planetas (incluso hoy hasta domina la creencia de que la NASA no llegó a la Luna). Subsisten, eso sí, el escudo antibalístico occidental y la destrucción del mundo al alcance de un botón.
El pretendido unilateralismo impuesto por EU tras la caída de la URSS y el Muro de Berlín, da cada vez más muestras de ser un infundio del hegemonismo militarista de la OTAN, no tanto del Pentágono (el actor promotor de la violencia, de la mano de la CIA, durante la “guerra fría”) que ha perdido influencia, presencia y credibilidad —como tantas “instituciones” gringas en el exterior—, al igual que los socios occidentales hoy sumidos en tremenda crisis económica.
Todo lo contrario. Lo que está al alcance de la vista es el declive imperial de EU. El descrédito de muchos (países, instancias e instituciones), en el escenario internacional, con EU a la cabeza; el sector militarista del imperio que va en picada, como sucede con la OTAN que encabeza Anders Fogh Rasmussen y los propios socios occidentales, tan divididos con los acontecimientos recientes por los altos grados de violencia injustificados (la guerra nunca alcanza justificación).
Qué decir del presidente Barack Obama, franco perdedor después de tantas derrotas en los escenarios geopolíticos y la defensa de los intereses geoestratégicos de las empresas que pretenden, ellos sí, el dominio al viejo estilo del mercado mundial (cabilderos y grupos de presión incluidos).
Se pretende, eso sí —“llamarada de petate”—, hacer creer que los conflictos recientes son fruto de una confrontación con Rusia o China (los viejos baluartes del llamado socialismo real y del comunismo maoísta), por cierto en Jauja. Ambos países son los que irrumpieron el escenario internacional con fuerza: Rusia en la geopolítica mundial; China en la economía global.
Tanto EU como sus aliados de la OTAN (estos últimos divididos en cuanto a apoyar las aventuras guerreras gringas) están ganando el descrédito total. Los conflictos recientes lo ilustran perfectamente. Ahí está la derrota en Siria. La farsa que cuesta sangre en Ucrania, de pretender cercar a Rusia asesinando civiles inocentes de la mano del títere Petró Poroshenko.
La derrota de EU en Afganistán. Los grupos del mercenariato —el pretendido “estado islámico”— que están azuzando en Siria e Irak, criminales a sueldo, pues, que responden a sus creadores también occidentales (¡los saudíes también?). El genocidio criminal de Israel sobre Palestina, en la Franja de Gaza, que no para pese a la elevada cifra de muertes.
La pérdida de la hegemonía imperial, tan sigilosa como silenciosa, está en juego. No hay escenario en donde gane la “civilización” de Occidente. Sobre todo Estados Unidos.

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