sábado, 4 de febrero de 2017

PLUMA NEGRA

POR: JOSÉ CALZADA

PROTECCIÓN ANIMAL, LETRA MUERTA
De las pocas iniciativas aceptables que aprobó la LXIII Legislatura de Veracruz fue la modernización de la Ley de Bienestar Animal para el Estado de Veracruz que contempla castigo a quienes provoquen, inciten o fomenten cualquier expresión de maltrato a los animales, incluso la creación de una Fiscalía Especializada en Delitos contra los animales y con ello la supresión de peleas de gallos, perros, vaquilladas, xiqueñadas, embalse de toros y pamplonadas.
Apenas el 22 de enero pasado se nombró al nuevo Fiscal para hacer respetar la ley en cuestión, sin embargo el Fiscal y la ley fueron vulnerados y pisoteados el pasado 1 de febrero cuando una turba de tlacotalpeños alentados por el propio presidente municipal, Homero Gamboa Martínez, bajo pretexto de que la barbarie es el alma de las fiestas de la Virgen de la Candelaria celebrado desde el siglo XVII, cuando los frailes de la orden de San Juan de Dios trajeron la imagen mariana de España.
Las fiestas de la Candelaria son una tradición por que durante sus ocho dí¬as, la fe católica y los visitantes observan el paseo de la imagen de la virgen de bulto y vestida ricamente a la usanza española, es sacada del nicho que ocupa el lugar principal del templo y a bordo de una piragua recorre el rí¬o Papaloapan, para bendecir al pueblo de pescadores y asegurar una buena captura durante el año.
Pero sin duda, el atractivo para propios y extraños es el día 1 de febrero cuando se registra  el descomunal maltrato a por lo menos, una docena de toros de raza cebú, que son alcoholizados antes de ser cruzados por el río remozados desde una lancha, mientras del otro lado del río una multitud humana alcoholizada también, los esperan ansiosos para lazarlos y hostigarlos con todo tipo de objetos para enfurecerlos y disfrutar de las corretizas que dejan saldos con frecuencia de lesionados, producto de la crueldad contra los toros. La mayoría de los toros tratan de huir de la turba ebria que busca lastimarlos y corren por las calles de Tlacotalpan, ciudad museo declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998.
Desde el siglo XVII hasta el 2016, en Tlacotalpan se consideró una tradición ese tipo de barbaries durante las fiestas patronales, pero lo mismo sucede en Xico con las xiqueñadas y en Teocelo las vaquilladas que son actos similares pero con vaquillas que también son colocadas en la calle principal del pueblo durante las fiestas patronales para la comisión de abusos por parte de los asistentes.
Durante años de propuestas y discusiones y en armonización de la leyes federales que prohíben el maltrato animal, por fin en el 2016 los diputados veracruzanos aprobaron la Ley de Bienestar Animal y con la última reforma publicada en la Gaceta Oficial el 10 de noviembre de 2016 a la Ley de Protección Animal, se adecuó la creación de la Fiscalía Especializada en Delitos contra los Animales, la cual se encarga de las denuncias e investigaciones correspondientes a este rubro.
Sin embargo, el pasado miércoles 1 de enero se demostró que Veracruz no está preparado para el respeto a los animales, sino todo lo contrario y Tlacotalpan lo demostró así.
Lo más grave es que más allá del clamor popular que se convirtió en inconsciencia colectiva y obligó a cometer el crimen contra los toros, fue la complicidad de la primera autoridad de Tlacotalpan, el alcalde Homero Gamboa un militar retirado que abandonó su convicción de servicio público y respeto a la ley para convertirse en el promotor de los actos de barbarie.
Homero Gamboa evadió su responsabilidad, al deslindarse “de lo que pueda pasar”, además se negó a coadyuvar con la Fiscalía General del Estado de Veracruz para aplicar la ley, amenazó además al personal de la fiscalía de interponer denuncias por alterar el orden público en su municipio.
LOS GALLOS SIGUEN
Al igual que los toros y vaquillas, las peleas de gallos también representan un tema polémico que tiene su milenario origen en Asia, después se llevó al continente Europeo y los españoles los trajeron a México donde se adoptó la riña de aves como una tradición muy mexicana para divertirse a costa de los gallos.
Al igual que el resto de los animales, los gallos entraron en el polígono de la protección con la nueva Ley de Bienestar Animal en el estado de Veracruz, pero tan pronto concluyó la Legislatura que aprobó esa legislación, un diputado del Congreso entrante se convierte en el defensor de ese “deporte” con la intención de derogar los artículos de la ley que prohíben ese tipo de espectáculos que se convierten en espacios para apuestas y manejo de dinero de dudosa procedencia.
La defensa de esa postura, recae en que las peleas de gallos son una “tradición” que genera una derrama económica que beneficia no sólo al Estado, sino al país en distintas formas y que también crea empleos a campesinos y personas mayores”.
Sin embargo, legalizar las peleas de gallos en Veracruz es retroceder en la protección de los animales, es dar un paso atrás a todo el trabajo en la defensa en esa materia, no es suficiente la justificación de mejorar la economía de las regiones, sino que por el contrario, hay que seguir impulsando la protección de los animales y el derecho a la vida, que destaque Veracruz como promotor del bienestar animal donde se castiga la barbarie y el maltrato, que se haga valer y cumplir la ley.

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