Ciudad de México.- Uno de los sectores más disputados por los candidatos presidenciales del PRI y Morena para esta elección presidencial es el del magisterio, que en números de trabajadores son aproximadamente un millón 400 mil, pero que traducido a instrumento electoral puede ser una pieza clave en la movilización de activistas y en la vigilancia de las casillas. Esto sin contar lo que significa en votos.
Entre las propuestas y los apoyos hacia José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador el sector magisterial se juega una buena parte de su futuro. Por el primero están los que apoyan la parte oficial que dice que mantendrá la reforma educativa, por el segundo los que piden que la deroguen porque se trata más de una reforma laboral y nada que ver con la calidad de la enseñanza.Lo cierto es que los docentes y trabajadores de la educación son un factor político y electoral que puede jugar un papel decisivo en estas elecciones por la influencia que tienen en las comunidades, pueblos y en las familias a través de los centros escolares y del alumnado.
A nivel electoral el magisterio tiene un largo historial como un actor efectivo. Desde 1994 el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) comenzó a transformar su estructura laboral en electoral con la integración de la Agrupación Magisterial de Observación Electoral que estuvo presente en la elección de Tabasco cuando ganó Roberto Madrazo. En ese entonces registraron las anomalías que perfilaban un fraude.
A partir de entonces un grupo de expertos en ingeniería política trabajaron en una transformación cualitativa de la estructura magisterial para hacerla un instrumento electoral muy efectivo y en una carta pesada de negociación política a manos de Elba Esther Gordillo.
Producto de este trabajo, una década después el SNTE se erigió en el Partido Nueva Alianza (PANAL) que en la elección del 2006 ayudó a que triunfara Felipe Calderón pues la mitad de los representantes de casilla eran del magisterio.
De acuerdo con estimaciones de integrantes del magisterio que participaron en la operación electoral de 2006, a pesar de que la profesora Elba Esther Gordillo fue desconocida como líder del SNTE y se encuentra en prisión domiciliaria, aún mantiene una incidencia importante en la mitad de las 61 secciones que lo integran, sobre todo en Chiapas, Michoacán, la Ciudad de México, Guerrero, una parte de Oaxaca y algunas regiones del norte del país.
Calculan que hay unos 350 mil integrantes del SNTE con los que cuenta la maestra Gordillo, quienes con sus propios recursos y equipo pueden movilizarse el 1 de julio para apuntalar la estructura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de López Obrador.
Por su parte, el dirigente oficial del SNTE, Juan Díaz de la Torre y el presidente del PANAL, Luis Castro Obregón, ofrecieron a José Antonio Meade todo su apoyo luego de que éste último les prometió aumentar su salario. De acuerdo con el registro en el INE, el PANAL cuenta con 657 mil 864 militantes validados.
Más allá de los números y de que el magisterio se encuentra dividido, lo que representa electoralmente es un trabajo efectivo y clave a lo largo de la campaña presidencial para la promoción del voto y de vigilancia en las casillas el día de la votación.
En eso radica su papel estratégico en estos comicios y es por eso que tanto el PRI como Morena se disputan su trabajo y su voto.
Por cierto…. Después de dos elecciones presidenciales, el equipo de Morena aún adolece de una estructura de vigilancia que cubra el cien por ciento de las casillas. Los operadores del partido de López Obrador planean armar una estructura similar a la que operó en 2006, a fin de que alrededor de 350 mil maestros y trabajadores de la educación vigilen todas las casillas para impedir un eventual fraude.
Proceso
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