Por: Jorge Treviño Isaías
La Asamblea General Politécnica AGP se ha fragmentado, partida debido a los compromisos contraídos por varios de sus integrantes con diferentes partidos políticos. La AGP pulveriza su estructura y se aleja, -al menos durante el proceso electoral-, de toda posible vía de diálogo que lleve a concretar acuerdos en favor de su Alma Mater el Instituto Politécnico Nacional.
Morenístas, perredistas, priístas, marxistas anarquistas, aspirantes a guerrilleros y seudoautodefensas se refugian en la AGP, pero esa pluralidad no se convierte en suma de capacidades para asumir correctamente su rol en la solución de las demandas que le dieron origen en 2014, por el momento la mayoría de corrientes apuntan a la acción de fortalecimiento de candidatos y partidos en el proceso electoral.
El Congreso Nacional Politécnico CNP no es prioridad para la AGP, por instrucciones de sus patrones políticos ubicados fuera del Politécnico, deben concentrarse a la articulación de actos orientados a desgastar a las autoridades.
Prevalece la miopía premeditada pues mantener vivo el conflicto permite a los dirigentes estudiantiles conservar argumentos políticos, que no académicos, el objetivo por instrucción ulterior es presionar al gobierno federal, no importa si está bien o si está mal la propuesta institucional, simplemente hay que pretextar el alargamiento de toma de acuerdos con la negación al dialogo.
La AGP tiene muy buena capacidad, excelente y alta calidad para el debate pero sólo cuando lo hace unida y avanzando hacia la misma dirección. El pasado noviembre de 2017 los dirigentes estudiantiles convocaron a una marcha para reclamar que no se ratificara a Enrique Fernández Fassnacht como director general, no podemos asegurar que la marcha evitó la continuación de Fernández Fassnacht pero el funcionario abandonó el puesto luego de una gris administración. Sin embargo ahora la AGP refleja divisionismo, a tal grado ocurren los conflictos que la violencia podría convertirse en el modo de imponer dominio al seno de la AGP. Tal como ocurrió el pasado primero de marzo con las agresiones contra Donovan Garrido Hernández uno de los líderes protagonistas en la toma del edificio de la Secretaría Académica, de Investigación, y Posgrado desde el 22 de febrero para reclamar el cambio de carrera de sesenta estudiantes.
Al respecto el Doctor Mario Alberto Rodríguez Casas, Director General del IPN explicó durante una entrevista por televisión trasmitida a través del Canal Once, que no es procedente la petición de la AGP para el cambio de carrera de los mencionados 60 estudiantes porque no cubrieron los criterios establecidos por la Comisión Especial de Cambios de Carrera del Consejo General Consultivo, por lo que autorizarlo equivale a violar el marco normativo de la institución académica.
El titular del politécnico, Doctor Mario Alberto Rodríguez Casas ha expresado sus propuestas de manera abierta, señalando la urgencia de avanzar hacía un CNP que de fortaleza al IPN.
Así las cosas, mientras la AGP sufre fragmentación estructural aunada al vacío de discurso, agravada circunstancia por la adopción de la violencia interna que podrían situarle al rezago, un rebase permitido, lo cual sería una lástima ya que es perder la tan valiosa oportunidad para aportar sustancialmente a la construcción de un nuevo Politécnico. La AGP abandonada a su suerte por sí misma.
A su vez, la autoridad politécnica a partir del 18 de noviembre de 2017 ha expuesto sus propuestas de forma abierta a la sociedad, con ejes de trabajo trazados para seguir poniendo a la técnica al servicio de la patria y definidos en el respeto amplio al ser humano a través de la vinculación social.
Sin duda el conflicto está en la AGP y no de la autoridad. Al menos por ahora.
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