lunes, 14 de octubre de 2019

Ámate, un proyecto de mujeres en el penal del Amate

Tuxtla Gutiérrez, Chis.- En Chiapas “El Amate” no solo es un árbol frondoso común en la entidad, también es el nombre del principal Centro de Readaptación Social (Cereso), que se encuentra ubicado en el municipio de Cintalapa. A este lugar llegaron hace unos meses las hermanas Gina y Paulina Vega por supuestamente estar involucradas en la falsificación de documentos; pero su proceso continúa en marcha y esperan que la justicia les llegue pronto.
Los meses que han estado en el penal no han sido fáciles, pero iniciaron junto con 5 mujeres más del mismo reclusorio un proyecto que con un acento cambian la connotación del nombre de la cárcel: “Ámate”.
El proyecto consiste en bordar y hacer bolsas de manta con diseños propios que hacen referencia a los momentos felices que pasan dentro del reclusorio. Apenas hace un par de días por medio de una página de Facebook llamada “Nucu” empezaron a ofertar las bolsas y ha sido un éxito.
“Creo que jamás me imaginé estar privada de mi libertad, ya que siempre he vivido con el lema de que el respeto a los demás es lo más importante y nunca me he involucrado en actos ilegales, pero la vida me tenía preparada este enorme reto que quiero compartir con mucho amor.
El día que me trajeron me sentía totalmente confundida y mi primera reacción fue de temor, miedo y angustia, no sabía que podía pasarme aquí ni el tipo de personas que habrían y cómo había que actuar o vivir en un lugar como la cárcel (el Amate)” contó Gina en una carta.
En la misma misiva cuenta cómo las mujeres del penal han sido generosas con ella y su hermana: “Las mujeres del edificio en dónde estoy junto con mi hermana son muy amables y compasivas con las recién llegadas, todas nos llevaron productos de limpieza, ropa, sandalias y sobre todo y más importante, palabras de aliento y tranquilidad, y pensé: ¡que afortunada soy!”.
Pero la vida en el Cereso con toda y el abrazo de las otras mujeres que están también privadas de su libertad ha sido difícil. “Pasaron los días y llegó la tristeza a mi corazón, hasta un punto en donde no le encontré el sentido a mi vida; todo lo que creía de ella se había esfumado y dormí durante casi 7 días, levantándome sólo para la contada (pasan lista) a las 7 am y 5 pm.
Después de este tiempo, pensé que no podía dejar que esta situación me venciera, y me enfoqué en la única cosa que quería hacer desde hace mucho tiempo pero no hacía; ¡bajar las lonjas, panza y celulitis! Me levanté y empecé a caminar por las mañanas alrededor de los edificios de la prisión femenil, saludo a las mujeres por las mañanas, a las oficiales y sonrío, me doy cuenta que creo que sí puedo con esto; a los 15 días noté los primeros cambios en mi cuerpo y ¡wooow! Para mí en ese momento fue el logro más grande así que desde ese momento nació ¡Gina fitness! Jaja”.
En su carta Gina cuenta los altibajos que ha tenido en estos meses y cómo surgió el proyecto de Ámate, que también le ayuda a ella y a las otras mujeres a apoyar a sus familiares sobre todo porque la mayoría son madres solteras.
“He pasado por muchos procesos en muy poco tiempo, como el estar sin hacer nada, ufff… yo que siempre he sido una mujer muy activa me estaba desesperando muchísimo, así que junto con mi hermana presentamos al director, el proyecto de “taller textil ÁMATE”, se trata de trabajar con las mujeres y hacer bolsas que representen nuestra vida en este lugar, dándole un sentido positivo.
Después de varias semanas ¡recibimos la aprobación!  (…) el primer día al sentarme en la máquina de coser fue increíble ¡me sentí como en casa!”
Por medio de otra carta, Gina aceptó contar más sobre este proyecto y dijo que todos los días trabajan en las bolsas desde las 9:30 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, que es la hora en que regresan a los módulos. Las bolsas las están comercializando gracias al apoyo de otras mujeres que desde afuera del reclusorio hacen el trabajo de compra de materiales, comunity manager, diseño de publicidad, entre otras actividades que ayudan a que se venda la marca.
Para Gina y su hermana, el diseñar y crear no es cosa nueva, pero para las otras mujeres ha sido un descubrimiento. Todas van aprendiendo, acompañándose, reflexionando a través del bordado, haciendo sensibles también a otras personas sobre su situación mediante su trabajo.
El amor a sí misma y entre mujeres no tiene que ver con una situación en particular, es una práctica diaria que no hay cárcel que pueda evitar.

CN

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