Este proyecto de joyería surgió en 2017 como una oferta diferente para el Valle de Toluca y poco a poco ha logrado consolidarse; llega incluso a otros estados de la República y diversos países.
Como un recuerdo de una de las etapas más importantes para las mujeres que son mamás, y a su vez fomentar la lactancia, surgió el proyecto “Joyalacta”, que consiste en la fabricación de joyería, a base de leche materna y materiales como plata y acero inoxidable.
Este proyecto surgió en 2017, como una oferta diferente para el Valle de Toluca y poco a poco ha logrado consolidarse, llegando incluso a otros estados de la República Mexicana y traspasar fronteras, alegrando a mamás de ciudades como Nueva York. Natalia González Martínez, quien actualmente está detrás de “Joyalacta”, comenzó en este proyecto, primero como colaboradora, pues su maestra Victoria Molina, fue la fundadora. “Yo era estudiante de la carrera en Diseño Industrial cuando la conocí, ella era maestra en la carrera, poco a poco hemos creado esta relación, que fue más allá de ser mi jefa, ya que poco a poco nos fuimos haciendo amigas”. Así, en 2019, Natalia se convirtió en la cabeza de este proyecto y actualmente es la encargada de atender los pedidos, recolectar la leche materna, confeccionar las joyas, entregas, así como del marketing e inventario, logrando posicionarse como una de las pocas opciones de este tipo en el Valle de Toluca e incluso en el Estado de México.
El proceso requiere de al menos cuatro semanas, después de la entrega o llegada de la leche materna, generalmente sus clientas conocen su trabajado a través de redes sociales o por la recomendación de otras mamás; una vez que la contactan, les muestra el catálogo. Luego de que las interesadas eligen los modelos que les gustan, se pacta la entrega de la “materia prima”. Como la leche materna que se emplea no tiene un uso alimenticio, ésta se puede enviar o entregar en un frasco de muestras que se adquiere en cualquier farmacia, debe ser de material plástico para disminuir los riesgos durante el traslado y otra opción son las bolsas de muestras de leche.
La cantidad que se requiere para elaborar estas piezas es únicamente una onza; una vez que Natalia ya cuenta con este material pone manos a la obra, para ello se refrigera, pues la leche pasa por distintos procesos para conservar la grasa natural, que es lo que más se aprovecha; después se comienza a trabajar con distintas resinas para poder dar la dureza y la resistencia que necesaria para las piezas de joyería, que pueden tener distintas formas; una de las más pedidas son los corazones.
En su mayoría, estas figuras se colocan en piezas de plata, para que el contraste de materiales se perciba, aunque también se puede utilizar acero inoxidable.
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