Luis Velázquez
•Nunca el ORFIS ni la Comisión de Vigilancia del Congreso advirtieron los trastupijes de los presidentes municipales que en cinco meses dejarán el cargo
•“Químicos” contables limpian las tesorerías de ediles urbanos para borrar la huella de los ilícitos
Una vez más, y como siempre, los presidentes municipales de Veracruz que en cinco meses terminarán el periodo constitucional… se irán cobijados en la impunidad, pues, si acaso, el ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior) y la Comisión de Vigilancia del Congreso sólo toca a los alcaldes charales, y en otros, y como lo ha anunciado el diputado Enrique Levet Gorozpe, a los funcionarios de confianza, ninguno de elección popular.
La impunidad, pues.
Incluso, y no obstante que las fuentes ilícitas de financiamiento son visibles, el ORFIS y el Congreso se han vuelto salinistas “en la plenitud del pinche poder”. Ni ven ni oyen.
Por ejemplo, las dependencias fiscalizadoras del gasto público saben, están conscientes, seguras de que los alcaldes suelen quedarse con el diezmo del presupuesto institucional, y nadie sigue tales huellas de investigación y auditoría.
Bastaría referir que la presidenta municipal de Veracruz, Carolina Gudiño Corro, ejerce un presupuesto anual de 1,300 millones de pesos, y si el diezmo significa 130 millones de pesos, entonces, esa sería la producción lechera que obtendría.
Pero, además, hay otro diezmo: el derivado de las compañías constructoras beneficiadas con la obra pública fast track, por dedazo, sin licitación pública de por medio.
¡Ah!, pero si el alcalde en funciones fue más listo y formó su propia constructora, entonces, el ingreso ilícito se beneficia, pues se queda con todo, y su empresa vende al Ayuntamiento que gobierna desde las libretas de taquigrafía y los lápices hasta los domos para una escuela y la pintura para los edificios públicos, etcétera.
Más aparte están los negocios bajo sospecha en el manejo de los giros negros, por ejemplo, y desde donde la fama pública consigna que los inspectores de comercio suelen “ordeñar la vaca” en cada antro, bares y cantinas y hasta prostíbulos.
Y también el manejo bursátil de los recursos municipales que durante un tiempo sirven para especular en y desde una Casa de Bolsa y que sin mermar el presupuesto genera elevados intereses.
ORFIS Y EL CONGRESO AUTISTAS
Nada, sin embargo, miran el ORFIS y el Congreso en los alcaldes que en cinco meses dejarán el cargo edilicio. Ni siquiera, vaya, advierte ni registra que un montón de presidentes municipales se convirtieron, con cargo al presupuesto, en los reyes mediáticos de norte a sur de Veracruz, disponiendo del recurso oficial para construir y proyectar su imagen en la prensa escrita, hablada y digital, con un fervoroso cultivo al ego, pensando en el cargo público siguiente.
Por eso es que el diputado panista, Germán Yescas, denunció con oportunidad que los alcaldes de Tuxpan y Veracruz, Alberto Silva y Carolina Gudiño, conservaban el liderazgo en la deuda pública.
Pero además, que el edil de Tuxpan se mantenía en el primer lugar del gasto mediático, de tal forma que todos los días aparecía, además de en la prensa regional, en la prensa jarocha, escrita y televisa.
Y, no obstante la denuncia, como en ocasiones anteriores, hubo carpetazo, pues la elite priista entre sí misma se protege y encubre.
Más todavía, si la autoridad fiscalizadora debe su cargo a la cúpula tricolor.
Y es que así como el ORFIS y el Congreso actuaron con la cuenta pública de comunas anteriores, de igual manera ahora sólo aplican la cuchilla en las demarcaciones indígenas y rurales como “para tapar el ojo al macho”.
Tal ocurrió por ejemplo en el primer año del duartismo cuando más de cien exediles fueron acusados del desvío de 3 mil millones de pesos y a la hora de que el ORFIS interpusiera la demanda penal en la Procuraduría General de Justicia, soólo se trataba de alcaldes de las zonas indígenas, en tanto un montón de ediles tuvieron espacio y tiempo para darse a la fuga.
Pero además, ningún alcalde de municipios fuertes e importantes fue tocado, con una sola excepción: el exalcalde de Córdoba, cuya esposa, la diputada Paulina Muguira, lo defendió con toda su espada en prenda y quedó absuelto.
Ya puede el lector calcular la fortuna con que los alcaldes urbanos (Pánuco, Tuxpan, Poza Rica, Martínez de la Torre, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz, Boca del Río, Cosamaloapan, San Andrés Tuxtla, Acayucan, Cosoleacaque, Minatitlán y Coatzacoalcos, entre otros) se irán cabezones, además de que en unos casos serán premiados con otro puesto público, como el mismo Alberto Silva se ha promocionado para la Secretaría de Desarrollo Social.
Por ahora, los químicos contables de Veracruz, expertos que pasaron por el ORFIS, “limpian” las tesorerías de algunos ediles urbanos para borrar las huellas de los trastupijes… incluso con el beneplácito de la Comisión de Vigilancia del Congreso, donde suelen darse las negociaciones para declarar ángeles de la pureza a los alcaldes corruptos y deshonestos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario