México, D.F.- México requería un cambio radical, un impulso transformador que se concretó en 11 reformas estructurales, que fueron aprobadas en los primeros 20 meses de esta administración y durante el periodo de transición: la Reforma Energética, en materia de Telecomunicaciones, competencia Económica, Financiera, Hacendaria, Laboral, Educativa, un Código Nacional de Procedimientos Penales, una Ley de Amparo, una Reforma Política – Electoral y una más de Transparencia.
Dichas reformas persiguen tres grandes objetivos:
•Elevar la productividad de nuestro país, lo que detonará el crecimiento y el desarrollo económico de México.
•Fortalecer y ampliar los derechos para que formen parte de la realidad cotidiana de los mexicanos.
•Afianzar nuestro régimen democrático y de libertades, lo que nos permitirá transitar de una democracia electoral a una democracia que brinde resultados concretos.
En conjunto, todas estas reformas dotan a nuestro país de un marco jurídico e institucional que nos permitirá alcanzar un Nuevo México más competitivo y productivo, donde los derechos se ejerzan con plena efectividad y en el que la democracia y la transparencia sean valores esenciales de nuestra vida.
Dichas reformas persiguen tres grandes objetivos:
•Elevar la productividad de nuestro país, lo que detonará el crecimiento y el desarrollo económico de México.
•Fortalecer y ampliar los derechos para que formen parte de la realidad cotidiana de los mexicanos.
•Afianzar nuestro régimen democrático y de libertades, lo que nos permitirá transitar de una democracia electoral a una democracia que brinde resultados concretos.
En conjunto, todas estas reformas dotan a nuestro país de un marco jurídico e institucional que nos permitirá alcanzar un Nuevo México más competitivo y productivo, donde los derechos se ejerzan con plena efectividad y en el que la democracia y la transparencia sean valores esenciales de nuestra vida.
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