Ciudad de México.- En México cada año nacen alrededor de mil niños abruptamente en la vía pública, lo que constituye un atentado contra la salud tanto de las madres como de los recién nacidos, denunció el secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas, diputado Samuel Gurrión Matías (PRI).
Indicó que de acuerdo con el Sistema Nacional de Información de Salud (Sinais), en el 2011 se presentaron 966 partos en la calle, avenidas o cerca de hospitales; 961 en el 2012, y 987 en el 2013.
Los partos ocurridos en el hogar o en zonas cercas a hospitales en vía pública, de 2011 a 2013, representaron 1.3 por ciento de alrededor de dos millones de nacimientos en el país. En las categorías del subsistema denominadas “en otro lugar”, cada año se dieron 8 mil nacimientos, y “no especificado”, 250.
Por ello, propuso exhortar a la Secretaría de Salud para que en coordinación con sus homólogas estatales, elaboren e implementen un programa que contribuya a reducir los partos accidentados y minimizar el riesgo de muerte en las madres y de los recién nacidos.
Además, que las instituciones públicas que se encargan de brindar servicios de salud, den prioridad y pronta atención a las embarazadas para así evitar nacimientos abruptos.
Gurrión Matías subrayó que ningún niño tiene que nacer en un espacio público. “Es reprobable e inaceptable, ya que representa un riesgo para la madre y el recién nacido”, enfatizó.
“Un nacimiento accidentado revela un grave síntoma de desigualdad, que no sólo se presenta en las comunidades indígenas, sino que ha escalado a los cinturones de miseria, tornándose preocupante; los partos fuera de hospitales son un sinónimo de una negligencia en los servicios de salud”, afirmó.
Expresó que existen factores como la desigualdad, particularmente la dificultad del acceso, cobertura y deficiente utilización de los servicios médicos, así como escasez de recursos, manejo ineficiente de éstos y la valoración deficiente de las mujeres en trabajo de parto, mismos que conllevan a una complicación para su atención.
Indicó que de acuerdo con el Sistema Nacional de Información de Salud (Sinais), en el 2011 se presentaron 966 partos en la calle, avenidas o cerca de hospitales; 961 en el 2012, y 987 en el 2013.
Los partos ocurridos en el hogar o en zonas cercas a hospitales en vía pública, de 2011 a 2013, representaron 1.3 por ciento de alrededor de dos millones de nacimientos en el país. En las categorías del subsistema denominadas “en otro lugar”, cada año se dieron 8 mil nacimientos, y “no especificado”, 250.
Por ello, propuso exhortar a la Secretaría de Salud para que en coordinación con sus homólogas estatales, elaboren e implementen un programa que contribuya a reducir los partos accidentados y minimizar el riesgo de muerte en las madres y de los recién nacidos.
Además, que las instituciones públicas que se encargan de brindar servicios de salud, den prioridad y pronta atención a las embarazadas para así evitar nacimientos abruptos.
Gurrión Matías subrayó que ningún niño tiene que nacer en un espacio público. “Es reprobable e inaceptable, ya que representa un riesgo para la madre y el recién nacido”, enfatizó.
“Un nacimiento accidentado revela un grave síntoma de desigualdad, que no sólo se presenta en las comunidades indígenas, sino que ha escalado a los cinturones de miseria, tornándose preocupante; los partos fuera de hospitales son un sinónimo de una negligencia en los servicios de salud”, afirmó.
Expresó que existen factores como la desigualdad, particularmente la dificultad del acceso, cobertura y deficiente utilización de los servicios médicos, así como escasez de recursos, manejo ineficiente de éstos y la valoración deficiente de las mujeres en trabajo de parto, mismos que conllevan a una complicación para su atención.
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