Estado de México.- Además de que muchas mujeres rurales e indígenas sufren maltrato en su hogar, este sector es víctima de una violencia institucional que es todavía más difícil de evitar, controlar y frenar, refirió Patricia Román Reyes, especialista del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
Consideró que los gobiernos desconocen las necesidades de este sector poblacional y por lo tanto no le ofrece los programas y servicios que ellas requieren, sobre todo en materia de salud.
"Esta es una violencia institucional, no es la violencia únicamente del marido o del líder de la comunidad que controla a las mujeres, desde el propio cuerpo, también hay una violencia institucional de desconocimiento del estado, de negación del estado, esa invisibilidad no la generamos nosotros, la podemos reproducir, pero esa invisibilidad se genera desde el estado", argumentó.
Denunció que las mujeres rurales tienen poco acceso a la salud, no tienen dónde atenderse, no cuentan con la cultura de la prevención y su forma de cuidarse es diferente a las de las ciudades, motivo por el cual la incidencia de enfermedades, como el cáncer, es mayor en esta población.
"Sí hay una incidencia más alta de estas enfermedades en las mujeres rurales, ya prevenibles y curables, que tienen que ver con estos elementos geográficos, culturales, tradicionales, de desconocimiento. Sé que entre las mujeres indígenas y rurales, las enfermedades relacionadas con la reproducción se dan de manera mucho más elevadas, no tienen la misma forma de atención en el parto", dijo.
A su parecer, es necesario que el Estado comience a reconocer a la mujer como una ciudadana, pues actualmente su prioridad es otra.
"En México hay una gran cantidad de programas y políticas, pero se trata de empezar de antes, el respeto al ciudadano y ciudadana, del reconocimiento de la equidad y valoración de las diferencias", manifestó.
Consideró que los gobiernos desconocen las necesidades de este sector poblacional y por lo tanto no le ofrece los programas y servicios que ellas requieren, sobre todo en materia de salud.
"Esta es una violencia institucional, no es la violencia únicamente del marido o del líder de la comunidad que controla a las mujeres, desde el propio cuerpo, también hay una violencia institucional de desconocimiento del estado, de negación del estado, esa invisibilidad no la generamos nosotros, la podemos reproducir, pero esa invisibilidad se genera desde el estado", argumentó.
Denunció que las mujeres rurales tienen poco acceso a la salud, no tienen dónde atenderse, no cuentan con la cultura de la prevención y su forma de cuidarse es diferente a las de las ciudades, motivo por el cual la incidencia de enfermedades, como el cáncer, es mayor en esta población.
"Sí hay una incidencia más alta de estas enfermedades en las mujeres rurales, ya prevenibles y curables, que tienen que ver con estos elementos geográficos, culturales, tradicionales, de desconocimiento. Sé que entre las mujeres indígenas y rurales, las enfermedades relacionadas con la reproducción se dan de manera mucho más elevadas, no tienen la misma forma de atención en el parto", dijo.
A su parecer, es necesario que el Estado comience a reconocer a la mujer como una ciudadana, pues actualmente su prioridad es otra.
"En México hay una gran cantidad de programas y políticas, pero se trata de empezar de antes, el respeto al ciudadano y ciudadana, del reconocimiento de la equidad y valoración de las diferencias", manifestó.
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