Estado de México.- De acuerdo con Ana Elisa Silva, investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, las demarcaciones con la peor calidad de agua son: Iztapalapa e Iztacalco y como consecuencia los municipios del Estado de México cercanos: Nezahualcóyotl, La Paz, Valle de Chalco, Chalco y Texcoco.
Ahí el líquido contiene hierro en formas reducidas, amonio y “manganeso, que le da el aspecto de tamarindo, por lo que no es recomendable para beber”, señala.
Explica que el agua que se recoge y distribuye a través de los pozos ubicados en Chalco y la Sierra de Santa Catarina es de mala calidad, ya que se contamina por su contacto con el Canal de la Compañía y el Canal Nacional como resultado del deterioro al que se han sometido los mantos acuíferos con el paso de los años.
“Es común observar cómo se ocupan plantas a pie de pozo, métodos de absorción y osmosis inversa, para mejorar la calidad del líquido en Nezahualcóyotl, La Paz y Chalco”, dice la investigadora.
“El 70 por ciento del agua que llega a la capital del país es de origen subterráneo (esto ocurre de oriente a centro), el resto viene del Sistema Cutzamala, Planta los Berros, Río Lerma y Río Magdalena (de norte a centro)”, plantea Elisa.
En las delegaciones Cuauhtémoc, Magdalena Contreras, Tlalpan, Azcapotzalco, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo se ha detectado una mejor calidad del líquido con cantidades adecuadas de sales (menos de 500 miligramos por litro), menor o nula presencia de zinc, níquel, cadmio, mercurio y otros agentes patógenos.
Delia Moreno, de la Universidad Autónoma Metropolitana destaca que además de la mala calidad en Iztapalapa e Iztacalco “posiblemente el problema también resida en cómo se le da el trato una vez que llega a las casas, es decir que pase por sistemas, tinacos o tubería que están en malas condiciones”.
Consumir “agua cochina” ocasiona enfermedades gastrointestinales, fiebre tifoidea, amibas y hasta hepatitis, así lo ha documentado Patricia Osnaya, especialista en evaluación de la calidad del agua, quien señala que las afectaciones a la salud ocasionadas por los agentes patógenos se concentran durante los meses de junio, julio y agosto de cada año, en época de lluvias, cuando se maximizan la filtración y mezcla con agua de mejor calidad.
Los datos son alarmantes. Un habitante del área metropolitana ocupa en promedio 350 litros de agua al día, aunque el consumo puede variar dependiendo de colonia y delegación o municipio.
Del total de agua, uno o dos litros se utilizan para beber, 10 litros sirven para preparar alimentos y el resto para el aseo personal y la limpieza del hogar, una estadística clave para comprender cuánta se desperdicia o se aprovecha donde menos hay y cuya calidad es deficiente, asegura la investigadora de la máxima casa de estudios.
El monitoreo del líquido es constante por parte del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, sin embargo, dicen las investigadoras, no hay manera de saber pública, el estado y calidad del agua. Hoy Estado de México pidió una entrevista a dicha dependencia, pero al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
Ahí el líquido contiene hierro en formas reducidas, amonio y “manganeso, que le da el aspecto de tamarindo, por lo que no es recomendable para beber”, señala.
Explica que el agua que se recoge y distribuye a través de los pozos ubicados en Chalco y la Sierra de Santa Catarina es de mala calidad, ya que se contamina por su contacto con el Canal de la Compañía y el Canal Nacional como resultado del deterioro al que se han sometido los mantos acuíferos con el paso de los años.
“Es común observar cómo se ocupan plantas a pie de pozo, métodos de absorción y osmosis inversa, para mejorar la calidad del líquido en Nezahualcóyotl, La Paz y Chalco”, dice la investigadora.
“El 70 por ciento del agua que llega a la capital del país es de origen subterráneo (esto ocurre de oriente a centro), el resto viene del Sistema Cutzamala, Planta los Berros, Río Lerma y Río Magdalena (de norte a centro)”, plantea Elisa.
En las delegaciones Cuauhtémoc, Magdalena Contreras, Tlalpan, Azcapotzalco, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo se ha detectado una mejor calidad del líquido con cantidades adecuadas de sales (menos de 500 miligramos por litro), menor o nula presencia de zinc, níquel, cadmio, mercurio y otros agentes patógenos.
Delia Moreno, de la Universidad Autónoma Metropolitana destaca que además de la mala calidad en Iztapalapa e Iztacalco “posiblemente el problema también resida en cómo se le da el trato una vez que llega a las casas, es decir que pase por sistemas, tinacos o tubería que están en malas condiciones”.
Consumir “agua cochina” ocasiona enfermedades gastrointestinales, fiebre tifoidea, amibas y hasta hepatitis, así lo ha documentado Patricia Osnaya, especialista en evaluación de la calidad del agua, quien señala que las afectaciones a la salud ocasionadas por los agentes patógenos se concentran durante los meses de junio, julio y agosto de cada año, en época de lluvias, cuando se maximizan la filtración y mezcla con agua de mejor calidad.
Los datos son alarmantes. Un habitante del área metropolitana ocupa en promedio 350 litros de agua al día, aunque el consumo puede variar dependiendo de colonia y delegación o municipio.
Del total de agua, uno o dos litros se utilizan para beber, 10 litros sirven para preparar alimentos y el resto para el aseo personal y la limpieza del hogar, una estadística clave para comprender cuánta se desperdicia o se aprovecha donde menos hay y cuya calidad es deficiente, asegura la investigadora de la máxima casa de estudios.
El monitoreo del líquido es constante por parte del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, sin embargo, dicen las investigadoras, no hay manera de saber pública, el estado y calidad del agua. Hoy Estado de México pidió una entrevista a dicha dependencia, pero al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
Hoy Estado
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