SILVA CONTRA YUNES
Por: José Calzada
El sorpresivo cambio de estafeta en la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Veracruz para reinsertar al diputado federal Alberto Silva Ramos nuevamente como jefe del área en lugar de Octavio Pavón, adelanta una guerra de lavadero que se pondrá de color muy Colorado, en lo más álgido de la campaña por la mini gubernatura veracruzana, entre el tuxpeño y el candidato de la alianza PAN-PRD al gobierno, Miguel Angel Yunes Linares.
El origen del jocoso pleito que arranca en el twitter y demás redes sociales para después llevarlo a la formalidad de los medios electrónicos e impresos, ni siquiera se debe a una rivalidad entre ambos, sino que está en medio el aún gobernador Javier Duarte de Ochoa, sin embargo, de enseñarse los dientes, pasaron a investigarse uno al otro y se toparon con la sorpresa de compartir coloradas amistades que ambos casos, ofrecieron argumentos y pruebas para aumentar el tono y campo de las acusaciones cruzadas.
Los dos frentes, tienen documentación que involucra al contendiente en actos de dudosa legalidad, pero en virtud de que es la misma amistad, el origen de esos documentos, los dos se han limitado a mantenerse en el terreno del show mediático y la perorata legaloide, sin acudir a interponer denuncia como correspondería a personas honestas y que quieren a Veracruz.
Así pues, la llegada de Alberto Silva Ramos a la Coordinación de Comunicación Social no corresponde a la intención de enderezar la imágen pública del gobernante saliente, esa ya no tiene remedio, sino enderezar un amplio pleito de lodo en contra de Miguel Angel Yunes Linares que sin duda responderá puntual a cada uno de los dardos, como también disparará los propios en contra de Silva Ramos y sin duda alguna, incluirá a buena parte del gabinete que está por entregar la administración estatal.
La llegada del diputado federal que tuvo una fugaz presencia en el PRI estatal y que antes ocupó el mismo cargo de coordinador de Comunicación Social no se da en las mejores condiciones ni para él ni para el gobierno.
En su caso personal, Silva Ramos llegó el 20 de febrero de 2014, por primera vez a la oficina que había dejado en serios problemas y con muchas deudas, ya sentado empeoró las deudas y la relación de los medios para heredar el cargo a Juan Octavio Pavón González en diciembre del mismo año, con más deudas y deterioro de la imagen del titular del Ejecutivo y de toda la administración pública estatal.
Para la administración estatal, la agenda de medios es amplia y nada positiva, la estropeada imagen del gobernador Javier Duarte tiene que ver con la falta de una política de comunicación social, malas relaciones públicas y falta de recursos para liquidar las deudas de todo el sexenio.
En lo institucional, la recuperación de la credibilidad es una tarea casi imposible para cualquier comunicador y mucho más para un no comunicador, como Alberto Silva, por eso la única apuesta es que cuente con los recursos suficientes para liquidar adeudos con los medios y pactar con ellos para despresurizar la tendencia de linchamiento mediático a los administradores salientes.
Los temas que hoy están en la opinión pública y que se convierten en argumentos para definir lo que los veracruzanos no quieren de un nuevo gobierno, van desde lo más reciente caso de los Porkys, hasta temas como la deuda a la Universidad Veracruzana, las desapariciones forzadas por parte de la policía estatal en Papantla y Tierra Blanca, sólo por mencionar algunos, pero la lista es larga muy larga y todos abonaron a la pérdida de la credibilidad, tarea fundamental de la Coordinación de Comunicación Social, sin embargo, es claro que no será la preocupación de Silva Ramos en esta segunda ocasión en el cargo.
En una administración en la que sólo se espera que llegue la fecha de entrega, no hay nada que hacer y menos con pocos recursos, los pocos pesos que se dispongan serán para tratar de impedir que arribe al gobierno el enemigo, quien mantiene la amenaza que de llegar hará un barrida a fondo en la que se incluye Comunicación Social ya cuestionada cada año en las comparecencias del Congreso Local, por el manejo de su presupuesto.
LINEA AL OPLE
En esta semana funcionario y consejeros del Organismo Público Local Electoral del estado de Veracruz han desfilado ante los tlatoanis del Instituto Nacional Electoral en la capital del país, para recibir la última línea en el manejo de la elección local del primero domingo de junio en la que los veracruzanos acudirán a las 10 mil 500 casillas a definir al próximo gobernador que será por dos años y la renovación del Congreso Local.
Sin embargo, la preocupación principal del Consejo General del OPLE es la falta de dinero, no tienen ni para una copia, más allá de los bondadosos sueldos, no cuentan con margen de operación para desarrollar el proceso electoral, de acuerdo a informes de la Comisión de Administración, la Secretaría de Finanzas y Planeación les adeuda alrededor de 140 millones de pesos, más los corrientes que cada mes se atrasan 20 días.
El sorpresivo cambio de estafeta en la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Veracruz para reinsertar al diputado federal Alberto Silva Ramos nuevamente como jefe del área en lugar de Octavio Pavón, adelanta una guerra de lavadero que se pondrá de color muy Colorado, en lo más álgido de la campaña por la mini gubernatura veracruzana, entre el tuxpeño y el candidato de la alianza PAN-PRD al gobierno, Miguel Angel Yunes Linares.
El origen del jocoso pleito que arranca en el twitter y demás redes sociales para después llevarlo a la formalidad de los medios electrónicos e impresos, ni siquiera se debe a una rivalidad entre ambos, sino que está en medio el aún gobernador Javier Duarte de Ochoa, sin embargo, de enseñarse los dientes, pasaron a investigarse uno al otro y se toparon con la sorpresa de compartir coloradas amistades que ambos casos, ofrecieron argumentos y pruebas para aumentar el tono y campo de las acusaciones cruzadas.
Los dos frentes, tienen documentación que involucra al contendiente en actos de dudosa legalidad, pero en virtud de que es la misma amistad, el origen de esos documentos, los dos se han limitado a mantenerse en el terreno del show mediático y la perorata legaloide, sin acudir a interponer denuncia como correspondería a personas honestas y que quieren a Veracruz.
Así pues, la llegada de Alberto Silva Ramos a la Coordinación de Comunicación Social no corresponde a la intención de enderezar la imágen pública del gobernante saliente, esa ya no tiene remedio, sino enderezar un amplio pleito de lodo en contra de Miguel Angel Yunes Linares que sin duda responderá puntual a cada uno de los dardos, como también disparará los propios en contra de Silva Ramos y sin duda alguna, incluirá a buena parte del gabinete que está por entregar la administración estatal.
La llegada del diputado federal que tuvo una fugaz presencia en el PRI estatal y que antes ocupó el mismo cargo de coordinador de Comunicación Social no se da en las mejores condiciones ni para él ni para el gobierno.
En su caso personal, Silva Ramos llegó el 20 de febrero de 2014, por primera vez a la oficina que había dejado en serios problemas y con muchas deudas, ya sentado empeoró las deudas y la relación de los medios para heredar el cargo a Juan Octavio Pavón González en diciembre del mismo año, con más deudas y deterioro de la imagen del titular del Ejecutivo y de toda la administración pública estatal.
Para la administración estatal, la agenda de medios es amplia y nada positiva, la estropeada imagen del gobernador Javier Duarte tiene que ver con la falta de una política de comunicación social, malas relaciones públicas y falta de recursos para liquidar las deudas de todo el sexenio.
En lo institucional, la recuperación de la credibilidad es una tarea casi imposible para cualquier comunicador y mucho más para un no comunicador, como Alberto Silva, por eso la única apuesta es que cuente con los recursos suficientes para liquidar adeudos con los medios y pactar con ellos para despresurizar la tendencia de linchamiento mediático a los administradores salientes.
Los temas que hoy están en la opinión pública y que se convierten en argumentos para definir lo que los veracruzanos no quieren de un nuevo gobierno, van desde lo más reciente caso de los Porkys, hasta temas como la deuda a la Universidad Veracruzana, las desapariciones forzadas por parte de la policía estatal en Papantla y Tierra Blanca, sólo por mencionar algunos, pero la lista es larga muy larga y todos abonaron a la pérdida de la credibilidad, tarea fundamental de la Coordinación de Comunicación Social, sin embargo, es claro que no será la preocupación de Silva Ramos en esta segunda ocasión en el cargo.
En una administración en la que sólo se espera que llegue la fecha de entrega, no hay nada que hacer y menos con pocos recursos, los pocos pesos que se dispongan serán para tratar de impedir que arribe al gobierno el enemigo, quien mantiene la amenaza que de llegar hará un barrida a fondo en la que se incluye Comunicación Social ya cuestionada cada año en las comparecencias del Congreso Local, por el manejo de su presupuesto.
LINEA AL OPLE
En esta semana funcionario y consejeros del Organismo Público Local Electoral del estado de Veracruz han desfilado ante los tlatoanis del Instituto Nacional Electoral en la capital del país, para recibir la última línea en el manejo de la elección local del primero domingo de junio en la que los veracruzanos acudirán a las 10 mil 500 casillas a definir al próximo gobernador que será por dos años y la renovación del Congreso Local.
Sin embargo, la preocupación principal del Consejo General del OPLE es la falta de dinero, no tienen ni para una copia, más allá de los bondadosos sueldos, no cuentan con margen de operación para desarrollar el proceso electoral, de acuerdo a informes de la Comisión de Administración, la Secretaría de Finanzas y Planeación les adeuda alrededor de 140 millones de pesos, más los corrientes que cada mes se atrasan 20 días.
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