Ciudad de México.- ¿Habrá imaginado alguna vez, que como alternativa para poder alimentarse en el futuro tendría que consumir cucarachas? Bueno, no en su aspecto natural que a decir verdad, son nauseabundas, sino convertidas en harina, tal como ocurre en aquella vieja película estadounidense de 1973: “Cuando el destino nos alcance”, sustentada en el futuro distópico de la ciudad de Nueva York en el año 2022.
Y es que si el reto para el 2050 es alimentar a 9 mil millones de personas, las condiciones para entonces serán complicadas si no se cuida el habitat. Por ello, científicos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) buscan elaborar harinas con el uso de cucarachas de Madagascar.
Y es que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el exoesqueleto de las cucarachas y las partes de la quitina son comestibles y contienen nutrientes como el zinc y el cobre, y en ese sentido, el catedrático e investigador del Centro de Ciencias Agropecuarias de la UAA, Alberto Margarito García Munguía explica que una hembra de cucaracha de Madagascar puede llegar a reproducir cada 6 meses un kilo de materia fresca, la cual es sometida por un proceso para obtener un polvo con altos grados de proteína y otros elementos importantes como hierro y zinc.
El líder del proyecto explica en un comunicado que parte del proceso consiste en tener en cautiverio las cucarachas de Madagascar y alimentarlas con residuos de cosecha, es decir, con frutas y verduras -lechuga, zanahoria, calabaza y jitomate-, por ejemplo, ya que uno de los objetivos de la investigación es, también, conocer la forma de reproducción de esos insectos en particular y evaluar si carecen de bacterias que puedan afectar al humano y a otros animales, ya que pretenden dar en esta fase la harina como parte de la alimentación de conejos y pollos, además de evaluar su factibilidad en relación a los costos competitivos y la cantidad de proteína obtenida en cada kilo de harina de la cucaracha de Madagascar.
De un kilo de esos insectos frescos, señala García Munguía, tras un proceso se reducen a 330 gramos de materia seca, de los cuales en cada 100 gramos hay 58 por ciento de proteína. Con esos resultados harán un análisis comparativo con otro tipo de harinas para consumo animal hechas a base de pescado y lombriz que se encuentran ya en el mercado. Esta investigación acerca del uso de cucaracha de Madagascar para elaborar harinas para consumo de pequeñas especies es la única en su género, pues se han realizado otros proyectos científicos pero con la cucaracha doméstica.
Y es que si el reto para el 2050 es alimentar a 9 mil millones de personas, las condiciones para entonces serán complicadas si no se cuida el habitat. Por ello, científicos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) buscan elaborar harinas con el uso de cucarachas de Madagascar.
Y es que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el exoesqueleto de las cucarachas y las partes de la quitina son comestibles y contienen nutrientes como el zinc y el cobre, y en ese sentido, el catedrático e investigador del Centro de Ciencias Agropecuarias de la UAA, Alberto Margarito García Munguía explica que una hembra de cucaracha de Madagascar puede llegar a reproducir cada 6 meses un kilo de materia fresca, la cual es sometida por un proceso para obtener un polvo con altos grados de proteína y otros elementos importantes como hierro y zinc.
El líder del proyecto explica en un comunicado que parte del proceso consiste en tener en cautiverio las cucarachas de Madagascar y alimentarlas con residuos de cosecha, es decir, con frutas y verduras -lechuga, zanahoria, calabaza y jitomate-, por ejemplo, ya que uno de los objetivos de la investigación es, también, conocer la forma de reproducción de esos insectos en particular y evaluar si carecen de bacterias que puedan afectar al humano y a otros animales, ya que pretenden dar en esta fase la harina como parte de la alimentación de conejos y pollos, además de evaluar su factibilidad en relación a los costos competitivos y la cantidad de proteína obtenida en cada kilo de harina de la cucaracha de Madagascar.
De un kilo de esos insectos frescos, señala García Munguía, tras un proceso se reducen a 330 gramos de materia seca, de los cuales en cada 100 gramos hay 58 por ciento de proteína. Con esos resultados harán un análisis comparativo con otro tipo de harinas para consumo animal hechas a base de pescado y lombriz que se encuentran ya en el mercado. Esta investigación acerca del uso de cucaracha de Madagascar para elaborar harinas para consumo de pequeñas especies es la única en su género, pues se han realizado otros proyectos científicos pero con la cucaracha doméstica.
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