Estado de México.- En las elecciones celebradas en junio de 2015, en Texcoco se oían gritos ahogados exigiendo que los antorchistas salieran de Texcoco y que regresaran a Chimalhuacán; quisieron hacer creer que esos chillidos xenófobos y segregacionista eran de texcocanos puros, pero pronto se le cayó la máscara al cacique mayor del municipio, Higinio Martínez Miranda, en ese entonces candidato a la presidencia municipal; quien veía peligrar sus intereses ante el avance del candidato antorchista, Brasil Acosta Peña, quien trabajaba –y lo sigue haciendo- para cambiar un gobierno nepótico por uno transparente que beneficie, en los hechos y no sólo de palabra, a todos los habitantes del municipio.
Con los medios de comunicación de su lado, la policía municipal a su servicio y recursos casi ilimitados provenientes de varios años en el poder pero, sobre todo, del gobierno estatal, Martínez Miranda jugó sucio y se adjudicó la elección municipal. No es que convenciera a los texcocanos de que el enemigo a vencer era Antorcha y que, por tanto, no podía gobernar a los texcocanos porque invadiría sus tierras; más bien fue el juego sucio, como ya dije, y la elección de Estado que le dio el triunfo. Pero, ante los embustes de Higinio Martínez, los texcocanos deberían hacerse los siguientes cuestionamientos: ¿Quiénes son los verdaderos invasores? ¿Los antorchistas? ¡No! Los verdaderos invasores fueron los morenistas con su jefe Higinio a la cabeza.
Durante la época electoral, el municipio se vio invadido por gran parte de la estructura nacional de “morena” que buscaba garantizar, a toda costa, el triunfo de Martínez Miranda. Personajes como Paco Ignacio Taibo II, ex secretario nacional de arte y cultura de “morena”, y Martí Batres, presidente nacional de ese partido, irrumpieron en la vida política del municipio; el primero, detrás del paro de labores de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH) y, el segundo, encabezó varios mítines políticos del hoy edil texcocano, Higinio Martínez. Por cierto, en redes sociales se difundió un video en el que se mira que simpatizantes del partido reparten tortas y refrescos, al más puro estilo priista, dirían ellos; el video es precisamente de uno de los mítines a los que asistió Batres.
Lamentablemente, a pesar de éstas y muchas otras acciones fuera de la legalidad realizadas por “morena”, como el reparto de despensas, electrodomésticos, teléfonos celulares, bultos de cemento, plásticos, etc., en vísperas de la elección, o sea en tiempos evidentemente no permitidos, el partido de López Obrador no fue sancionado por el órgano electoral, el cual, finalmente, le permitió realizar una serie de maniobras durante la jornada electoral, como obvia compra de votos, lo que dio como resultado el “triunfo” de Martínez Miranda. Claro, quién no iba a “ganar” con toda la sarta de porquerías “electorales” que instrumentó, mismas que fueron avaladas, y por tanto no sancionadas, por el órgano electoral.
Pero la ambición de poder y riquezas de Higinio Martínez ya no se limita sólo a Texcoco; ahora los municipios circunvecinos a éste, como Chimalhuacán, Chiautla y Atenco, se ven invadidos por él y sus títeres políticos.
Ahora, en 2016, el pequeño municipio de Chiautla realizó elecciones extraordinarias debido a que se desconoció la victoria del priista Ángel Melo Rojas por haber iniciado su campaña en un recinto religioso, lo que violó el principio constitucional de laicidad. Ante esto, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) y el Congreso local, decidieron convocar nuevamente a elecciones, en donde “morena” vio su oportunidad de apoderarse de otro municipio en el Estado de México (dado que actualmente Texcoco es el único que gobierna).
A pesar de que en la primera votación Melo Rojas sacó una ventaja considerable sobre Miguel Aguirre (candidato morenista), Higinio Martínez se empleó a fondo y no escatimo en gastos para garantizar el triunfo de su “gallo”. Entonces, los chiautlienses vivieron lo que el año pasado vivieron los texcocanos: cientos de morenistas (gran parte de Texcoco), encabezados por el diputado local Francisco Vázquez, llegaron al municipio de Chiautla para garantizar la victoria de su partido, mediante los métodos ya conocidos y bien probados en Texcoco: compra de conciencias, intimidaciones y desprestigio de sus adversarios.
Afortunadamente (para los chiautlenses), Morena no logró apoderarse de este pequeño municipio del oriente mexiquense pese a que el mismísimo Higinio dirigió la campaña en Chiautla, dejando abandonada por varios días la presidencia municipal.
Ante esto, me es imposible pensar en la veracidad de las palabras de Higinio y de sus títeres, como la diputada federal Delfina Gómez, y la secretaria particular del Ayuntamiento de Texcoco, Jessica Aguilar, quienes mienten descaradamente para manipular a la gente para que se una a “morena”.
Los chimalhuacanos conocemos la clase de gobierno que tenemos, el cual, a diferencia del de morena y sus políticos, no tiene que agraviar a sus oponentes para demostrar que su trabajo es superior a todos los gobiernos de izquierda, incluido el de morena, como lo demostró la encuesta 2015 del Gabinete de Comunicación Estrategia, en la que el ex alcalde de Chimalhuacán, Telésforo García Carreón, hoy diputado federal, resultó ser el mejor alcalde de toda la zona metropolitana, incluidos los 16 delegados de la Ciudad de México, entre los que se encuentran 14 delegados del PRD.
Frente a esto, los chiautlenses y chimalhuacanos podríamos adoptar la misma postura de algunos texcocanos, y decir: ¿por qué vienen a invadir a nuestro municipio? ¿Por qué no se encargan de las necesidades de sus gobernados? o ¡No queremos a Morena! Pero no, a pesar de lo que digan los sectarios “morenistas” los chimalhuacanos siempre hemos tratado con respeto a todas las ideologías políticas.
Un invasor, según el concepto, es el que busca introducirse sin derecho o justificación en asuntos o funciones ajenas o entrar por la fuerza en un lugar para ocuparlo; este término, bien podemos aplicárselo a los militantes de “morena” que aplica los principios de la Doctrina Monroe: nadie puede pisar Texcoco; pero los morenistas pueden llegar a invadir cualquier otro municipio del Estado de México.
Con los medios de comunicación de su lado, la policía municipal a su servicio y recursos casi ilimitados provenientes de varios años en el poder pero, sobre todo, del gobierno estatal, Martínez Miranda jugó sucio y se adjudicó la elección municipal. No es que convenciera a los texcocanos de que el enemigo a vencer era Antorcha y que, por tanto, no podía gobernar a los texcocanos porque invadiría sus tierras; más bien fue el juego sucio, como ya dije, y la elección de Estado que le dio el triunfo. Pero, ante los embustes de Higinio Martínez, los texcocanos deberían hacerse los siguientes cuestionamientos: ¿Quiénes son los verdaderos invasores? ¿Los antorchistas? ¡No! Los verdaderos invasores fueron los morenistas con su jefe Higinio a la cabeza.
Durante la época electoral, el municipio se vio invadido por gran parte de la estructura nacional de “morena” que buscaba garantizar, a toda costa, el triunfo de Martínez Miranda. Personajes como Paco Ignacio Taibo II, ex secretario nacional de arte y cultura de “morena”, y Martí Batres, presidente nacional de ese partido, irrumpieron en la vida política del municipio; el primero, detrás del paro de labores de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH) y, el segundo, encabezó varios mítines políticos del hoy edil texcocano, Higinio Martínez. Por cierto, en redes sociales se difundió un video en el que se mira que simpatizantes del partido reparten tortas y refrescos, al más puro estilo priista, dirían ellos; el video es precisamente de uno de los mítines a los que asistió Batres.
Lamentablemente, a pesar de éstas y muchas otras acciones fuera de la legalidad realizadas por “morena”, como el reparto de despensas, electrodomésticos, teléfonos celulares, bultos de cemento, plásticos, etc., en vísperas de la elección, o sea en tiempos evidentemente no permitidos, el partido de López Obrador no fue sancionado por el órgano electoral, el cual, finalmente, le permitió realizar una serie de maniobras durante la jornada electoral, como obvia compra de votos, lo que dio como resultado el “triunfo” de Martínez Miranda. Claro, quién no iba a “ganar” con toda la sarta de porquerías “electorales” que instrumentó, mismas que fueron avaladas, y por tanto no sancionadas, por el órgano electoral.
Pero la ambición de poder y riquezas de Higinio Martínez ya no se limita sólo a Texcoco; ahora los municipios circunvecinos a éste, como Chimalhuacán, Chiautla y Atenco, se ven invadidos por él y sus títeres políticos.
Ahora, en 2016, el pequeño municipio de Chiautla realizó elecciones extraordinarias debido a que se desconoció la victoria del priista Ángel Melo Rojas por haber iniciado su campaña en un recinto religioso, lo que violó el principio constitucional de laicidad. Ante esto, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) y el Congreso local, decidieron convocar nuevamente a elecciones, en donde “morena” vio su oportunidad de apoderarse de otro municipio en el Estado de México (dado que actualmente Texcoco es el único que gobierna).
A pesar de que en la primera votación Melo Rojas sacó una ventaja considerable sobre Miguel Aguirre (candidato morenista), Higinio Martínez se empleó a fondo y no escatimo en gastos para garantizar el triunfo de su “gallo”. Entonces, los chiautlienses vivieron lo que el año pasado vivieron los texcocanos: cientos de morenistas (gran parte de Texcoco), encabezados por el diputado local Francisco Vázquez, llegaron al municipio de Chiautla para garantizar la victoria de su partido, mediante los métodos ya conocidos y bien probados en Texcoco: compra de conciencias, intimidaciones y desprestigio de sus adversarios.
Afortunadamente (para los chiautlenses), Morena no logró apoderarse de este pequeño municipio del oriente mexiquense pese a que el mismísimo Higinio dirigió la campaña en Chiautla, dejando abandonada por varios días la presidencia municipal.
Ante esto, me es imposible pensar en la veracidad de las palabras de Higinio y de sus títeres, como la diputada federal Delfina Gómez, y la secretaria particular del Ayuntamiento de Texcoco, Jessica Aguilar, quienes mienten descaradamente para manipular a la gente para que se una a “morena”.
Los chimalhuacanos conocemos la clase de gobierno que tenemos, el cual, a diferencia del de morena y sus políticos, no tiene que agraviar a sus oponentes para demostrar que su trabajo es superior a todos los gobiernos de izquierda, incluido el de morena, como lo demostró la encuesta 2015 del Gabinete de Comunicación Estrategia, en la que el ex alcalde de Chimalhuacán, Telésforo García Carreón, hoy diputado federal, resultó ser el mejor alcalde de toda la zona metropolitana, incluidos los 16 delegados de la Ciudad de México, entre los que se encuentran 14 delegados del PRD.
Frente a esto, los chiautlenses y chimalhuacanos podríamos adoptar la misma postura de algunos texcocanos, y decir: ¿por qué vienen a invadir a nuestro municipio? ¿Por qué no se encargan de las necesidades de sus gobernados? o ¡No queremos a Morena! Pero no, a pesar de lo que digan los sectarios “morenistas” los chimalhuacanos siempre hemos tratado con respeto a todas las ideologías políticas.
Un invasor, según el concepto, es el que busca introducirse sin derecho o justificación en asuntos o funciones ajenas o entrar por la fuerza en un lugar para ocuparlo; este término, bien podemos aplicárselo a los militantes de “morena” que aplica los principios de la Doctrina Monroe: nadie puede pisar Texcoco; pero los morenistas pueden llegar a invadir cualquier otro municipio del Estado de México.
AC
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