viernes, 3 de marzo de 2017

La obra eterna que no acaban

Se cumple cinco años. 60 meses. Mil 825 días, y nada.
 
Estado de México.- El Distribuidor vial Alfredo Del Mazo- López Portillo, sigue como el gran elefante blanco que durante cinco años ha desquiciado la vida de la zona norte de Toluca.
Más de 600  millones de pesos invertidos en una “solución efectiva” al tráfico de la zona.
Cinco años de obras inconclusas, de trabajos que no acaban. Muchas semanas parados “por falta de pago”, y otras más “por falta de material”, aseguran los pocos trabajadores que hoy están en la obra. Dedicados a barrer los pocos escombros que quedan. Botes de pintura ya usados. Piedras sobre una vía que espera ser utilizada.
Estimaciones de la Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México, aseguran que se ha rebasado hasta el doble de lo presupuestado, tanto por los tiempos que no se cumplieron, como los problemas técnicos para elevar el distribuidor, y que no estuvieron dentro del primer proyecto.
Miles de ciudadanos sufren día con día la obra inconclusa, la falta de señalización, los materiales olvidados, el ruido, el polvo, la contaminación que genera y hasta la inseguridad que la obra ha generado.
Comerciantes y peatones que se encuentran en la zona exigen a las autoridades que ya sea inaugurada.
Desde su punto de vista, ya no le hace falta nada a la obra, salvo pequeños detalles.
Unos 30 comerciantes del lugar han sufrido las consecuencias del retraso. Para algunos, sus ventas disminuyeron, desde hace cinco años, hasta en un 80 por ciento. Otros más – al menos 10- tuvieron que cerrar sus negocios.
Antonio,  encargado de un comercio de venta de celulares, se desespera. Ya no puede más. Han cinco años de tener obras y obras frente a su negocio.  “Si van hacer las cosas que las hagan rápido pues si se tardan bastante; ya no tengo clientela. No pasan por esta zona que está cerrada por las obras.
Ahora, los trabajos se han enfocado en reforzar un puente peatonal, en pintar algunas señales.
“Pues ya que inauguren para ver como detona o como empeora todo esto pues si empeoró mucho, posiblemente empiece a mejorar porque ya se va a agilizar más para poder llegar a este punto” , dijo  Roberto, que tiene un carrito donde vende jugos, licuados y “pollitas”, que son la especialidad de la casa – o del carrito-.
De funcionar, este distribuidor debía beneficiar a 100 mil vehículos diarios.
Cinco años. Más de 600 millones de pesos invertidos, según cálculos oficiales. Miles de horas- hombre perdidas. Pérdida de empleos, cierre de negocios y tráfico desquiciante, son solo algunos elementos que ofrece la zona norte de Toluca, en Alfredo del Mazo y López Portillo, un distribuidor vial eterno, dolorosamente eterno.

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