Por Lorena R Arvizu Rivera
*FESTEJOS ANODINOS VS CAUSAS REALES
*¿SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN O DESINFORMACIÓN?
En los últimos años, sobre todo con la utilización de las redes sociales, se ha hecho una importante difusión de los días a los cuales se les atribuye un significado internacional (celebración, festejo, conmemoración, etc). Pero asimismo, por este uso indiscriminado se ha efectuado una distorsión de lo que verdaderamente se trata de lograr con tal recurso.
Actualmente hay un aproximado de 126 días oficiales reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), internacionales y mundiales. Los primeros son propuestos por los Estados Miembros y ratificados mediante las resoluciones en la Asamblea General, mientras que los segundos están a cargo de las instituciones especializadas de la ONU.
En el mes de mayo, por ejemplo, se cuenta un total de 11 días reconocidos oficialmente. Entre los más destacados están: el de la Libertad de Prensa, Diversidad Cultural, Telecomunicaciones y Sociedad de la Información. Quizá nacionalmente podemos añadir el respectivo a la celebración del Día de la Madre, por razones culturales específicas de nuestro país.
Pero, la cuestión más relevante es que, lo que se ha hecho ahora, atribuyendo “celebraciones” a numerosas ideas o productos, forma parte de una distorsión de la importancia en cuanto a contexto y trasfondo del que se intenta dotar a los Días. Desde el momento de perder la correcta utilización del lenguaje, por ejemplo, el Día de la Mujer, el cual tiene ahora más la palabra “celebración” que “conmemoración”, muy distintas en significados. Dígase, el recurso de estos reconocimientos va encaminado a una causa social enfocada al bien común, en este caso de todos los Estados.
No es malo tener festejos a nivel nacional (estatal o local), es también parte de la formación y preservación de la cultura. Pero la pregunta es si la forma en que se realizan verdaderamente va encaminada a una preserva, continuación o mejora de la misma. Aquí, parece que muchos de estos días contradicen lo emblemático de su festejo. Solo por mencionar, el Día del Trabajo no se trabaja; muy pocos saben qué se conmemora el 5 de mayo; y el Día del Maestro se pierde la noción de enseñanza.
Mayo es uno de los meses en que más festejos se tienen en México, pero es eso, no se cuenta ni provee un contexto formativo, cultural, o social y queda traducido sólo en la sucesión de letras que forma la palabra “fiesta”.
No digo tampoco que sólo los días con reconocimiento oficial son lo que poseen las cualidades para tener un valor significativo. Siguen existiendo una gran cantidad de causas y luchas justas por las cuales bien vale el esfuerzo lograr la observación y acción unida en un Día. Pero quizá es justo la cuestión, para que esto suceda, no sólo los trabajos para lograr cambios positivos –en cualquiera que sea la causa- son necesarios, también debe existir profundización, investigación en la materia, y una correcta difusión de aquello por lo cual se está trabajando, porque es a través de esto que ese Día promueve que durante los 364 restantes se siga validando y haciendo cambios de mayor trascendencia.
Un paréntesis más, es de igual valor volvernos más activos en cuanto a temas que directamente atañen a nuestra sociedad y no sólo hacer otros festejos que desvían convenientemente la mirada. ¿Qué se ha hecho para sancionar legalmente a los responsables de la recién reportada red de trata de personas en el PRI del D.F?, ¿Están de acuerdo con la pensión vitalicia aprobada para los magistrados? o ¿Quién se enteró de todos los nuevos debates en materia de Telecomunicaciones (tema con reconocimiento oficial el 17 de mayo)? Si en realidad queremos estar inscritos en una Sociedad de la Información, es necesario participar en todo lo concerniente a nuestros motivos, obligaciones y derechos sociales.
Así que, por favor, antes de nombrar o declarar (unilateral o colectivamente) un “Día de los Calcetines Perdidos” (9 de mayo), “Día del Incidente de Pokemón” (16 de diciembre), “Día del OVNI” (2 de julio), o “Día de la Galleta” (4 de diciembre), tomen primero conciencia de lo que realmente se busca con este valioso recurso. Porque es eso, un Día para lograr una mejora común.
Actualmente hay un aproximado de 126 días oficiales reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), internacionales y mundiales. Los primeros son propuestos por los Estados Miembros y ratificados mediante las resoluciones en la Asamblea General, mientras que los segundos están a cargo de las instituciones especializadas de la ONU.
En el mes de mayo, por ejemplo, se cuenta un total de 11 días reconocidos oficialmente. Entre los más destacados están: el de la Libertad de Prensa, Diversidad Cultural, Telecomunicaciones y Sociedad de la Información. Quizá nacionalmente podemos añadir el respectivo a la celebración del Día de la Madre, por razones culturales específicas de nuestro país.
Pero, la cuestión más relevante es que, lo que se ha hecho ahora, atribuyendo “celebraciones” a numerosas ideas o productos, forma parte de una distorsión de la importancia en cuanto a contexto y trasfondo del que se intenta dotar a los Días. Desde el momento de perder la correcta utilización del lenguaje, por ejemplo, el Día de la Mujer, el cual tiene ahora más la palabra “celebración” que “conmemoración”, muy distintas en significados. Dígase, el recurso de estos reconocimientos va encaminado a una causa social enfocada al bien común, en este caso de todos los Estados.
No es malo tener festejos a nivel nacional (estatal o local), es también parte de la formación y preservación de la cultura. Pero la pregunta es si la forma en que se realizan verdaderamente va encaminada a una preserva, continuación o mejora de la misma. Aquí, parece que muchos de estos días contradicen lo emblemático de su festejo. Solo por mencionar, el Día del Trabajo no se trabaja; muy pocos saben qué se conmemora el 5 de mayo; y el Día del Maestro se pierde la noción de enseñanza.
Mayo es uno de los meses en que más festejos se tienen en México, pero es eso, no se cuenta ni provee un contexto formativo, cultural, o social y queda traducido sólo en la sucesión de letras que forma la palabra “fiesta”.
No digo tampoco que sólo los días con reconocimiento oficial son lo que poseen las cualidades para tener un valor significativo. Siguen existiendo una gran cantidad de causas y luchas justas por las cuales bien vale el esfuerzo lograr la observación y acción unida en un Día. Pero quizá es justo la cuestión, para que esto suceda, no sólo los trabajos para lograr cambios positivos –en cualquiera que sea la causa- son necesarios, también debe existir profundización, investigación en la materia, y una correcta difusión de aquello por lo cual se está trabajando, porque es a través de esto que ese Día promueve que durante los 364 restantes se siga validando y haciendo cambios de mayor trascendencia.
Un paréntesis más, es de igual valor volvernos más activos en cuanto a temas que directamente atañen a nuestra sociedad y no sólo hacer otros festejos que desvían convenientemente la mirada. ¿Qué se ha hecho para sancionar legalmente a los responsables de la recién reportada red de trata de personas en el PRI del D.F?, ¿Están de acuerdo con la pensión vitalicia aprobada para los magistrados? o ¿Quién se enteró de todos los nuevos debates en materia de Telecomunicaciones (tema con reconocimiento oficial el 17 de mayo)? Si en realidad queremos estar inscritos en una Sociedad de la Información, es necesario participar en todo lo concerniente a nuestros motivos, obligaciones y derechos sociales.
Así que, por favor, antes de nombrar o declarar (unilateral o colectivamente) un “Día de los Calcetines Perdidos” (9 de mayo), “Día del Incidente de Pokemón” (16 de diciembre), “Día del OVNI” (2 de julio), o “Día de la Galleta” (4 de diciembre), tomen primero conciencia de lo que realmente se busca con este valioso recurso. Porque es eso, un Día para lograr una mejora común.
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