Toluca, Méx.- A días de que comenzó el periodo vacacional de verano, decenas de niños, adolescentes y adultos mayores aprovechan el incremento del tránsito vehicular en calles del Valle de Toluca para vender dulces, peluches, discos o bien sólo pedir dinero.
Vialidades como Alfredo del Mazo, Pino Suárez, a partir de Paseo Tollocan y hasta Las Torres, además de Heriberto Enríquez, son algunos de los cruces que con la luz roja de los semáforos permiten ver entre cinco y nueve vendedores.
La mayoría de ellos son adultos mayores, algunos de ellos acompañados de pequeños, otros más son adolescentes que además de vender hacen algunos malabares con tal de pedir alguna moneda.
“A veces es para completar algunas compras, nosotros somos universitarios y sí hace falta a veces para libros o cuadernos que es lo que ocupamos, por eso nos ponemos en las vacaciones”, dijo Javier Espinoza Suárez, estudiante de la Facultad de Humanidades.
Él, en compañía de Augusto, realizaron algunos malabares en la esquina de Morelos y Aldama, en ambas calles hay semáforos y junto con más de cuatro lavaparabrisas abordan a los automovilistas.
“Sólo un rato en las mañanas, también para que no nos agarre la noche, porque luego sí ves a cada gente más loquita, afortunados porque somos más grandes y nos defendemos”, relató.
Ambos estudiantes contaron que algunos de los choferes son impacientes, principalmente con los lavaparabrisas e incluso si se trata de menores de edad, han llegado a agredirlos verbal y físicamente.
“Todos nos exponemos, no sabes con quién te vas a encontrar, aunque es una manera de ganar dinero, es peligrosa e informal, de todas formas no hay de otra”, se lamentan.
En cambio, José Juan intenta caminar más rápido para no tener que contestar algo, y aunque ambos van a una primaria de Santa Cruz, las vacaciones para ellos no son más que trabajo y quehaceres en el hogar.
Vialidades como Alfredo del Mazo, Pino Suárez, a partir de Paseo Tollocan y hasta Las Torres, además de Heriberto Enríquez, son algunos de los cruces que con la luz roja de los semáforos permiten ver entre cinco y nueve vendedores.
La mayoría de ellos son adultos mayores, algunos de ellos acompañados de pequeños, otros más son adolescentes que además de vender hacen algunos malabares con tal de pedir alguna moneda.
“A veces es para completar algunas compras, nosotros somos universitarios y sí hace falta a veces para libros o cuadernos que es lo que ocupamos, por eso nos ponemos en las vacaciones”, dijo Javier Espinoza Suárez, estudiante de la Facultad de Humanidades.
Él, en compañía de Augusto, realizaron algunos malabares en la esquina de Morelos y Aldama, en ambas calles hay semáforos y junto con más de cuatro lavaparabrisas abordan a los automovilistas.
“Sólo un rato en las mañanas, también para que no nos agarre la noche, porque luego sí ves a cada gente más loquita, afortunados porque somos más grandes y nos defendemos”, relató.
Ambos estudiantes contaron que algunos de los choferes son impacientes, principalmente con los lavaparabrisas e incluso si se trata de menores de edad, han llegado a agredirlos verbal y físicamente.
“Todos nos exponemos, no sabes con quién te vas a encontrar, aunque es una manera de ganar dinero, es peligrosa e informal, de todas formas no hay de otra”, se lamentan.
En cambio, José Juan intenta caminar más rápido para no tener que contestar algo, y aunque ambos van a una primaria de Santa Cruz, las vacaciones para ellos no son más que trabajo y quehaceres en el hogar.
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