lunes, 22 de septiembre de 2014

Fabrican armas en penales

Estado de México.- El ingenio, combinado con el ocio y la necesidad de defenderse dentro de los penales del Estado de México, hace que los internos fabriquen armas hasta con huesos de pollo, trozos de plástico y de madera.
Aunque autoridades penitenciarias mexiquenses no han informado en los últimos meses de resultados en los cateos que se hacen en los centros de readaptación social, abogados litigantes de los internos aseguran que las armas existen.
Hay internos de alta peligrosidad que cumplen sentencias por secuestro, que lideran bandas organizadas que operan desde la prisión para realizar extorsiones telefónicas y el control de las cárceles, por lo que tienen armas confeccionadas de esta manera, aseguran abogados particulares entrevistados a las afuera del penal de Barrientos.
Detallan que aunque la normatividad que rige los centros penitenciarios del estado prohíbe la introducción de cualquier arma, la necesidad de sentirse protegido o de delinquir ejercita la imaginación de los reclusos.
De esta forma transforman en armas los huesos del pollo que al menos una vez a la semana les da de comer en su dieta el sistema penitenciario. Con calma, a escondidas, comienzan a rasparlos en el piso.
Le dan forma puntiaguda y, para tener un sostén o mango, colocan hilo, cinta adhesiva o algún plástico en un extremo. Este mismo procedimiento se hace con trozos de madera o plástico que los reos obtienen de los utensilios de cocina, botes de basura o desperdicios de los talleres de carpintería.
En esas zonas de los penales también es fácil conseguir pedazos de alambrón y con la misma técnica, los reclusos liman una de las puntas y en el extremo contrario hacen un gancho.
Por otra parte, los internos roban parte de la cancelería de los centros de reclusión, incluidas protecciones y trozos de vidrio. Los fierros son tallados en el piso, limados con una segueta y, en su caso, se realizan varios cortes en forma de zigzag, explican los defensores de muchos de ellos.
"Todas las puntas son peligrosas, pero la que tiene varios picos es mortal, porque al momento de introducirla y después retirarla, desgarra los órganos".
Varios de los internos ingresaron a los penales del Estado de México por delitos simples y muchos se mantienen alejados de problemas los primeros meses, hasta que son víctimas de varios robos.
Con el puñal bajo la manga obligan a entregar dinero, comida, ropa e incluso zapatos o cobijas. Muchos padecen asaltos dentro de la cárcel, ante la mirada de otros reos que, simplemente, no intervienen.
Lo extraño, dicen los abogados, se debe a que muchos de los espacios están vigilados, lo que incluye cámaras de circuito cerrado, además de que los custodios están siempre cerca de los reos.

El Sol de México

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