Por Mario Arvizu
México, D. F.- Vamos por partes, como diría el ahora famoso compadre “El Pozolero” inmortalizado en la película “El Infierno”, de Luis Estrada: en el papel, en el proyecto, en lo más alto de las buenas intenciones se vio a todo tren llevar un pedacito de Veracruz al Distrito Federal, a través de una especie de tianguis, con orden y ornamento, y bautizado con el bonito nombre de “Veracruz en el corazón de México”.
Uno de sus objetivos políticos, “mostrar la riqueza cultural y artística de Veracruz y reactivar la economía de sus productores y artesanos”, fue evidente que no se alcanzó ni durante la estancia de los productores en El Parque España, de la colonia Roma (del 14 al 17 de febrero), ni tampoco en el patio central de la Cámara de Diputados (del 18 al 28 de febrero).
“Bamba Política” hizo un recorrido en la inauguración de ambos eventos y el panorama resultó gris en el Parque España y azul celeste en la Cámara de Diputados.
De plano en El parque de la colonia Roma fueron contados los visitantes que se acercaron a ver tan siquiera los ofrecimientos jarochos. En la Cámara de Diputados sí hubo entusiasmo y multitud del público. En ambos casos, esos días la venta fue raquítica.
Cabe resaltar que en el caso de la Cámara de Diputados los menos de 30 productores veracruzanos que estuvieron todo el tiempo a la expectativa de ofrecer sus mercaderías, a dos días de culminar ese tianguis sureño ya mostraban caras largas e inocultable cansancio:
“Apenas y saldrá para los gastos. La gente de la Casa de Veracruz en el DF se portó regular con nosotros, aunque la Lic. Adriana Sarur Torre no vino a la inauguración sí envió gente a preguntarnos qué se nos ofrecía. En ese sentido no nos quejamos. Lo grave es que las ventas estuvieron para el perro. La mayoría de los que venían a mirar eran empleados de la Cámara y uno que otro compraba productos. Igual pasó con los legisladores, uno que otro pasaba y miraba y compraba, y repartía entre sus acompañantes lo adquirido. Eso sí, generosos algunos. Pero de ganancias, nada. Como que faltó promoción previa. Bueno, al menos los compañeros del café y de los toritos y de los sombreros salieron a mano, los demás para el perro”, fueron algunos de los comentarios que fue posible levantar al pulso. Evidentemente, los nombres de los paisanos no se exponen por obvias razones.
Inconsistencias, evidente soberbia y sobrado entusiasmo sólo para posar en la foto fue lo que mostraron los representantes de la Casa de Veracruz en el DF en estos dos eventos de “Veracruz en el corazón de México”. Una genuina lástima, para el perro también.
Uno de sus objetivos políticos, “mostrar la riqueza cultural y artística de Veracruz y reactivar la economía de sus productores y artesanos”, fue evidente que no se alcanzó ni durante la estancia de los productores en El Parque España, de la colonia Roma (del 14 al 17 de febrero), ni tampoco en el patio central de la Cámara de Diputados (del 18 al 28 de febrero).
“Bamba Política” hizo un recorrido en la inauguración de ambos eventos y el panorama resultó gris en el Parque España y azul celeste en la Cámara de Diputados.
De plano en El parque de la colonia Roma fueron contados los visitantes que se acercaron a ver tan siquiera los ofrecimientos jarochos. En la Cámara de Diputados sí hubo entusiasmo y multitud del público. En ambos casos, esos días la venta fue raquítica.
Cabe resaltar que en el caso de la Cámara de Diputados los menos de 30 productores veracruzanos que estuvieron todo el tiempo a la expectativa de ofrecer sus mercaderías, a dos días de culminar ese tianguis sureño ya mostraban caras largas e inocultable cansancio:
“Apenas y saldrá para los gastos. La gente de la Casa de Veracruz en el DF se portó regular con nosotros, aunque la Lic. Adriana Sarur Torre no vino a la inauguración sí envió gente a preguntarnos qué se nos ofrecía. En ese sentido no nos quejamos. Lo grave es que las ventas estuvieron para el perro. La mayoría de los que venían a mirar eran empleados de la Cámara y uno que otro compraba productos. Igual pasó con los legisladores, uno que otro pasaba y miraba y compraba, y repartía entre sus acompañantes lo adquirido. Eso sí, generosos algunos. Pero de ganancias, nada. Como que faltó promoción previa. Bueno, al menos los compañeros del café y de los toritos y de los sombreros salieron a mano, los demás para el perro”, fueron algunos de los comentarios que fue posible levantar al pulso. Evidentemente, los nombres de los paisanos no se exponen por obvias razones.
Inconsistencias, evidente soberbia y sobrado entusiasmo sólo para posar en la foto fue lo que mostraron los representantes de la Casa de Veracruz en el DF en estos dos eventos de “Veracruz en el corazón de México”. Una genuina lástima, para el perro también.
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