Los más pobres entre los pobres, los que viven en pobreza extrema ya pueden dejar de preocuparse, ya que el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, pidió este martes un compromiso de la comunidad internacional para “poner fin a la pobreza extrema antes del 2030 y mejorar la vida de las personas más vulnerables en los países en desarrollo”. No hay prisas. Los “jodidos”, como alguna vez les llamó Emilio Azcarraga Milmo pueden esperar, todavía 17 años para que los señores del dinero y los que manipulan los gobiernos acierten a sacarlos de la miseria. Dice Kim que para alcanzar esa meta, el mundo tendría que reducir el número de personas que viven por debajo del umbral de pobreza de los 1.25 dólares diarios a un 3 por ciento a nivel mundial en el 2030, y elevar los ingresos per cápita del 40 por ciento más pobre en todos los países en desarrollo. La meta del 3 por ciento marca un nuevo objetivo para el Banco Mundial, que no proporcionó números directamente comparables de la tasa actual de pobreza extrema. Economistas estiman que la tasa de pobreza de los países en desarrollo en el 2012 es de alrededor del 19 por ciento, lo que representa alrededor de 1 mil 100 millones de personas. La tasa global de pobreza ha ido disminuyendo en aproximadamente un punto porcentual entre 1981 y 2010, según datos del Banco Mundial. El ascenso económico de países como China, India y Brasil ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, según el Banco Mundial y Estados Unidos, sin embargo, el mayor contribuyente en el éxito de la reducción de la pobreza ha sido China. En tanto, en regiones como Asia meridional y África subsahariana siguen luchando con elevados niveles de pobreza. Estados frágiles como Afganistán también están sumidos en la pobreza. Con todo y ello, dice Kim que el crecimiento económico es importante, pero no suficiente para reducir la pobreza y la creciente brecha entre ricos y pobres. Para alcanzar la meta del 2030, el líder del Banco Mundial considera que las regiones más pobres, como Asia meridional y África subsahariana necesitan altas tasas de crecimiento sostenido y una creciente generación de empleos. Como fuera, por lo menos los más pobres entre los pobres ya tienen una esperanza: en el 2030 las cosas cambiarán para ellos, aunque muchos cuyas edades frisan entre los 50 y 60 años seguramente ya no lo verán para contarlo. En fin, ojalá no les salga el tiro por la culata y la cifra de miserables, lejos de bajar, vaya al alza…
Gobernantes.com
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