Ciudad de México.- A un año de la aprehensión de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo Morales "nada cambió en el sistema educativo". La venta de plazas y evaluaciones estandarizadas, la corrupción, el uso de comisionados, la asignación de supervisores y directores a tareas político-electorales, el acceso a cargos y privilegios, "sigue igual", afirmaron investigadores, profesores y dirigentes institucionales del gremio.
Para quienes desde el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) enfrentan los efectos del derrumbe de la maestra, se trató de un "golpe certero". Y uno de ellos añadió: "Nos tienen agarrados por el cuello, contra la pared. De este modo no le servimos a nadie. Creo que al Presidente no le queda del todo claro que aún somos necesarios".
En esa tónica, dirigentes sindicales que se hicieron al cobijo de la lideresa chiapaneca y continúan en la estructura de ese sistema, revelaron los hechos que acompañaron el momento de su aprehensión: “Fue una decisión de Estado en la que se movió todo el aparato de poder. No sólo el Presidente. La noche de su detención, los secretarios seccionales recibieron llamadas directas de sus gobernadores. El mensaje fue claro: ‘contigo no hay problema, las cosas están bien, pero esto es una decisión de Estado. No podemos oponernos’”.
Relataron que el 26 de febrero de 2013, uno de los escenarios analizados fue el de rebelarse contra el gobierno de Peña Nieto, pero al final se reconoció que "no teníamos la fuerza".
Hoy día, coincidieron en señalar los expertos, la única diferencia con los tiempos de Gordillo consiste en que el gobierno recuperó el control político del SNTE. Sin embargo, "avanza la continuidad de un proyecto en el que la dirigencia sindical colaboró de forma permanente. Y con un modelo sindical que no ha sido tocado".
Para los conocedores de esta organización que acumuló un exceso de poder bajo las riendas de Gordillo Morales, quien encabezó el gremio por 24 años, la reforma educativa y sus leyes secundarias "son la culminación de un proceso que en forma sistemática se venía prefigurando, y que contó con la colaboración y apoyo de la ex dirigente".
Sin embargo, la caída de la ex secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), detenida hace un año en Toluca, cuando se dirigía al Consejo Nacional del sindicato en Guadalajara, no fue "suficiente para garantizar un cambio en el sistema educativo", afirmó Ángel Díaz-Barriga, investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su aprehensión –por presunto uso de recursos de procedencia ilícita por 2 mil 600 millones de pesos– era necesaria, "por la imagen que representaba, la corrupción que significaba y el cacicazgo sindical que ejercía, pero era necesario realizar también un cambio en las relaciones sindicales. El modelo del SNTE no ha sido tocado, heredamos un nuevo cacique para los próximos 15 o 20 años".
César Navarro, investigador del Instituto José María Luis Mora, observó que la eliminación de Elba Esther de la escena política "en modo alguno significa que se hayan modificado el rumbo y las directrices generales del sistema educativo. A lo largo de la historia del SNTE lo ocurrido con Gordillo ha sido un hecho recurrente. El ascenso y caída de los caciques".
Lo que en realidad se ha recuperado es el control político del SNTE, el cual se había debilitado por las concesiones y los espacios de poder que le habían otorgado y "que llegó a constituir un obstáculo o un grupo de presión que intentó chantajear o rivalizar con quienes la habían encumbrado".
Carlos Muñoz Izquierdo, catedrático de la Universidad Iberoamericana, destacó que el encarcelamiento de Gordillo, "más allá de su espectacularidad, sólo sirvió para abrir el paso a la implementación formal y no precisamente efectiva, de la reforma a los artículos tercero y 73 constitucionales, mientras que el sistema educativo, sobre todo los alumnos que asisten a la escuela, siguen esperando el cambio anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto el 2 de diciembre de 2012".
Para quienes desde el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) enfrentan los efectos del derrumbe de la maestra, se trató de un "golpe certero". Y uno de ellos añadió: "Nos tienen agarrados por el cuello, contra la pared. De este modo no le servimos a nadie. Creo que al Presidente no le queda del todo claro que aún somos necesarios".
En esa tónica, dirigentes sindicales que se hicieron al cobijo de la lideresa chiapaneca y continúan en la estructura de ese sistema, revelaron los hechos que acompañaron el momento de su aprehensión: “Fue una decisión de Estado en la que se movió todo el aparato de poder. No sólo el Presidente. La noche de su detención, los secretarios seccionales recibieron llamadas directas de sus gobernadores. El mensaje fue claro: ‘contigo no hay problema, las cosas están bien, pero esto es una decisión de Estado. No podemos oponernos’”.
Relataron que el 26 de febrero de 2013, uno de los escenarios analizados fue el de rebelarse contra el gobierno de Peña Nieto, pero al final se reconoció que "no teníamos la fuerza".
Hoy día, coincidieron en señalar los expertos, la única diferencia con los tiempos de Gordillo consiste en que el gobierno recuperó el control político del SNTE. Sin embargo, "avanza la continuidad de un proyecto en el que la dirigencia sindical colaboró de forma permanente. Y con un modelo sindical que no ha sido tocado".
Para los conocedores de esta organización que acumuló un exceso de poder bajo las riendas de Gordillo Morales, quien encabezó el gremio por 24 años, la reforma educativa y sus leyes secundarias "son la culminación de un proceso que en forma sistemática se venía prefigurando, y que contó con la colaboración y apoyo de la ex dirigente".
Sin embargo, la caída de la ex secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), detenida hace un año en Toluca, cuando se dirigía al Consejo Nacional del sindicato en Guadalajara, no fue "suficiente para garantizar un cambio en el sistema educativo", afirmó Ángel Díaz-Barriga, investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su aprehensión –por presunto uso de recursos de procedencia ilícita por 2 mil 600 millones de pesos– era necesaria, "por la imagen que representaba, la corrupción que significaba y el cacicazgo sindical que ejercía, pero era necesario realizar también un cambio en las relaciones sindicales. El modelo del SNTE no ha sido tocado, heredamos un nuevo cacique para los próximos 15 o 20 años".
César Navarro, investigador del Instituto José María Luis Mora, observó que la eliminación de Elba Esther de la escena política "en modo alguno significa que se hayan modificado el rumbo y las directrices generales del sistema educativo. A lo largo de la historia del SNTE lo ocurrido con Gordillo ha sido un hecho recurrente. El ascenso y caída de los caciques".
Lo que en realidad se ha recuperado es el control político del SNTE, el cual se había debilitado por las concesiones y los espacios de poder que le habían otorgado y "que llegó a constituir un obstáculo o un grupo de presión que intentó chantajear o rivalizar con quienes la habían encumbrado".
Carlos Muñoz Izquierdo, catedrático de la Universidad Iberoamericana, destacó que el encarcelamiento de Gordillo, "más allá de su espectacularidad, sólo sirvió para abrir el paso a la implementación formal y no precisamente efectiva, de la reforma a los artículos tercero y 73 constitucionales, mientras que el sistema educativo, sobre todo los alumnos que asisten a la escuela, siguen esperando el cambio anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto el 2 de diciembre de 2012".
La Jornada
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