México, D.F.- Al dar por clausuradas las instalaciones de la casa hogar “La Gran Familia” y enviar a los niños que se encontraban internos ya sea con sus familias o a otros albergues, las autoridades dieron por concluido el caso… pues sólo será en el escritorio, porque para quienes vivieron la experiencia de estar bajo el cuidado de “Mamá Rosa” el caso les marcó para toda la vida.
Según el encargado de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Julio Hernández Barros, desde que ocurrió la intervención en el albergue, al menos cuatro ex habitantes de las instalaciones del albergue dirigido por Rosa María del Carmen Verduzco “Mamá Rosa”, se quitaron la vida.
“La mayoría (de los suicidios) ya en sus hogares de donde son originarios y, como nos reportan los propios familiares, como secuela de los daños psicológicos que les produjo el internamiento en esta casa-hogar. Estamos investigando esos casos”.
El último de los suicidios fue el de un niño de sólo 11 años de edad, el cual fue reportado por la titular de la fundación “Y Quién Habla por Mí”, María Ampudia: “No pudimos llegar a tiempo con uno de los pequeños que iban a venir: se suicidó, se colgó, un chico de 11 años. Es una tristeza que a este pequeño no se le haya dado la oportunidad de resarcirse. Estamos tristes, de luto”.
Además de las agresiones físicas y sexuales que sufrieron los menores en el interior de “La Gran Familia”, muchos de ellos fueron víctimas del robo de sus documentos oficiales, razón por el que la CEAV realiza labores de rastreo de los documentos: “Ni siquiera ese derecho tan básico como el de la identidad fue respetado en ese albergue”.
Aunque el albergue de Zamora ya cerró sus puertas, ahora lo que se busca es tratar de resarcir los daños a cada una de las víctimas, tal y como lo comenta Renato Hernández Lacleffe, profesor de la UNAM y asesor de “Y Quién Habla por Mí”: “pedimos que la CEAV despliegue medidas especiales, de protección, de apoyos específicos como tratamientos psicológicos y procedimientos jurídicos, de tal forma que se deslinden responsabilidades pertinentes”.
alminuto.com
Según el encargado de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Julio Hernández Barros, desde que ocurrió la intervención en el albergue, al menos cuatro ex habitantes de las instalaciones del albergue dirigido por Rosa María del Carmen Verduzco “Mamá Rosa”, se quitaron la vida.
“La mayoría (de los suicidios) ya en sus hogares de donde son originarios y, como nos reportan los propios familiares, como secuela de los daños psicológicos que les produjo el internamiento en esta casa-hogar. Estamos investigando esos casos”.
El último de los suicidios fue el de un niño de sólo 11 años de edad, el cual fue reportado por la titular de la fundación “Y Quién Habla por Mí”, María Ampudia: “No pudimos llegar a tiempo con uno de los pequeños que iban a venir: se suicidó, se colgó, un chico de 11 años. Es una tristeza que a este pequeño no se le haya dado la oportunidad de resarcirse. Estamos tristes, de luto”.
Además de las agresiones físicas y sexuales que sufrieron los menores en el interior de “La Gran Familia”, muchos de ellos fueron víctimas del robo de sus documentos oficiales, razón por el que la CEAV realiza labores de rastreo de los documentos: “Ni siquiera ese derecho tan básico como el de la identidad fue respetado en ese albergue”.
Aunque el albergue de Zamora ya cerró sus puertas, ahora lo que se busca es tratar de resarcir los daños a cada una de las víctimas, tal y como lo comenta Renato Hernández Lacleffe, profesor de la UNAM y asesor de “Y Quién Habla por Mí”: “pedimos que la CEAV despliegue medidas especiales, de protección, de apoyos específicos como tratamientos psicológicos y procedimientos jurídicos, de tal forma que se deslinden responsabilidades pertinentes”.
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