viernes, 12 de diciembre de 2014

Reporte Global

Salvador González Briceño
 
FRAGILIDAD, NO COYUNTURAL, ECONÓMICA
*Sin un proyecto de país, ¿hacia dónde México?
“¡Es la economía, estúpido!”. Frase célebre de James Carville, el asesor del demócrata William Clinton que lo llevó de la gubernatura de Arkansas a la oficina oval de la Casa Blanca, y es aplicable a países como México por lo menos para el curso de los últimos 25 años.
Las tasas pírricas de crecimiento del PIB registradas en el último cuarto de siglo —que no pasan del 2.5%—, se deben a las “estúpidas” directrices neoliberales adoptadas como políticas públicas por el Estado mexicano desde los presidentes Miguel de la Madrid a la fecha, bien bajo las presiones de Washington a través de sus operadores —el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)—, o bien porque dichos gobernantes estudiaron en universidades gringas y adoptaron como propias las tesis doctrinarias de economistas como Milton Friedman y Von Hayek.
Pues bien, no de ahora, pero sabemos todos que el libre mercado es la peor entelequia engañabobos que no resuelve los problemas económicos, siquiera las principales “variables macroeconómicas”, menos el desarrollo de las economías sin atender los problemas estructurales, como el campo y el sector productivo, manufacturero e industrial.
Así por ejemplo, de nada sirve una “moneda estable” —el caso de México frente a Estados Unidos—, si en los hechos en el tipo de cambio el peso tiene frente al dólar tres ceros menos. De poco una inflación “bajo control” —de un dígito—, si está indexado precisamente a un nivel salarial que se contiene a grado tal que, a estas alturas del partido, anda con un poder adquisitivo perdido por arriba del 70% desde 1983 a la fecha.
Lo demás es de Perogrullo. Que si la “estabilidad macroeconómica”, que si la apertura de fronteras, las exportaciones y las importaciones. Falacias todas si no se reflejan en creación de empleo, salarios remunerados para los trabajadores, prestaciones de ley (no el atropello de Constitución que se tiene con, vgr. una reforma laboral retrógrada), seguro social y pensiones para quienes han creado las grandes riquezas en este país, etcétera, etc.
En pocas palabras, que si no hay desarrollo económico que se refleje en bienestar social, se tiene una desigualdad en la distribución de la riqueza con registros cada vez más extremos se tiene el país que se tiene: al borde del fracaso y pendiendo de un hilo cuyo carrete está en Washington, o en el mayor casino de mundo llamado Wall Street. Esto es apenas un boceto del saldo neoliberal del último cuarto de siglo aplicado en México.
Y, ¡sin política industrial!; “la mejor política industrial es la que no existe”: Serra Puche. Con un campo “abandonado”; quien controla el campo controla el país: Huntington. ¡Con un sistema bancario en manos de extranjeros!; sin acceso al crédito para la inversión. Ahora, ¡con una serie de sectores, como el minero en manos de empresas trasnacionales canadienses, el energético expuesto a las inversiones foráneas que solo buscan el ganar/ganar, y un crimen organizado en pleno boom! Y sin un proyecto de país, ¿hacia dónde México?
En puerta está la situación de coyuntura delicada. El declive de los precios internacionales del petróleo (54.40 dólares el barril). La caída de la Bolsa Mexicana de Valores en la semana (tres días de pérdidas). El sentir de los empresarios mexicanos de que le inseguridad sí pega, contrario a lo que dicta Agustín Carstens gobernador del Banxico. La expectativa a la baja del crecimiento de PIB para el 2014 y el 2015. El pésimo desempeño de la economía estadounidense, etcétera. Fragilidad económica al fin.

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