Ciudad de México.- Debido al alto grado de toxicidad del carbono negro, que puede causar cáncer, es urgente que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) elaboren un estudio sobre los efectos generados por este contaminante en el medio ambiente y la afectación en la salud de las personas.
El diputado Chris López Alvarado (PRI), al presentar un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente, agregó que ambas instancias públicas, de forma coordinada, deben establecer medidas preventivas para reducir la emisión del carbono negro.
Asimismo, planteó la obligación de la Red de Monitoreo Ambiental que opera en el país para que mida los niveles de presencia en el aire de esta sustancia.
La finalidad, dijo, es disminuir las emisiones de carbono negro que afectan más la salud de la población en general que al medio ambiente, y son un peligro para la integridad física. “La degradación ambiental no sólo es provocada por sustancias como el monóxido de carbono (CO), el dióxido de carbono (CO2) o el dióxido de azufre, ya que existen otras, como es el caso de ésta”, destacó.
Argumentó que la preocupación radica en que el carbono negro y sus efectos “no se han estudiado a fondo en el país, aunque su presencia en la atmósfera es más común de lo que se cree”.
Explicó que este contaminante se produce por la quema incompleta de combustibles fósiles, biocombustibles y biomasa en vehículos motorizados, así como de la combustión generada en incendios, la ignición de madera y cultivos, y de las chimeneas de las fábricas industriales.
Refirió que, en el 2013, el INECC presentó el informe “Emisiones de Carbono Negro en Partículas Atmosféricas Provenientes de la Quema de la Caña de Azúcar”, en el cual resalta la presencia de ese material en la atmósfera, a causa precisamente de la quema de la caña de azúcar. Señala que esa “sustancia, de acuerdo con el INECC cuenta con un alto grado de toxicidad y puede causar cáncer”.
López Alvarado explicó que, en la actualidad, a excepción del Distrito Federal, las redes de monitoreo ambientales que funcionan a nivel nacional no miden los niveles de carbono negro, impidiendo desarrollar estrategias que permitan reducir o controlar su presencia y evitar daños a la salud de la población, por su alto contenido en la atmósfera.
El diputado Chris López Alvarado (PRI), al presentar un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente, agregó que ambas instancias públicas, de forma coordinada, deben establecer medidas preventivas para reducir la emisión del carbono negro.
Asimismo, planteó la obligación de la Red de Monitoreo Ambiental que opera en el país para que mida los niveles de presencia en el aire de esta sustancia.
La finalidad, dijo, es disminuir las emisiones de carbono negro que afectan más la salud de la población en general que al medio ambiente, y son un peligro para la integridad física. “La degradación ambiental no sólo es provocada por sustancias como el monóxido de carbono (CO), el dióxido de carbono (CO2) o el dióxido de azufre, ya que existen otras, como es el caso de ésta”, destacó.
Argumentó que la preocupación radica en que el carbono negro y sus efectos “no se han estudiado a fondo en el país, aunque su presencia en la atmósfera es más común de lo que se cree”.
Explicó que este contaminante se produce por la quema incompleta de combustibles fósiles, biocombustibles y biomasa en vehículos motorizados, así como de la combustión generada en incendios, la ignición de madera y cultivos, y de las chimeneas de las fábricas industriales.
Refirió que, en el 2013, el INECC presentó el informe “Emisiones de Carbono Negro en Partículas Atmosféricas Provenientes de la Quema de la Caña de Azúcar”, en el cual resalta la presencia de ese material en la atmósfera, a causa precisamente de la quema de la caña de azúcar. Señala que esa “sustancia, de acuerdo con el INECC cuenta con un alto grado de toxicidad y puede causar cáncer”.
López Alvarado explicó que, en la actualidad, a excepción del Distrito Federal, las redes de monitoreo ambientales que funcionan a nivel nacional no miden los niveles de carbono negro, impidiendo desarrollar estrategias que permitan reducir o controlar su presencia y evitar daños a la salud de la población, por su alto contenido en la atmósfera.
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