Por: José Calzada
Indefendible resultó el libanés de dos metros Tarek Abdalá tras la revelación de que el jefe del Cartel de Jalisco Nueva Generación, Francisco Navarrete Serna participó en su campaña para la diputación federal en Tierra Blanca que ahora le otorga impunidad pero no decencia al grandote que nunca vivió en la Cuenca del Papaloapan. Los asesores del diputado federal mostraron lo que tienen en la cabeza en lugar de cerebro y lo aventaron al ruedo para hundirse más en el lodazal del desprestigio generado por sus relaciones pero también por la mala administración financiera de Veracruz que se consigna en una investigación de la Procuraduría General de la República sobre el caso.
Las entrevistas que concedió el muchacho que creció como la verdolaga a diferentes estaciones de radio para defenderse sólo confirmaron su ignorancia en manejo de medios y la veracidad de la fotografía que publicó el Reforma para evidenciar la relación de los políticos en Veracruz con personalidades de dudosa calidad moral, Tarek Antonio trastabilló, tartamudeó y simplemente no pudo hacer frente a la realidad que ya lo marcó y que lo obliga a pedir licencia al cargo de diputado y enfrentar las investigaciones, y es que el propio coordinador de los priístas en San Lázaro, César Camacho Quiroz lo puso de disposición de la justicia.
Para el gobierno de Enrique Peña Nieto, Tarek representa una gran oportunidad para legitimar su gobernabilidad con el ejemplo de hacer justicia a quienes andan en malos pasos, por eso en Gobernación se puso en la mesa la renuncia del diputado federal para dar una pisca de credibilidad a un endeble gobierno federal.
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