’Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan… ¡Mi plumaje es de esos!’
Por: Cecilio García Cruz
Por: Cecilio García Cruz
Uno de los versos más célebres del bardo veracruzano, Salvador Díaz Mirón en su poema ’A Gloria’, en el que se vió reflejado el duartista Alberto ’El Cisne’ Silva Ramos, en uno de sus muchos sueños guajiros.
Tampoco en la fábula del ’Patito Feo’, pues no se convirtió en hermoso Cisne, sino que se transformó en una auténtica ave de rapiña.
Pero no porque surcara las alturas como el cóndor de los Andes que majestuoso vuela imponente más allá de las nubes.
Ni porque tuviera la elegancia de un águila real que surca los aires a gran velocidad.
Vaya ni siquiera llegó a gavilán pollero.
Se quedó en ave anseriforme carroñera y con el plumaje de un zopilote panteonero.
Al emprender el vuelo quedó totalmente enlodado en el pantano de la corrupción al lado de su jefe y amigo Javier Duarte.
’El Cisne’ huasteco nunca fue la avecilla que describió Díaz Mirón: ’El ave canta aunque la rama cruja, como que sabe lo que son sus alas’, pues él sabía que era un simple pajarraco en busca de un hogar que lo alimentara y protegiera.
Perpetrador constante de escenarios a favor de sus intereses, transitó por diversos cargos públicos en el gobierno de Javier Duarte, hoy prófugo de la justicia.
El primero y tal vez el más importante: presidente municipal de Tuxpan, donde dejó un fuerte olor a azufre y una enorme deuda.
Ahí empezó el vuelo próspero de ’El Cisne’ en Veracruz...
Tiempo después el ave palmípeda acuatizó como titular de la Secretaría de Desarrollo Social, donde se hicieron famosas las ’empresas fantasma’ que se adjudicaron al menos 45 contratos por 243 millones de pesos.
Después fue designado coordinador de Comunicación Social, donde sustituyó a la cleptómana Gina Domínguez Colio.
La mencionada ex funcionaria emprendió la gran huida de Veracruz al ser denunciada por presunto enriquecimiento ilícito, fraude, abuso de confianza y delincuencia organizada.
Una auténtica fichita de ’uñas largas’ que imitó en todo a su jefe Javier Duarte.
Por su parte, ’El Cisne’, con alevosía y ventaja, utilizó muy orondo su cuello largo y flexible, para encabezar al grupo duartista que participó erróneamente en delicadas decisiones políticas.
Megalómano por nacimiento, se convirtió en principal twittero defensor de los severos ataques a Javier Duarte.
Su principal ’cliente cautivo’ fue el actual gobernador de Veracruz.
Un día sí y otro también Yunes Linares fue bombardeado vía ’el pajarito azul’ por el vocero del gobierno próspero.
’El Cisne’ no pudo evitar que su plumaje ya no tan blanco se manchara, al manejar libremente millonario presupuesto asignado a medios de comunicación.
Ahí lució en todo su esplendor el ave de rapiña, pues como Atila, no dejó nada a su paso.
Se le responsabiliza de haber facturado 8 mil millones de pesos en el rubro de prensa y publicidad, de los cuales 400 millones fueron canalizados a ’empresas fantasma’.
Un verdadero desbarajuste administrativo.
El propio gobernador Miguel Ángel Yunes Linares comunicó que existen denuncias penales contra 50 ex servidores públicos, entre ellos, dos voceros de Javier Duarte: Gina Domínguez Colio y el actual diputado federal Alberto Silva Ramos.
El reconocido escritor y académico Ricardo Raphael escribió en un diario capitalino que ’uno de los socios principales de Javier Duarte tiene fuero, lo presume y hay quien todavía lo protege. Se trata de Alberto Silva Ramos, cómplice del ex gobernador de Veracruz, a quien las autoridades no deberían perder de vista.
’El Cisne’, como lo apodan sus allegados, está vinculado a varios de los temas que hoy alimentan la hoguera del escándalo político en Veracruz.
Era experto en aplicar las famosas ’duartiñas’ (dar a la mentira apariencia de verdad) y
Diario al momento
asumió una falsa humildad que no es su dote, porque la arrogancia, la inestabilidad emocional y la conquista de féminas, fueron algunas de sus acentuadas debilidades.
Degusta lo mismo sus viandas exóticas y vinos caros, que sus ’Cleopatras’ y engaños.
’El Cisne’, impulsado por su amigo Javier Duarte llegó a sentirse pavo real con espolones suficientes para aspirar a la gubernatura.
Esa ave palmípeda que se sentía el personaje central del Lago de los Cisnes, acabó como actor estelar en el cuento de Alí Babá y los 40 ladrones.
Alberto Silva, se mutó, en menos que canta un gallo, de cisne y patito feo a zopilote parlamentario.
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