lunes, 13 de febrero de 2017

Volkswagen sería, particularmente, vulnerable al 'gran impuesto fronterizo' propuesto por Trump

Ciudad de México.- Debido a que el “Jetta”, su modelo más vendido en Estados Unidos, y el icónico “Beetle” son fabricados en México y la producción en el vecino País del norte es limitada, Volkswagen podría ser, particularmente, vulnerable al “gran impuesto fronterizo” de hasta 35 por ciento propuesto por Donald Trump, por lo que de acuerdo a Fred Emich, gerente general de una concesionaria en Colorado reconoce “sería catastrófico (el impuesto); los Volkswagen cuestan entre 2 mil y 3 mil dólares más que los modelos rivales de Honda, Nissan y Toyota, lo que hace difícil imaginar que los consumidores acepten más aumentos de precios”.
No es secreto que por años, la automotriz alemana erró el blanco con coches que eran demasiado pequeños o caros para los consumidores estadounidenses.
El escándalo de las emisiones de diésel socavó los esfuerzos para ganar la atención de los compradores, manchando su imagen de marca y dañando sus relaciones con los reguladores a los cuales la automotriz engañó durante décadas en ese rubro. Su siguiente problema podría derivarse de décadas de dependencia a las fábricas mexicanas para surtir a los compradores estadounidenses, puesto que cerca del 60 por ciento de todos los modelos VW vendidos en la Unión Americana el año pasado fueron hechos al sur de su frontera con México.
En ese sentido, gran parte de la producción norteamericana de Volkswagen proviene de su planta de Puebla. La fábrica abrió en la década de 1960 para producir Beetles y es su filial más grande fuera de su sede en Wolfsburg, Alemania. La unidad poblana tiene capacidad para construir cerca de 600 mil Jettas, Golfs y Beetles por año. En contraste, su única fábrica en Estados Unidos fue construida para armar cerca de 150 mil vehículos al año, aunque una expansión para producir la camioneta Atlas de 30 mil dólares impulsa su capacidad a 250 mil unidades.

Donald Trump ha amenazado con impuestos a las automotrices desde Detriot a Tokio que están planeando fábricas en México para abastecer a Estados Unidos. Incluso se dice que ha caldeado el llamado ‘impuesto ajustado a la frontera’ sobre los productos importados vendidos en ese país.
Como fuera, Volkswagen se prepara para otro golpe del gobierno de Estados Unidos, pues después de acordar una erogación mayor a 23 mil millones de dólares para limpiar su escándalo de engaño de emisiones de diésel, la automotriz alemana se arriesga a enredarse en nuevos problemas con Washington a medida que intenta empezar de nuevo con los consumidores estadounidenses. El desequilibrio de Volkswagen podría también empeorar.
Su modelo de lujo Audi no tiene plantas en Estados Unidos y abrió una nueva fábrica en San José Chiapa, Puebla, a fines de septiembre pasado.

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