miércoles, 9 de agosto de 2017

Sobreexplotación de minas para la construcción del NAICM un peligro

Ciudad de México.- En julio del año pasado comenzaron las actividades en las faldas del cerro Tlaltepec, en el Estado de México, para extraer materiales pétreos –tepetate, grava y arena, pero sobre todo tezontle– para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Desde el principio, las comunidades aledañas de Temascalapa y San Martín de las Pirámides advirtieron de los riesgos que entraña esa actividad minera para sus viviendas y el entorno ecológico, que incluye los cerros de Tlatepeque y Tepozayo.
En diciembre de 2016, gracias a la movilización de los lugareños, la mina fue clausurada. En febrero pasado, policías y funcionarios de la Secretaría de Gobernación mexiquenses amedrentaron a los vecinos que se oponían a los trabajos de extracción; y aunque éstos resistieron los embates, siguieron los trabajos hasta que en junio pasado volvió a ser clausurada
Pese a esas jornadas de resistencia, el director de Obras Públicas y Desarrollo Urbano de Temascalapa envió un documento a los habitantes de la colonia Álvaro Obregón en el cual les informa que el ayuntamiento nunca ha dado permisos para la extracción de tezontle.
La instancia que autorizó la explotación del cerro de Tlaltepec es la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México, de acuerdo con el oficio 212090000/DGOIA/RESOL/675/16 dirigido al alcalde de Temascalapa, Héctor Quezada Quezada. Sin embargo, las empresas autorizadas –Constructora y Andamios Galaxi, Grupo Tobías, Grupo Edilberto Serrano y CCR Logística en Tlaltepec– no se han ajustado a la normatividad.
Hasta ahora no han sembrado árboles para sustituir los que han talado. Peor aún: trabajan a menos de 10 metros de las viviendas, como observó el reportero. Hoy por lo menos una decena de viviendas tienen cuarteaduras a causa de la actividad minera y el paso de las “góndolas” –los camiones que transportan el tezontle– en los cerros Tlaltepec y Tepozayo.
Ese trajín también provoca el hundimiento de los caminos de terracería. Lo grave es que a sólo 40 centímetros de profundidad pasan los ductos de Pemex, advierten Quezada y su par de San Martín de las Pirámides, Francisco Robles Badillo, en carta dirigida al coordinador general de Protección Civil del Estado de México, Arturo Vilchis Esquivel.
El paso de las góndolas preocupa a los pobladores del Lago de Texcoco y a los asentados en las faldas de los cerros, comentan Heriberto Salas Amac y Baltazar Robles Hernández, representantes del Frente Amplio no Partidista en contra del Nuevo Aeropuerto y otros Megaproyectos en la Cuenca del Valle de México.
Oriundos de Nexquipayac, municipio de San Salvador Atenco, ambos campesinos comentan que ya han ocurrido varios accidentes que afectan a los infantes de la zona. “También hay brotes de dermatitis y asma provocada por ‘la nieve roja’ (el polvo de tezontle) que levantan las góndolas”, sobre todo cuando no llueve, explica Robles Hernández.
La dañina “nieve roja”
Algunas de las compañías que trabajaron en los cerros lo hicieron sin autorización o rompiendo las reglas establecidas en los permisos de la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México. Los contratos hablan de “bancos de material” en lugar de minas, lo que les permite extraer el tezontle sin tener que pagar cuotas, comenta Saúl Espinoza Sánchez, secretariado del ayuntamiento de Temascalapa.

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