México, D.F.- El ex Presidente estaba en lo cierto cuando se negó a promulgar la Ley General de Víctimas porque no estaba bien hecha, resultaba insuficiente y requería cambios para funcionar adecuadamente… y no pocos.
Por eso el gobierno anterior recurrió a la controversia constitucional y heredó el litigio al sucesor, quien la rescató como estaba, reconociendo una norma perfectible… y la urgencia de reformarla.
Mucho se dijo acerca de que la promulgación de la ley —el pasado 9 de enero— fue un precipitado ejercicio presidencialista de relaciones públicas, montado para mostrar la buena voluntad del nuevo gobierno priista… y, sobre todo, para apaciguar los ánimos de quienes pusieron el grito en cielo por la aprobación de una norma inoperante.
Los hechos así lo confirmaban.
Pasada la “cuarentena” después del doloroso parto, la Ley de Víctimas ingresa al hospital legislativo… para curarse males congénitos.
El proyecto de reformas presentado ante el Senado por María Elena Morera de Galindo, Alejandro Martí y Javier Sicilia es mucho más que una manita de gato. Es unión de fuerzas de la sociedad civil a favor de un mejor trato para las víctimas.
‘‘Tampoco son las reformas de la ‘chingada’, sino a favor de las víctimas de una sociedad desgarrada; de dignidad frente al agravio y la profunda tragedia humanitaria que sufre la nación (…) no son arranques improvisados sino el fruto de la atenta escucha a los dolores de miles de víctimas del crimen organizado, de la negligencia, la corrupción del Estado y la violación de derechos humanos, que nos han sumido en una profunda tragedia humanitaria’’ —aclara el “intenso” poeta rebelde.
Los ajustes implican retocar la ley en 80%… desde una coma hasta la adición de artículos completos.
El objetivo es definir —con mayor precisión— el concepto de víctima directa o víctima potencial... y los límites de las atribuciones del Sistema Nacional de Víctimas.
Entre las modificaciones demandadas por los ciudadanos están el resarcimiento económico del daño, los recursos del fondo de ayuda a las víctimas y el establecimiento de programas emergentes de asistencia, protección y acceso a la justicia.
La pelota rueda ahora en la cancha del Senado, el cual tendrá la responsabilidad de concretar las reformas. Los senadores prometen respetar las propuestas de las organizaciones civiles… pero no a mantenerlas tal cual.
Así es como la discusión llega al pleno… de plano.
MONJE LOCO: Los gritos (y susurros) entre Manlio Fabio Beltrones y el gobernador de Guerrero por las policías comunitarias, se escucharon hasta Costa Rica. Al presidente Peña Nieto le dio pena con las visitas… y les exigió prudencia —de dientes para afuera—… por debajo de la mesa, les puso un pellizco y paró la pelea. Pelea que empezó Beltrones al decir: “Si los gobernantes no son capaces de brindar protección, seguridad y justicia a su gente, deberían replantear el funcionamiento de su gobierno y de ellos mismos”… Ángel Aguirre reviró: “Yo pienso que Manlio se quedó anclado en el pasado, de hace 30 años… seguramente sus expresiones responden a su vocación represora”. Don Beltrone contestó: “Primero me voy a enterar si (Aguirre) estaba sobrio para saber en qué condiciones pudo emitir una declaración tan irresponsable”. Acto seguido vino el coscorrón de Peña. ¿Y?…
Excelsior
Por eso el gobierno anterior recurrió a la controversia constitucional y heredó el litigio al sucesor, quien la rescató como estaba, reconociendo una norma perfectible… y la urgencia de reformarla.
Mucho se dijo acerca de que la promulgación de la ley —el pasado 9 de enero— fue un precipitado ejercicio presidencialista de relaciones públicas, montado para mostrar la buena voluntad del nuevo gobierno priista… y, sobre todo, para apaciguar los ánimos de quienes pusieron el grito en cielo por la aprobación de una norma inoperante.
Los hechos así lo confirmaban.
Pasada la “cuarentena” después del doloroso parto, la Ley de Víctimas ingresa al hospital legislativo… para curarse males congénitos.
El proyecto de reformas presentado ante el Senado por María Elena Morera de Galindo, Alejandro Martí y Javier Sicilia es mucho más que una manita de gato. Es unión de fuerzas de la sociedad civil a favor de un mejor trato para las víctimas.
‘‘Tampoco son las reformas de la ‘chingada’, sino a favor de las víctimas de una sociedad desgarrada; de dignidad frente al agravio y la profunda tragedia humanitaria que sufre la nación (…) no son arranques improvisados sino el fruto de la atenta escucha a los dolores de miles de víctimas del crimen organizado, de la negligencia, la corrupción del Estado y la violación de derechos humanos, que nos han sumido en una profunda tragedia humanitaria’’ —aclara el “intenso” poeta rebelde.
Los ajustes implican retocar la ley en 80%… desde una coma hasta la adición de artículos completos.
El objetivo es definir —con mayor precisión— el concepto de víctima directa o víctima potencial... y los límites de las atribuciones del Sistema Nacional de Víctimas.
Entre las modificaciones demandadas por los ciudadanos están el resarcimiento económico del daño, los recursos del fondo de ayuda a las víctimas y el establecimiento de programas emergentes de asistencia, protección y acceso a la justicia.
La pelota rueda ahora en la cancha del Senado, el cual tendrá la responsabilidad de concretar las reformas. Los senadores prometen respetar las propuestas de las organizaciones civiles… pero no a mantenerlas tal cual.
Así es como la discusión llega al pleno… de plano.
MONJE LOCO: Los gritos (y susurros) entre Manlio Fabio Beltrones y el gobernador de Guerrero por las policías comunitarias, se escucharon hasta Costa Rica. Al presidente Peña Nieto le dio pena con las visitas… y les exigió prudencia —de dientes para afuera—… por debajo de la mesa, les puso un pellizco y paró la pelea. Pelea que empezó Beltrones al decir: “Si los gobernantes no son capaces de brindar protección, seguridad y justicia a su gente, deberían replantear el funcionamiento de su gobierno y de ellos mismos”… Ángel Aguirre reviró: “Yo pienso que Manlio se quedó anclado en el pasado, de hace 30 años… seguramente sus expresiones responden a su vocación represora”. Don Beltrone contestó: “Primero me voy a enterar si (Aguirre) estaba sobrio para saber en qué condiciones pudo emitir una declaración tan irresponsable”. Acto seguido vino el coscorrón de Peña. ¿Y?…
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