Por: Pablo Jair Ortega
EL OBISPO Y EL PRD, DESMEMORIADOS
EN LO NACIONAL: Hace una semana, el senador del PRD, Miguel Barbosa, se burló de un dictamen de Amnistía Internacional sobre la tortura en México, pidiéndole a los presentes en la Cámara que levantara la mano quien de ahí había sido torturado.
Al senador, que se supone de izquierda, parece que se le olvidaron los años recientes cuando comenzó a incrementarse la violencia en el país, luego de la desatinada estrategia de Felipe Calderón de sacar a las fuerzas armadas a la calle y comenzó la matanza que no cesa.
El reporte de Amnistía Internacional en mención, titulado “Sobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México”, sugiere a la violencia sexual como el “método preferido” durante el arresto de mujeres en el país, donde destaca que “miles de denuncias de tortura presentadas desde 1991 –solamente en 2014 la Procuraduría General de la República recibió 2 mil 403 quejas–, únicamente 15 han concluido en sentencias condenatorias a nivel federal”.
“Amnistía y organizaciones internacionales prodefensa de derechos humanos hacen su trabajo, presionan muy bien a los gobiernos, pero también suelen hacer conclusiones que luego se separan de la realidad y no debemos ser tremendistas nosotros”, añadió el senador.
No es de extrañarse. Aquí en Veracruz también se les olvidó la persecución, acoso y hasta muerte de perredistas en los tiempos del Chirinato, cuando su hoy abanderado, el “gober ansioso” Yunes Linares, era secretario de Gobierno. Al parecer lo que fue el partido de izquierda por excelencia, sólo le queda irse arrejuntando por sobrevivencia con los villanos que combatió en el pasado, porque --según el mito-- tienen memoria de pez.
En una de esas, capaz dicen que no existió la matanza del 68.
EN LO LOCAL: El obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, dijo hace unos días que la entidad parece en un cementerio, en referencia a la gran cantidad de cadáveres que aparecen por todos lados.
“Vemos en los periódicos personas torturadas, asesinadas en los cañales, tiradas en los ríos, pareciera que Veracruz es un cementerio, como un panteón abierto a la luz del día, desgraciadamente si no es un lado es en otro, en la zona centro de Veracruz, en otras partes, lo que lamentamos” (SOL DE CÓRDOBA).
Uno de estos muertes, que permanece impune, fue la de Reynalda Marchena Velásquez, quien murió atropellada precisamente por Patiño Leal.
Los hechos ocurrieron el 13 de agosto de 2009, cuando el sacerdote conducía con exceso de velocidad su camioneta Pathfinder por la carretera de Huatusco, a donde se dirigía para bendecir/inaugurar una clínica del ISSSTE en esa ciudad; perdió el control de su vehículo y lo subió violentamente a la banqueta, hiriendo a 6 personas y dando muerte a Doña Reynalda. Según versión oficial, el obispo se desvaneció mientras manejaba por su condición diabética.
Fue detenido, pero permaneció recluido en los separos solamente siete horas, saliendo de la cárcel bajo fianza al pagar 90 mil pesos.
Sí, efectivamente parece cementerio, con una muertita aportada por el Obispo, para la causa.
EL OBISPO Y EL PRD, DESMEMORIADOS
EN LO NACIONAL: Hace una semana, el senador del PRD, Miguel Barbosa, se burló de un dictamen de Amnistía Internacional sobre la tortura en México, pidiéndole a los presentes en la Cámara que levantara la mano quien de ahí había sido torturado.
Al senador, que se supone de izquierda, parece que se le olvidaron los años recientes cuando comenzó a incrementarse la violencia en el país, luego de la desatinada estrategia de Felipe Calderón de sacar a las fuerzas armadas a la calle y comenzó la matanza que no cesa.
El reporte de Amnistía Internacional en mención, titulado “Sobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México”, sugiere a la violencia sexual como el “método preferido” durante el arresto de mujeres en el país, donde destaca que “miles de denuncias de tortura presentadas desde 1991 –solamente en 2014 la Procuraduría General de la República recibió 2 mil 403 quejas–, únicamente 15 han concluido en sentencias condenatorias a nivel federal”.
“Amnistía y organizaciones internacionales prodefensa de derechos humanos hacen su trabajo, presionan muy bien a los gobiernos, pero también suelen hacer conclusiones que luego se separan de la realidad y no debemos ser tremendistas nosotros”, añadió el senador.
No es de extrañarse. Aquí en Veracruz también se les olvidó la persecución, acoso y hasta muerte de perredistas en los tiempos del Chirinato, cuando su hoy abanderado, el “gober ansioso” Yunes Linares, era secretario de Gobierno. Al parecer lo que fue el partido de izquierda por excelencia, sólo le queda irse arrejuntando por sobrevivencia con los villanos que combatió en el pasado, porque --según el mito-- tienen memoria de pez.
En una de esas, capaz dicen que no existió la matanza del 68.
EN LO LOCAL: El obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, dijo hace unos días que la entidad parece en un cementerio, en referencia a la gran cantidad de cadáveres que aparecen por todos lados.
“Vemos en los periódicos personas torturadas, asesinadas en los cañales, tiradas en los ríos, pareciera que Veracruz es un cementerio, como un panteón abierto a la luz del día, desgraciadamente si no es un lado es en otro, en la zona centro de Veracruz, en otras partes, lo que lamentamos” (SOL DE CÓRDOBA).
Uno de estos muertes, que permanece impune, fue la de Reynalda Marchena Velásquez, quien murió atropellada precisamente por Patiño Leal.
Los hechos ocurrieron el 13 de agosto de 2009, cuando el sacerdote conducía con exceso de velocidad su camioneta Pathfinder por la carretera de Huatusco, a donde se dirigía para bendecir/inaugurar una clínica del ISSSTE en esa ciudad; perdió el control de su vehículo y lo subió violentamente a la banqueta, hiriendo a 6 personas y dando muerte a Doña Reynalda. Según versión oficial, el obispo se desvaneció mientras manejaba por su condición diabética.
Fue detenido, pero permaneció recluido en los separos solamente siete horas, saliendo de la cárcel bajo fianza al pagar 90 mil pesos.
Sí, efectivamente parece cementerio, con una muertita aportada por el Obispo, para la causa.
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