Ciudad de México.- Los precios de los alimentos se mantendrán bajos en la próxima década y terminará el reciente ciclo de precios al alza; además de que se espera una reducción de 3 puntos porcentuales en el número de personas con hambruna a nivel mundial, coincidieron instancias como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
“La era de los precios altos de los alimentos ha terminado aunque la próxima crisis podría estar a la vuelta de la esquina”, afirmó el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, quien descartó futuros picos tras las medidas adoptadas a raíz de la crisis alimentaria de 2008.
Según el informe conjunto de la FAO y la OCDE sobre Perspectivas Agrícolas 2016 y 2025, la demanda de alimentos crecerá a un ritmo más lento, sobre todo por los menores aumentos de la población mundial y de los ingresos en las economías emergentes. Estos factores, unidos a otros como la acumulación de reservas, el fuerte suministro de alimentos y el abaratamiento de la energía, influirán en ese periodo en los precios de los principales productos básicos, que ya cayeron en 2015.
El análisis, elaborado a partir de los datos de 41 países y doce regiones, apunta que la baja de los precios no será igual para todos los productos. Frente al estancamiento de los cereales, se espera que aumente la demanda de carne, pescado y otros alimentos ricos en proteínas en los países en desarrollo.
El director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, comentó que los agricultores tratarán de producir los alimentos que les reporten más beneficios y consideró que el suministro a nivel local dependerá también de la efectividad de las políticas públicas.
Para satisfacer la creciente demanda, el 80 por ciento del aumento de la producción de alimentos se derivará de las mejoras tecnológicas y de la productividad, y el 20 por ciento se derivará de la extensión del área cultivada. En América Latina, la superficie para cultivos crecerá 24 por ciento en la próxima década, principalmente por la expansión de la soja.
El informe destaca la importancia del comercio internacional para la seguridad alimentaria, en un escenario en el que se espera que la proporción de personas con hambre se reduzca del 11 al 8 por ciento de la población mundial, pasando de 788 a 650 millones de personas en términos absolutos.
Añade que la región de África subsahariana, que representará en 2025 un tercio de la población desnutrida del planeta, deberá importar más alimentos para cubrir la diferencia entre la demanda, que crecerá a una tasa anual del 3 por ciento, y la producción que subirá el 2.6 por ciento anual.
“La era de los precios altos de los alimentos ha terminado aunque la próxima crisis podría estar a la vuelta de la esquina”, afirmó el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, quien descartó futuros picos tras las medidas adoptadas a raíz de la crisis alimentaria de 2008.
Según el informe conjunto de la FAO y la OCDE sobre Perspectivas Agrícolas 2016 y 2025, la demanda de alimentos crecerá a un ritmo más lento, sobre todo por los menores aumentos de la población mundial y de los ingresos en las economías emergentes. Estos factores, unidos a otros como la acumulación de reservas, el fuerte suministro de alimentos y el abaratamiento de la energía, influirán en ese periodo en los precios de los principales productos básicos, que ya cayeron en 2015.
El análisis, elaborado a partir de los datos de 41 países y doce regiones, apunta que la baja de los precios no será igual para todos los productos. Frente al estancamiento de los cereales, se espera que aumente la demanda de carne, pescado y otros alimentos ricos en proteínas en los países en desarrollo.
El director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, comentó que los agricultores tratarán de producir los alimentos que les reporten más beneficios y consideró que el suministro a nivel local dependerá también de la efectividad de las políticas públicas.
Para satisfacer la creciente demanda, el 80 por ciento del aumento de la producción de alimentos se derivará de las mejoras tecnológicas y de la productividad, y el 20 por ciento se derivará de la extensión del área cultivada. En América Latina, la superficie para cultivos crecerá 24 por ciento en la próxima década, principalmente por la expansión de la soja.
El informe destaca la importancia del comercio internacional para la seguridad alimentaria, en un escenario en el que se espera que la proporción de personas con hambre se reduzca del 11 al 8 por ciento de la población mundial, pasando de 788 a 650 millones de personas en términos absolutos.
Añade que la región de África subsahariana, que representará en 2025 un tercio de la población desnutrida del planeta, deberá importar más alimentos para cubrir la diferencia entre la demanda, que crecerá a una tasa anual del 3 por ciento, y la producción que subirá el 2.6 por ciento anual.
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