lunes, 30 de marzo de 2015

Reporte Global

Por Salvador González Briceño*
 
MÉXICO, COLGADO DE EU


Indignante. Tantos años de señalar que a México le falta no un “dirigente” —ni un titular en el estricto sentido del “presidencialismo autoritario”— sino un Estadista en Palacio Nacional (“Los Pinos” debía ser solo la casa residencial), las peticiones sobran. “Ni los veo ni los oigo”, diría Carlos Salinas (1988-1994). Pero eso sí: ¡tantos han ocupado la “silla presidencial” mediante estafas electorales! Al menos tres, de los más vilipendiados: Salinas, el cínico de Felipe Calderón —que reconoció llegar “haiga sido como haiga sido”—, y el también cuestionado Peña Nieto.
Pero tampoco Ernesto Zedillo (hoy empleado de Bill Gates, PRISA, Harvard, y antes de Union Pacific, la concesionaria de los ferrocarriles que ¡él privatizó!) que se dedicó a capotear la crisis de 1995, mucho menos Vicente Fox que dilapidó la oportunidad “democrática” antiPRI. Ningún presidente —¡seis sexenios van!—, se  ha planteado un proyecto de país que pase por la revisión siquiera mínima del libre mercado, del Consenso de Washington y los acuerdos de dominio imperial y control suscritos con Estados Unidos. Nada de eso.
¿El país y sus recursos, los mexicanos y la seguridad nacional? Hay que preguntarle a Fox que con el enemigo en casa, desde San Francisco del Rincón en Guanajuato, el asesino George Bush le declaró la guerra a Irak. O al propio Salinas que firmó el TLCAN con EU y Canadá para llevar a México ¡al primer mundo! O antes a Miguel de la Madrid que se doblegó también ante la Casa Blanca. Qué decir de Calderón que atizó la violencia en el país, con la “lucha contra las drogas” de Richard Nixon, que no sirve salvo para justificar intervenciones militares. Los miles de muertos, desaparecidos y desplazados del calderonismo son la prueba. Más los que se acumulan hoy con un Peña que, por ignorancia, temor o sumisión, sigue igual o a la sombra del salinismo.
¿Y la economía? Estúpidos. Ninguno ha comprendido que el libre mercado es la panacea, ¿y el crecimiento?, ¿y el desarrollo? Sexenios van y vienen con crecimiento del 2-2.5% de PIB. Señal de que los lineamientos del Consenso de Washington, o la sujeción a las políticas de la Reserva Federal son las pruebas del desastre nacional. Porque todo va a parar a las arcas del sistema financiero internacional. De las manos de la elite que se benefició con las privatizaciones, los fondos fueron a parar a la banca internacional.
Ahora en México, el Nobel 2008 de economía Paul Krugman —profesor de Yale, el MIT y Stanford—, primero crítico del monetarismo y neoliberalismo, luego asesor acomodado de los gobiernos de Reagan, Clinton y la empresa Enron que tronó en 2001, si bien no se alineó al sistema tampoco se ve claro que haya influido lo suficiente en las políticas de Estados Unidos y la Reserva Federal encaminen las decisiones hacia el crecimiento vía la recuperación de los salarios y el empleo, contrario a las políticas del sistema financiero como la flexibilización cuantitativa que opera a beneficio de los hombres más ricos del mundo y de las finanzas.
Acá vino, invitado por empresarios organizados (en la Concamin), a decirse “cansado” de esperar “el milagro mexicano”, luego de tres décadas de “liberación del comercio”, porque no se ve el crecimiento económico y eso es “decepcionante” pese a la diversificación de la economía para no depender del petróleo (¡sic!). ¿Pero cómo puede México salir airoso colgado de EU? “Sabe Dios por qué”, dijo Krugman. Bromas, de un pregonero del imperio.

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