Ciudad de México.- Una de las tradiciones más arraigadas en México es la celebración del Día de la Candelaria, donde se acostumbra llevar la imagen del Niño Dios a la Iglesia y después se realiza una convivencia en donde no pueden faltar los sabores dulces o salados de los tamales acompañados de un humeante atole.
Hoy dicho alimento, con base de maíz, es uno de los más codiciados en las mesas de los mexiquenses para cumplir así con una tradición de origen prehispánico relacionado al inicio del ciclo agrícola y al que luego se le agregaron aspectos religiosos.
En vísperas de esta fecha la demanda se incrementa respecto a la venta cotidiana, señaló Felipe Báez, uno de tantos tamaleros de la ciudad, quien comentó que él y su hijo llegan a elaborar de dos mil a tres mil piezas cuando regularmente preparan 200.
Dedicado desde hace más de 15 años a ese oficio, mencionó que el 2 de febrero y el Día de la Virgen de Guadalupe se incrementa el número de pedidos, ya que las personas quieren cumplir con la tradición, de que a quien le salió "el muñeco" oculto en la Rosca de Reyes, tiene que invitar los tamales el 2 de febrero.
Para dar cauce a la demanda tuvieron que iniciar la elaboración de tamales con dos o tres días de anticipación.
Señaló que los sabores más pedidos son: pollo en salsa verde y canarios, aunque pueden hacer de varios estilos e ingredientes tanto dulces como salados, ya que aplican el dicho de que "al cliente lo que pida".
Dentro de la diversidad de tamales se incluyen los de rajas, mole verde y piña, incluso los hay de carnitas o barbacoa y en Navidad las especialidades son de: bacalao y romeritos.
Báez indicó que el proceso de preparación toma más de dos horas y todos los insumos son importantes, aunque él da prioridad a la hoja de maíz que le da una consistencia especial.
Respecto al atole -bebida de leche- con la que se acompaña la degustación de tamales, expresó que tienen varios sabores, desde los clásicos como: arroz con leche, vainilla y chocolate, hasta los de galleta oreo y mandarina.
Hoy dicho alimento, con base de maíz, es uno de los más codiciados en las mesas de los mexiquenses para cumplir así con una tradición de origen prehispánico relacionado al inicio del ciclo agrícola y al que luego se le agregaron aspectos religiosos.
En vísperas de esta fecha la demanda se incrementa respecto a la venta cotidiana, señaló Felipe Báez, uno de tantos tamaleros de la ciudad, quien comentó que él y su hijo llegan a elaborar de dos mil a tres mil piezas cuando regularmente preparan 200.
Dedicado desde hace más de 15 años a ese oficio, mencionó que el 2 de febrero y el Día de la Virgen de Guadalupe se incrementa el número de pedidos, ya que las personas quieren cumplir con la tradición, de que a quien le salió "el muñeco" oculto en la Rosca de Reyes, tiene que invitar los tamales el 2 de febrero.
Para dar cauce a la demanda tuvieron que iniciar la elaboración de tamales con dos o tres días de anticipación.
Señaló que los sabores más pedidos son: pollo en salsa verde y canarios, aunque pueden hacer de varios estilos e ingredientes tanto dulces como salados, ya que aplican el dicho de que "al cliente lo que pida".
Dentro de la diversidad de tamales se incluyen los de rajas, mole verde y piña, incluso los hay de carnitas o barbacoa y en Navidad las especialidades son de: bacalao y romeritos.
Báez indicó que el proceso de preparación toma más de dos horas y todos los insumos son importantes, aunque él da prioridad a la hoja de maíz que le da una consistencia especial.
Respecto al atole -bebida de leche- con la que se acompaña la degustación de tamales, expresó que tienen varios sabores, desde los clásicos como: arroz con leche, vainilla y chocolate, hasta los de galleta oreo y mandarina.
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