Autoridades calculan que el valor de los fármacos prescritos a “mujeres fantasma” supera 2 millones de pesos.
Luego de documentar que médicos usaron a cientos de “mujeres fantasma” para extraer fentanilo de clínicas de Baja California, las autoridades locales dieron parte a la Fiscalía General de la República (FGR) para que ubique a los responsables de esta red ilegal de distribución de estupefacientes.
Una investigación realizada por MILENIO revela que el modus operandi de esta estructura delictiva consistía en emitir recetas a nombre de pacientes con nombres falsos o quienes no vivían en los domicilios referidos, los cuales se encontraban en barrancas o sitios de difícil acceso.
“¿A poco había visto una colonia más pobre que está?”, pregunta un vecino del ejido de Chulavista, en Tijuana. Y tiene razón, las calles de terracería de esta demarcación asentada en los cerros que rodean la urbe fronteriza son subes y bajas como las montañas rusas de los parques de diversiones en Los Ángeles.
Algunas casas son de lámina, rodeadas de mallas ciclónicas, otras son estructuras firmes de cemento y tabique. Hasta estas zonas sólo llegan los políticos en forma de propaganda en muros y carteles.
Desde hace algunos meses, la Fiscalía General del Estado ubicó cientos de viviendas “fantasma”, las cuales forman parte de una trama de tráfico de fentanilo, ketamina y alprazolam, fármacos que pasaron de los anaqueles de la Secretaría de Salud local al “mercado negro”. Las autoridades de la entidad calculan que el valor de los medicamentos suministrados a pacientes inexistentes supera los dos millones de pesos.
La red, operando como "robo hormiga"
Desde 2018 el sector salud de Baja California ha sufrido “robo hormiga” de lotes de medicamentos controlados en Tijuana, Ensenada y Mexicali, por lo que existen tres carpetas de investigación judicializadas.
El primer caso se detectó a finales de 2018, el último año de gobierno del panista Francisco Vega, cuando “desapareció” un lote entero con mil 600 cajas con seis ampolletas cada una. El fentanilo salió de la delegación de Ensenada.
Las autoridades presentaron la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General del Estado que en ese momento encabezaba Guillermo Ortiz, sin embargo, a los pocos meses se frenaron las pesquisas. El actual secretario de salud de la entidad, José Adrián Medina, recordó que esa pesquisa estuvo sepultada durante dos años a pesar de lo escandaloso de la cifra, misma que se reactivó a principios de este año para dar con los responsables.
“Cuando recibimos la administración, revisamos el historial de medicamentos y detectamos que en 2018 desapareció un lote completo de fentanilo en Ensenada. Pero la mayor sorpresa fue que pese a la denuncia se detuvieron las indagatorias”, comentó.
Pero las irregularidades siguieron, incluso en la administración del gobernador de Morena, Jaime Bonilla, época en la que se surtieron cerca de 700 recetas de medicamentos controlados de manera irregular.
En enero de este año, MILENIO reveló el hallazgo de cientos de recetas médicas para surtir fentanilo, efedrina y fenobarbital, algunos de los precursores de drogas más codiciados por los cárteles del narcotráfico.
De acuerdo con un voluminoso expediente al que tuvo acceso este medio, tan solo dos médicos de la entidad emitieron 101 recetas de estas sustancias psicotrópicas entre 2019 y 2021. De éstas, 72 fueron expedidas por la doctora Luz Elena Aburto y 29 por el doctor Alfonso Romo. Todas fueron entregadas por el químico farmacéutico Iván Velasco.
Médicos suspendidos tras el hallazgo
Al respecto, el fiscal General del Estado de Baja California, Ricardo Iván Carpio, indicó en entrevista que estos funcionarios fueron separados de sus cargos y actualmente colaboran con las autoridades para develar la estructura criminal.
El hallazgo constituye apenas la punta del iceberg de una investigación gubernamental sobre “un robo hormiga” de medicamentos controlados ocurrido durante la pasada administración.
La mayoría de las prescripciones fueron surtidas en la farmacia del Hospital Materno Infantil de Tijuana, principalmente a embarazadas, a quienes habían tenido labores de parto o a mujeres que acudieron para realizarse un aborto.
Sin embargo, la incertidumbre del destino y de la operación de esta red se amplió, pues las pacientes no existen, las direcciones son incorrectas, lo que complica aún conocer el destino y el uso que se le dio a los fármacos.
MILENIO hizo un recorrido por algunas de las direcciones marcadas en las recetas a las que se les surtió fentanilo, como fue el caso de la que tiene el folio 17, a nombre de Miriam López Sánchez, con domicilio Huitzilac D, anexa Morelos y que le surtieron cinco cajas de fentanilo.
Al acudir al lugar, se dio cuenta no solo que la numeración no existe, sino que es un parque en el que evidentemente no vive una persona. En el folio 4, para Giselle del Rosario Rocha Castillo con dirección Cañón Victor, Colonia del Camino Verde 22190, donde tampoco existe la numeración y en su lugar solo hay una barranca.
Otra más, ubicada en Pico de Orizaba 2205 es un terreno baldío, donde “no les suena” sí vivió María Gabriela Aparicio Rivera. El secretario de Salud del estado, José Adrián Medina, reconoció la existencia de pacientes “fantasma” y pidió a la fiscalía llegar hasta las últimas consecuencias en el caso.
“Los domicilios realmente no existían, los nombres eran ficticios, eso nos está llamando mucho la atención y es por eso que se pidió reactivar las pesquisas para llegar hasta las últimas consecuencias”, dijo.
Al respecto el fiscal general, Ricardo Iván Carpio, señaló que varias de las pacientes que han sido entrevistadas por sus peritos refieren que “a ellas no se les aplicó el medicamento, otras que en la fecha marcada ya estaban dadas de alta, incluso hay salidas de almacén sin receta, pero sí registro de salidas”.
Hasta el momento la principal línea de investigación es que el destino de los fármacos tuvo como destino el “mercado negro” de hospitales clandestinos para tratamientos de belleza. Aunque no descartan que “por una tercera mano” algún cártel haya comercializado los medicamentos por los altos réditos económicos que generan.
“Nos interesa mucho saber el destino de este fentanilo, saber quiénes participaron, cuál fue el propósito, la utilidad ilícita, la utilidad obtenida y quién se las proporcionó. Es muy importante ver estos matices. Es muy dañino que estén en las calles estos compuestos médicos, porque la salud es muy importante, porque hay una norma que regula los nosocomios, las clínicas estéticas, pero por otro lado sabemos que pueden tener un uso para fármacos independientes que es nocivo para la salud. El fentanilo en pocas cantidades puede acabar con la vida de una persona”, detalló el fiscal.
El fiscal central de Baja California, Rafael Orozco, reveló que existe una coincidencia entre la sustracción de los fármacos y el aumento del consumo en las calles.
“Este robo se advierte cuando se empieza a detectar el tráfico de fentanilo exponencialmente en todo el país, pero concretamente en el corredor de Sinaloa a Tijuana, entonces sí coincide el tema de más defunciones por fentanilo, más sobredosis por fentanilo, más intoxicación por fentanilo, pero también coincide con el boom del tráfico de esta sustancia en el país, aunque no podemos achacarlo únicamente a esta situación”.
Por ello, indicó, dieron parte a la Fiscalía General de la República para que den con los responsables de la red de distribución de fentanilo en este corredor. Mientras que el sector salud, su titular reveló que han aumentado los sistemas de control de entrega de medicamentos controlados, para evitar fugas y robos como en las administraciones pasadas, que no solo lo permitieron, hasta lo consintieron.
Muertes por sobredosis
Durante la pandemia en Estados Unidos se registró la tasa más alta en su historia de muertes por sobredosis, 100 mil 306 casos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en el periodo de 2020-2021.
Miles tuvieron como causa el consumo de fentanilo, la droga de moda no solo entre adictos, sino entre los cárteles de la droga por su fácil adquisición, distribución –hasta en servicios de paqueteria– y grandes ganancias. De acuerdo con la secretaría de la Defensa Nacional, un kilo de fentanilo alcanza un valor en el mercado negro de hasta 8 millones 349 mil pesos.
Mientras que la DEA estima que un kilo de fentanilo en China tiene un precio de hasta 5 mil dólares y alcanza hasta 24 kilos al cortarlo con talco o cafeína. Cada kilo puede venderse al por mayor en 80 mil dólares y en las calles alcanza 1,6 millones de dólares.